2

Montevideo tiene un nuevo sacerdote: Sebastián Alcorta

El joven agradeció a Dios y a la Iglesia por el regalo grande e inmerecido de su vocación
Mons. Pablo Jourdan y el P. Mathías Soiza colocan las vestiduras al Padre Sebastián Alcorta /F. GUTIÉRREZ

Tiene 31 años, fue a la escuela pública, estudió Administración de Empresas y trabajó. Tiene una hermana y dos hermanos, cuatro sobrinos y decenas de amigos. Desde ayer es sacerdote, el más reciente de la Arquidiócesis de Montevideo.

Se llama Sebastián Alcorta pero para todos es Cheba: para los de la Parroquia de San Juan Bautista (Pocitos) donde sirve, para los amigos de la Fraternidad Contemplativa María de Nazareth, para los compañeros de Nazarenos Fútbol, para los chicos que acompaña a través de la Vicaría de Jóvenes y para sus hermanos sacerdotes, que ayer concelebraron en una ceremonia en la Catedral Metropolitana, presidida por el Card. Daniel Sturla.

Fueron varios los obispos que quisieron estar presentes: Martin Krebs (Nuncio Apostólico en Uruguay), los auxiliares de Montevideo Pablo Jourdan y Luis Eduardo González, el emérito de Montevideo y fundador de la Fraternidad -Nicolás Cotugno-, Jaime Fuentes (el titular de Minas) y Raúl Scarrone, emérito de Florida.

Un amigo de Sebastián fue quien leyó el guión de la ceremonia. Dos amigas y un amigo se encargaron de las lecturas y el salmo. El coro fue convocado por el Ministerio de Música de la Arquidiócesis y quien presentó al candidato (así se hace en estas ocasiones) fue Mons. González, rector del Seminario Cristo Rey.

Un día de alegría

“¡Qué bien acompañado que estás, por tantos hermanos, seminaristas, obispos!”, comenzó el Card. Sturla en su homilía. Aseveró que era un “día de alegría para toda la Iglesia en Uruguay” y en especial en Montevideo.

Las palabras del Arzobispo fueron dirigidas directamente a Sebastián, en segunda persona. Fue como una charla de un padre con su hijo (de un obispo con un sacerdote) pero ante cientos de espectadores. Primero se refirió al Evangelio del día y al mandato de Jesús de hacer cosas que parecen imposibles, pero que no lo son porque su gracia actúa en los corazones dóciles y humildes. “Un sacerdote es un hombre pecador”, recordó, marcando la importancia de acudir al perdón y la benevolencia divina.

El Card. Sturla impone sus manos sobre Sebastián Alcorta /F. GUTIÉRREZ

El Card. Sturla impone sus manos sobre Sebastián Alcorta /F. GUTIÉRREZ

El Arzobispo no escapó al contexto mundial, justo cuando en el Vaticano culmina una cumbre sobre abusos contra menores en el seno de la Iglesia. “Te ordenás sacerdote en estos días en que la Iglesia está en los medios no por sus obras buenas (...), sino por todo lo contrario, por los pecados que llenan de vergüenza el rostro de la Iglesia”. “A tu humanidad llega hoy la gracia del sacerdocio”, agregó luego.

Le aconsejó vivir bien las virtudes humanas básicas como la sinceridad, la honestidad y la solidaridad, pues ahí se encuentra la base de la transparencia y porque, sin ellas, “no hay espiritualidad auténtica”.

“No sos un funcionario de la Iglesia sino siempre y en todas partes sacerdote”, le dijo luego. El Cardenal lo miraba a los ojos y Sebastián, desde su silla, asentía y sonreía. “Sos ordenado en esta Iglesia. De dolor y de pecado, de alegría y misión. Sos ordenado para el pueblo de Dios. Que puedas vivir hoy y cada día tu lema del sacerdocio: Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador”.

Sacerdote para siempre

El rito de ordenación siguió con la manifestación libre por parte de Sebastián de ser ordenado sacerdote. Luego se postró en el suelo, boca abajo, mientras todos entonaron las letanías de los santos. En este canto se invoca a varios católicos ejemplares y se les pide que acompañen al candidato en su vocación. El encargado de guiarlas fue el P. Luis Ferrés, sacerdote y músico, que aún no ha cumplido el año de ordenado.

El P. Luis Ferrés entonó el canto de las letanías de los santos /F. GUTIÉRREZ

El P. Luis Ferrés entonó el canto de las letanías de los santos /F. GUTIÉRREZ

Luego vino el momento crucial: la imposición de manos y plegaria. El primero fue el Cardenal, y luego cada uno de los padres presentes hicieron lo mismo, pidiendo la intercesión del Espíritu Santo. Después los papás de Sebastián acercaron la estola y casulla (vestimentas que usa el sacerdote en la Misa) y le dieron un abrazo apretado. Mons. Jourdan y el P. Mathías Soiza lo ayudaron a revestirse, también emocionados.

