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Hogar Kolping: salir al encuentro

Este lunes 21 de agosto, en el marco de un convenio entre el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) y la Fundación Kolping, se inauguró el Centro Kolping, un dispositivo 24 horas, pensado para el abordaje integral de familias que se encuentran en situación de egreso del sistema de atención a situación de calle.
Fachada del Centro e Instituto Kolping. Fuente: R. Fernández

El hecho supuso un hito en el trabajo de Kolping Uruguay, una organización que nació en 1985 y es parte de la Obra Kolping Internacional, fundada por un sacerdote alemán, a mediados del siglo XIX.

En este número, además de adentrarnos un poco más en este nuevo centro, hacemos un repaso del trabajo de Kolping en nuestro país, cómo está organizado y cómo se visualiza el trabajo a futuro, de la mano de su director ejecutivo, Antonio Silva.

Un camino de más de tres décadas

Hace 38 años nacía Kolping Uruguay, parte de una obra que se extiende en más de 60 países alrededor del mundo y cuenta con unos cuatrocientos mil miembros, en su gran mayoría laicos. En nuestro país son aproximadamente mil y están presentes en siete departamentos.

Bajo el paraguas de la organización, en Uruguay, funcionan la Fundación Kolping —que se dedica principalmente a los proyectos sociales—, y las familias Kolping — que a sus vez son una organización en sí mismas, que participan más del carisma Kolping, de la organización y la manera de hacer comunidad—. Entre estas últimas, hay en el área metropolitana y en el eje de la ruta 5 —Florida, Durazno, Tacuarembó y Rivera—. Cuentan con su propia organización, su forma de reunirse y apoyarse, y con algunos pequeños proyectos sociales, que suelen realizarlos en las parroquias donde se reúnen. También algunos de ellos son catequistas y trabajan en sus respectivas comunidades parroquiales.

En este sentido, uno de los mayores desafíos de la organización es velar por las familias Kolping que viven el carisma de la organización y acercar a los jóvenes a esta realidad.

El trabajo social

A su vez, existe el trabajo de la fundación. Por ejemplo en escuelas de capacitación, denominadas ECA. Son escuelas de educación no formal, reconocidas por el MEC y funcionan en el Instituto Kolping —con algunos cursos privados, pero la mayoría a través del financiamiento del Inefop, que contrata a Kolping como brazo ejecutor de políticas públicas de formación—.

Pero el trabajo de la Fundación Kolping se desarrolla en varias áreas sociales. Por ejemplo, la que trabaja dentro de las cárceles con capacitaciones en las unidades penitenciarias. Esto se realiza con fondos de la propia fundación y con una pequeña ayuda de la diócesis alemana de Passau (que funciona como " diócesis madrina" de Uruguay). Este trabajo se ha ido consolidando con el paso del tiempo, y a raíz de esa consolidación ha podido conseguir también fondos públicos — también a través del Inefop—, para capacitar personas privadas de libertad. Por estos cursos —que incluyen electricidad, panadería, repostería, aire acondicionado y gastronomía— han pasado trescientas cincuenta personas en los últimos cinco años, tanto en centros de reclusión de Montevideo, como del interior.

Antonio Silva es el director ejecutivo del centro, y pertenece a la organización hace 22 años. Fuente: R. Fernández

También la fundación trabaja —tanto a nivel carcelario, como fuera de él— con la denominada metodología Escuela de Espere (que en Uruguay Cáritas y otras organizaciones también utilizan). Las Escuelas de Perdón y Reconciliación (Espere) son una metodología vivencial donde los participantes llevan a cabo un proceso personal de perdón y reconciliación, que les permite identificar y aliviar posibles consecuencias de situaciones experimentadas de ofensa o agresión en su vida cotidiana. Kolping trabaja con esta metodología en la Fazenda de la Esperanza, en Montevideo, y dentro del sistema carcelario, en la cárcel de Las Rosas, en Maldonado. Este trabajo es realizado por voluntarios preparados en la metodología. En este sentido, Kolping también forma parte de la pastoral penitenciaria, tanto a nivel diocesano como nacional.

