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Centros solidarios: un nuevo inicio

El hogar Cardoner, el centro Kolping, la casa San Marcos Ji o el hogar Lo de Carlo, son algunos nuevos proyectos que durante 2023 abrieron sus puertas para lograr transformar vidas.
En Cardoner se enseña un oficio para colaborar su reinserción en la sociedad. Fuente: R. Fernández

Octubre de 2022. Pablo Rosa y Silvia Carro ya se conocían por su actividad en la pastoral penitenciaria y diversas actividades en la parroquia San Ignacio de Loyola. También los une una profunda amistad.

En ese entonces, le pidieron una reunión al P. Marcelo Coppetti, ecónomo de la arquidiócesis. La propuesta era clara: contarle acerca del proyecto que habían presentado ante el Ministerio de Desarrollo Social sobre un centro de reinserción social y laboral. Su respuesta también lo fue: “Ustedes creen que la Iglesia tiene lugares vacíos, esperando que alguien presente un proyecto, ¿no? Le preguntaré a alguna congregación, pero es difícil”.

“El P. Coppetti es una persona de mucho humor, pero entendíamos que estaba en lo cierto. Con la certeza de que, de nuestra parte, habíamos puesto todo, nos dimos la vuelta y fuimos hasta la Catedral a rezar y a agradecer. Como ya se palpitaba la beatificación de Jacinto Vera, también pusimos nuestras intenciones a los pies de Jacinto, y nos fuimos”, recordaba Pablo (45), coordinador del proyecto, durante junio.

La inauguración del hogar Cardoner fue en agosto, con el ingreso de los primeros cuatro exreclusos. Para diciembre, ya están operativos con sus veinte residentes. No obstante, no fue el único hogar que abrió sus puertas para colaborar con la reinserción social y laboral de personas que estuvieron privadas de libertad o que padecieron algún consumo problemático de drogas.

Cardoner: el pan de cada día

Es clara la importancia de darle nombre a las cosas. Además de ser una costumbre tan cotidiana como naturalizada, en la Biblia se nos narra cómo Dios le dio control al hombre sobre su propia Creación, otorgándole el derecho a ponerle nombre a todas las cosas (Gn 1-2).

Para la obra se contrató a personas que hubiesen pasado por otros programas de reinserción social. Fuente: R. Fernández

Precisamente, este nuevo proyecto también encontró su identidad en una imagen. “Cardoner es el río que San Ignacio, cuando subía de Manresa, cruzaba para ir a la Iglesia San Pablo. Él mismo cuenta en su biografía que ahí fue donde tuvo esa visión de Cristo que le abrió el conocimiento, y a partir de eso vio nuevas todas las cosas. Esa es la clave del hogar: que el Cardoner sea la herramienta para ver nuevas todas las cosas, incluso su vida”, explica su coordinador.

De acuerdo con Pablo, el balance de estos primeros meses de recorrido es altamente positivo: “Antes el Cardoner era un proyecto, una obra a futuro. Hoy es una realidad. Ya podemos ver ese pan vivo que da frutos. Por ejemplo, los alimentos que se producen acá no solo son para el consumo de ellos, sino que se reparten por la zona. Es el pan que se parte y se reparte; donamos a la olla San Pedro, a la olla San Ignacio, a la comunidad de la parroquia San Cayetano, y todo eso dentro de un proceso de conversión. Está bueno que tengan actitudes solidarias para apoyar a personas que están en la misma situación en la que estaban ellos hace unos meses. Son cosas que nos impulsan. Somos testigo de ese cambio y que el amor los transforma”.

Kolping: tres décadas de cambios

En el mismo mes de agosto, en el marco de un convenio entre el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) y la Fundación Kolping, se inauguró el Centro Kolping, un dispositivo veinticuatro horas pensado para el abordaje integral de familias que se encuentran en situación de egreso del sistema de atención a situación de calle.

Antonio Silva es el director ejecutivo del centro, y pertenece a la organización hace 22 años. Fuente: R. Fernández

Kolping es una organización cristiana, de origen católico, fundada por un sacerdote alemán a mediados del siglo XIX. Es desarrollada alrededor del mundo principalmente por laicos, aunque existe la figura de un asesor eclesiástico. La creación del Centro Kolping marcó un hito dentro del trabajo de Kolping Uruguay, institución surgida en 1985 y que conforma la obra Kolping Internacional.

“La idea nace en la pandemia. Era muy complejo mantener el hotel y la gente que allí trabajaba. Surgió la oportunidad de ingresar como hotel contratado por el Mides para el área de protección social y con el paso del tiempo presentamos un proyecto en el ministerio para cambiar de hotel a centro de salida”, afirmó Antonio Silva, director ejecutivo del centro, durante su presentación. “Esa idea la presentamos en el Mides, y después de un cierto tiempo de maduración, y el interés del ministerio se concretó. Surge del esfuerzo por cumplir más aún la misión de Kolping y también de un análisis de la viabilidad a futuro del hotel”, complementó.