Las manos de Cheba fueron ungidas mientras el coro entonó “Tú eres sacerdote para siempre, mediador entre Dios y los hombres”. Nada más apropiado. La hermana del joven, con su marido y cuatro hijos, acercaron al altar la patena y el cáliz. El Cardenal dijo la oración correspondiente y se quebró de emoción, teniendo que hacer una breve pausa antes de terminarla. Después fue el abrazo entre el sacerdote y su obispo, un encuentro que fue mucho más que un gesto. Mientras los demás obispos y padres le daban también su bienvenida en un abrazo, las lágrimas de alegría se le saltaban a varios.

La Misa continuó como es habitual. El nuevo sacerdote ocupó un lugar en el presbiterio, justo al lado de “Monse”, como llama a Nicolás Cotugno.

Gracias a Dios y a la Iglesia

Al hacer uso de la palabra, el nuevo padre agradeció especialmente a Dios, que lo creó y eligió. A su familia, a la Iglesia entera y de modo particular a todas las comunidades que lo han acompañado: María Auxiliadora-Talleres, Ntra. Sra del Huerto, la Fraternidad, Catedral, Lourdes, María Reina, Paso de la Arena, Manga, Aires Puros, Cursillos de Cristiandad, Movimiento Castores y las parroquias de Batlle y Varela.

Mencionó al Seminario Cristo Rey, a los sacerdotes y sus formadores, a sus compañeros y a la Facultad de Teología. Agradeció el regalo del diaconado y se detuvo especialmente en la parroquia San Juan Bautista: la comunidad, el párroco Robin, los padres Ernesto, Álvaro y Mathías, a quien llamó su “hermano mayor en el ministerio”.

Alicia y Tabaré, padres de Sebastián. Él es diácono permanente /F. GUTIÉRREZ

Alicia y Tabaré, padres de Sebastián. Él es diácono permanente /F. GUTIÉRREZ

“El sacerdocio es un regalo tan grande e inmerecido, que me trasciende totalmente. Gracias por sumarme a este gran equipo de sacerdotes”, agregó. Se refirió al Arzobispo como a un “padre-obispo” muy cercano y enamorado, que enseña y contagia. “Aquí tienes un nuevo sacerdote a total disposición de lo que la Iglesia necesite”, le dijo.

A todos los presentes, pidió que siguieran rezando por él, y aseguró que él hará lo mismo por ellos. Terminó con un “bendito y alabado sea Jesús” y pidiendo la bendición de Dios, por intercesión de María.

Después de la Misa se sucedieron los saludos, abrazos y emociones. No faltaron quienes le besaron las manos recién ungidas o le pidieron una bendición. Sebastián, sonriente, estuvo con todos.

La historia de Sebastián comienza de manera similar a la de muchos uruguayos. Cuando era niño fue bautizado pero su familia no tenía una práctica de fe. No iban a Misa ni rezaban juntos, sus abuelas tampoco lo hacían. Iba a la escuela pública y en un momento decidieron prepararse para hacer la primera Comunión. Los cuatro hermanos (una chica, Sebastián y dos chicos) comenzaron a ir a catequesis, que era familiar: durante la semana los padres debían acompañar a los chicos a aplicar lo aprendido. Así, todos los Alcorta Colomer se fueron acercando a Dios.

Pasó el tiempo, los chicos comenzaron a prepararse para el sacramento de la Confirmación y ahí Alicia y Tabaré, los padres, vieron que ellos tampoco habían sido confirmados. El entonces Arzobispo, Mons. Nicolás Cotugno, los puso en contacto con una familia que sería su “catequista”, y todos juntos recibieron este sacramento en la Iglesia.

A los 22 o 23 años, a través de una misión de jóvenes en Tacuarembó organizada por la Universidad Católica, compartió una semana con otros jóvenes y con sacerdotes y aspirantes al sacerdocio. Estos ejemplos lo marcaron y comenzó a considerar más seriamente el llamado divino.

Estuvo de novio durante algo más de un año. “Pero por más que los dos poníamos todo de nosotros, no me sentía del todo pleno. Sentía que el Señor me llamaba a algo más”, contó en Ser Feliz. Cortó con el noviazgo para poder discernir más libremente y, después de un año de acompañamiento espiritual, decidió ingresar al Seminario en 2012.

Entrevista completa en Ser Feliz

/Por Carolina Bellocq

Comentarios(2)

  1. Roberto Puig Quadrelli says

    Felicitaciones Sebastian…..gracias por comunicar estos ultimos pasos de tu ordenacion. Bendito sea Dios!!!! …con los mejores deseos y saludos…rob puig-quadrelli…

  2. Adriana Chiesa says

    En San Juan Bautista todos queremos mucho a Cheba.Es un Alma transparente sana que nos hace bien a todos con su bondad.No es la Academia lo que define a un cura es tener un Alma llena de Dios

Escribir comentario