A su vez, con la Junta Nacional de Drogas trabajan en el dispositivo Ciudadela y con el Mides hay contratado técnicos para el área de protección social, acompañamiento de familias y familias que egresan del sistema a un programa estatal de apoyo a la vivienda (son técnicos de Kolping, pero trabajan para el Mides).

Un nuevo inicio

Pero si algo ha marcado un verdadero mojón dentro de la organización ha sido la transformación del Hotel Kolping en un centro Kolping, que atiende mujeres en situación vulnerable, muchas de ellas víctimas de violencia, en un convenio con el Mides. “Era un lugar para eventos y reuniones, y se convirtió en un centro de atención. Ha sido un cambio de paradigma para la organización, y no solo acá en Uruguay, sino a nivel general”, nos dice Antonio Silva, quien está en la organización desde hace 22 años y actualmente es su director ejecutivo.

“La idea nace en la pandemia. Era muy complejo mantener el hotel y la gente que allí trabajaba. Surgió la oportunidad de ingresar como hotel contratado por el Mides para el área de protección social y con el paso del tiempo presentamos un proyecto en el ministerio para cambiar de hotel a centro de salida”, añade. Explica que “esa idea la presentamos en el Mides, y después de un cierto tiempo de maduración, y el interés del ministerio se concretó. Surge del esfuerzo por cumplir más aún la misión de Kolping y también de un análisis de la viabilidad a futuro del hotel”.

El proyecto era transformar el lugar en un centro en el que mujeres y madres solas pudiesen vivir, donde se podría realizar un trabajo de apoyo con técnicos, capacitación e inserción laboral y por tanto ser un centro de egreso.

“Es interesante ver cómo Kolping sigue vigente, con las mismas problemáticas pero con diferentes componentes, que hace ciento sesenta años”

Antonio Silva

En cuanto a la población que atiende, se trata de mujeres y madres solas con hijos —niños, niñas y adolescentes, hasta los 18 años—. La población la deriva el Mides con la idea de capacitarlas e integrarlas laboralmente. Trabajan con un equipo técnico contratado, con una psicóloga que es la directora del proyecto y es acompañada por técnicos (dos asistentes sociales y dos psicólogos más, un maestro y educadores sociales). El equipo fue contratado específicamente para esta tarea.

En la actualidad hay más de ochenta personas entre madres e hijos, con una variedad de situaciones de vida. “Aquí se les da apoyo escolar, trabajos, dinámicas. La idea es que sea parte del mismo proceso de reinserción. El proyecto comienza siendo por un año. Cada familia tiene su lugar y ocupa una de las habitaciones que eran de hotel; esto les da sentido de intimidad y de lugar propio”, analiza Silva.

En este aspecto, no solo el lugar del hotel sufrió una transformación, también el personal debió vivir una reconversión laboral, pero se pudo conservar íntegramente. “Las personas alojadas tienen pensión completa (desayuno, almuerzo, merienda y cena)”, recuerda el director ejecutivo de Kolping.

Mirando al futuro con raíces en la historia

Para Kolping todo estos cambios exigieron afrontar nuevos desafíos, nuevas problemáticas, pero también nuevas perspectivas. Antonio Silva explica que esta nueva etapa de la organización “intenta responder al llamado del papa Francisco, acercarse al que más necesita y trabajar en todas esas realidades”.

Hace poco tiempo, Silva estuvo en Alemania para una reunión de la organización a nivel internacional. De esa experiencia lo impresionó mucho la figura de Adolfo Kolping y su obra.

“Kolping es una organización cristiana, de origen católico, fundada por un sacerdote, y llevada adelante, alrededor del mundo, principalmente por laicos (aunque existe la figura de un asesor eclesiástico)”, comenta.

“Es interesante ver cómo Kolping sigue vigente, con las mismas problemáticas pero con diferentes componentes, que hace ciento sesenta años. La población que queda fuera del circuito o el sistema laboral: al comienzo, la gente que quedaba fuera del sistema de la revolución industrial y Kolping iba a ellos; ahora pasa lo mismo con la revolución digital, mucha gente que queda afuera del sistema y debemos ir a ellos”, afirma.

 

Por: Camilo Genta

Redacción Entre Todos

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