“Es interesante ver cómo Kolping sigue vigente, con las mismas problemáticas pero con diferentes componentes”

Antonio Silva

Pero si algo ha marcado un verdadero mojón dentro de la organización ha sido la transformación del Hotel Kolping en un centro Kolping, que atiende mujeres en situación vulnerable, muchas de ellas víctimas de violencia, en un convenio con el Mides. “Era un lugar para eventos y reuniones, y se convirtió en un centro de atención. Ha sido un cambio de paradigma para la organización, y no solo acá en Uruguay, sino a nivel general”, confirmó Silva, integrante de la organización desde hace veintidós años.

 

San Marcos Ji: el desafío de perseverar

A principios de diciembre abrió sus puertas un nuevo centro, en este caso de asistencia para jóvenes que padecen TUS (trastorno por uso de sustancias). El perfil de quienes residen en la nueva casa San Marcos Ji son hombres mayores de edad, que culminaron su proceso en comunidad terapéutica y que buscan una ayuda para lograr reinsertarse en la sociedad.

Junto con Inés Olivera, otras personas también colaboraron con su apertura. Fuente: R. Fernández

Inés Olivera (65), fundadora de la iniciativa, no ocultó su alegría durante la inauguración: “¡La emoción es inmensa! Tantas caras conocidas de aquellos que nos acompañaron en la construcción y realización de todo esto, como voluntarios que también son adictos en recuperación. Ya estoy jubilada e hice previamente un curso de operadora terapéutica en drogas, y apenas terminó la pandemia me ofrecí a trabajar junto con el padre Pablo Coímbra en la parroquia de Guadalupe. Hablando con él, le pregunté qué hacía la Iglesia con el tema de las adicciones, y él me dio a conocer la obra de la Fazenda de la Esperanza. Ahí conocí su familia, que no es solamente la Fazenda como comunidad terapéutica sino los grupos Esperanza Viva. Conversando con ellos vimos que había que sacar el proyecto adelante”.

De acuerdo con Olivera, San Marcos Ji plantea una propuesta esencialmente diferente. “No queremos que sea una comunidad terapéutica más, esto es una casa asistida. Esto quiere decir que es un lugar en el que ellos entran y salen con absoluta libertad, y también tienen que dar cuenta de lo que hacen en su jornada, como ocurre en cualquier familia. Somos una familia y así queremos que sea. Queremos que todo esté hecho con cariño y con amor, con Jesús en el medio”, sostuvo.

“Queremos que todo esté hecho con cariño y con amor, con Jesús en el medio”

Inés Olivera

Lo de Carlo: una historia de superación

La historia de Gabriel Camilo (62) no fue nada sencilla. Cometió delitos y estuvo aislado en una celda de máxima seguridad del Penal de Libertad. Se alejó de su familia y perdió tiempo valioso para compartir con sus hijas. Pasó frío y tuvo hambre. Pero la vida le entregó una segunda oportunidad.

Gabriel Camilo es ejemplo de resiliencia y fe. Fuente: R. Fernández

Actualmente lidera la organización “Nuestros hijos nos esperan”, una ONG que utiliza la literatura infantil para trabajar con personas privadas de libertad y liberados. Su sede se ubica en Canelones, en un establecimiento llamado Lo de Carlo, en homenaje a Carlo Acutis. La idea de utilizar el nombre del beato millennial fue de María Beer, quien lidera la fundación.

“El hogar Lo de Carlo funciona en el ex Centro Agrario de Progreso, y tiene lugar para veinticinco personas. Allí se les ofrece alojamiento, comida y talleres como carpintería y herrería”, detalla María José Carrau, licenciada en trabajo social y secretaria de la Pastoral Social de la arquidiócesis.

Según comenta Carrau, la iniciativa tiene por finalidad “acompañar en el preegreso, ayudando a las personas a sanar, para poder reinsertarse en la sociedad y la familia. El objetivo es fomentar en las personas una predisposición para contribuir, en lugar de simplemente recibir. Además de participar de talleres y el mantenimiento del centro, se los acompaña en la inserción laboral y el desarrollo de emprendimientos”.

 

Por: Leandro Lia

Redacción ICM

Estado de situación

El Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) se compone de veintiséis unidades en todo el país y un Centro de Ingreso, Diagnóstico y Derivación (CIDD) ubicado en Montevideo.

En febrero, el Ministerio del Interior presentó los datos correspondientes al año pasado. Específicamente hay 14.503 personas privadas de libertad, según valores de diciembre de 2022. En comparación al 1º de marzo de 2020, se incrementó la cantidad de reclusos en 2.714.

Asimismo, el ministerio afirma que en el año pasado se disminuyó la cantidad de muertes en cárceles y, específicamente, de homicidios, suicidios y fallecimientos por patologías, con respecto a 2021.

Durante 2022, 4.500 personas participaron de actividades educativas formales y no formales, mientras que 4.826 realizaron actividades laborales. En tanto, el Programa Nacional de Actividad Física, Deporte y Recreación (Pronader) del INR contó con la participación de 6.200 reclusos.

Comentarios(2)

  1. maria del rosarioo says

    muy buena iniciativa no digan que la iglesia catolica no trabaja por muchas iniciativas mas!!!

  2. Adriana Chiesa says

    Es muy alentador y fuente de Esperanza conocer toda esta entrega a otros seres humanos…que en este CAMINO conocan quien es Jesús el Cristo.🙏🙏🙏

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