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Historia viva de una Iglesia y su pueblo

La Iglesia Matriz está emparentada con el desarrollo de la ciudad y del país
Fachada de la Catedral Metropolitana / F. Gutiérrez

En más de 200 años, la Catedral ha sabido de construcciones, derrumbes, refacciones y hasta bombardeos durante las invasiones inglesas. En su interior residen grandes obras artísticas, están enterradas grandes personalidades de la historia de nuestro país, pero sobre todo un lugar donde se profesa la fe de mucha gente.

Un proyecto a largo plazo

La historia de la Catedral se remonta a 1726 cuando Don Bruno Mauricio de Zabala, en ese momento Gobernador del Río de la Plata, pidió a las Misiones Jesuíticas 2.000 indios tapes para fortificar la futura ciudad de Montevideo. Con los indios tapes vienieron dos sacerdotes jesuitas y esto da origen a la primera construcción, una capilla de piedra con techo de tejas. Esta capilla, ubicada en lo que hoy es la intersección de las calles Piedras y Zabala, ofició de Matriz hasta 1740.

Ya en 1730 se había comenzado a edificar la Iglesia Matriz, en lo que hoy son las calles Ituzaingó y Sarandí, en el lugar que ocupa la actual Catedral. Esta Iglesia quedó terminada en 1746, pero en 1788 se desplomó la construcción. Se trasladó entonces la Matriz a lo que hoy es la esquina de Rincón e Ituzaingó, ubicación de la capilla de los padres jesuitas, lugar que funcionaba como depósito de artillería.

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De la primera piedra al arzobispado

El cura párroco, Juan José Ortiz, el día 20 de noviembre de 1790 bendijo y colocó la piedra fundamental de lo que con el tiempo sería la Catedral Metropolitana de Montevideo. Antes había debido viajar tres veces a Buenos Aires para conseguir los permisos del proyecto con el Obispo local. En ese momento Buenos Aires era la capital del Virreinato, y la Iglesia de toda la Banda Oriental dependía del Obispo de Buenos Aires.

Dificultades de todo tipo, sobre todo económicas, hicieron que la inauguración se produjera recién el 21 de octubre de 1804. Fue consagrada por el Obispo de Buenos Aires, Benito de Rue y Riega, y entre los sacerdotes asistentes estaban el párroco de la Matriz, Juan José Ortiz, el Pbro. Pérez Castellano, el Pbro. Dámaso Antonio Larrañaga (futuro párroco), y el Pbro. Juan Francisco Larrobla, entre otros.

La Catedral está ligada a la historia de la ciudad y de la patria toda. Sin ir más lejos, en 1805 contrajeron allí matrimonio Don José Gervasio Artigas y Doña Rafaela Villagrán y fue el Pbro. Dámaso Antonio Larrañaga quien presidió la ceremonia. Algunos años después, durante las invasiones inglesas, la Iglesia Matriz se convirtió en hospital de sangre y mucha gente fue sepultada en el atrio y sus alrededores.

El 18 de julio de 1830 se celebró el “Te Deum” con motivo de la Declaratoria de la Independencia y el mismo año la Iglesia oriental se separóa de la diócesis de Buenos Aires; en dos años se convirtió en Vicariato Apostólico, cuyo primer Vicario fue Dámaso Antonio Larrañaga. En 1848 murió el Pbro. Larrañaga y su velatorio en la Catedral sirvió de tregua entre los dos bandos de la Guerra Grande, tal era el lugar que ocupaba el vicario en la vida del país.

En 1858 se revocaron la fachada y la cúpula, trabajos que estuvieron a cargo del arquitecto italiano Bernardo Poncini. Por su parte, el reloj que está en la torre sur, y que tiene dos esferas, fue inaugurado el 25 de diciembre de 1861.

En 1870 se le confirió el título de Basílica Menor. Y el 13 de julio de 1878, al ser nombrado primer Obispo uruguayo Monseñor Jacinto Vera por el Papa Pío IX, fue elevada a Catedral. El 19 de abril de 1897 se la designó como Basílica Metropolitana, al nombrarse las diócesis sufragáneas de Salto y Melo. El primer Arzobispo fue Monseñor Mariano Soler.

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El siglo XX y las reformas

Sobre mediados del siglo XX la Catedral debió ser restaurada profundamente. Dicha intervención se realizó entre los años 1941 y 1963, a cargo de los arquitectos Ruano (que se dedicó a la fachada) y Armas (que consolidó la bóveda, rehízo la cúpula y la capilla del Santísimo). Para la fachada se le encargó al escultor José Belloni varias figuras, como la de la Inmaculada Concepción y los patronos San Felipe y Santiago, así como el relieve del tímpano con la escena “Tú eres Pedro”.

En la segunda mitad del siglo XX y principios del siglo XXI, la Catedral Metropolitana ha sido lugar de celebración de muchas fiestas de nuestra Iglesia. Por ejemplo, en 1959 se recibió allí al recién nombrado Cardenal Antonio María Barbieri. Así sucedió nuevamente en el año 2015, cuando el Arzobispo Daniel Sturla fue creado Cardenal por el Papa Francisco.

En 1978 Monseñor Carlos Partelli presidió, desde un altar armado sobre los escalones del atrio, la Misa por el centenario de la Diócesis de Montevideo. En 1987 recibió la visita del Papa Juan Pablo II. Ya en 1999, cuando Monseñor Nicolás Cotugno era Arzobispo, la Intendencia de Montevideo devolvió a la Catedral las imágenes coloniales de San Felipe y Santiago que desde hacía tiempo estaban expuestas en el Museo del Cabildo. El año 2004 se celebró el Bicentenario de la Consagración de la Iglesia Matriz.

Son muchos los clérigos y laicos que marcaron la historia uruguaya y cuyos restos reposan en la Catedral Montevideo. Mons. Dámaso Antonio Larrañaga, Mons. Jacinto Vera, Mons. Mariano Soler, Mons. Yeregui, Mons. Juan Francisco Aragone, Mons. Antonio María Barbieri, Mons. Carlos Parteli y Mons. José Gottardi.

Los restos de Juan Antonio Lavalleja, Fructuoso Rivera, Venancio Flores y Joaquín Suárez también descansan en la Catedral de Montevideo. Desde 1997 también se encuentran en la Matriz los restos de Francisco Bauzá. Asimismo, desde el 2011, se encuentra en el baptisterio una urna con las reliquias de las beatas Dolores y Consuelo Aguiar Mella.

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Esta pequeña síntesis sirve de introducción a una historia que se sigue construyendo porque, como lo hizo en el pasado y lo hace en el presente, la Catedral Metropolitana es el eje de la vida de la Iglesia de Montevideo. Agradecemos al Maestro escultor Ramón Cuadra por la colaboración en este artículo, de su libro Iglesia Matriz - Catedral de Montevideo, del año 2005, es que extraemos mucha de la información.

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