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En 2019 unos 40 chicos de Los Pinos inician estudios universitarios o terciarios

El Centro Educativo Los Pinos sigue dando buenos frutos en su labor de ayudar y formar a las familias de Casavalle
Los Pinos está presente en Casavalle desde 1997. F. GUTIÉRREZ

El Centro Educativo los Pinos, iniciativa promovida por el Opus Dei, es el resultado de la suma de un sueño de un joven que daba catequesis en el barrio Casavalle en el año 1995 y el esfuerzo de mucha gente que decidió llevarlo adelante y comprometerse con la propuesta contribuyendo de múltiples formas. Pablo Bartol, fundador y actual director de Los Pinos, cuenta que comenzó a dar catequesis a los 14 años en distintos barrios de Montevideo.

“Dedicaba mis sábados de tarde a dar catequesis. En el año 1995 empecé a venir por el barrio Casavalle, venía a dar un apoyo al CADI (Centro de Apoyo al Desarrollo Integral) en actividades recreativas. Empecé a hacer fútbol con los gurises en una placita, en la esquina de Antillas y San Martín. Después, en un salón comunal empecé a dar clases de electricidad para entusiasmar a los jóvenes con algún oficio”, recuerda. Con el paso de los años comenzó a darse cuenta de que esa actividad era buena, ya que brindaba alegría y distensión los jóvenes, pero a la vez le parecía que su impacto a largo plazo no sería tan contundente. “Una vez un chico me dijo 'la plaza es de todos, vos no mandás'. Ahí fue cuando me di cuenta de que el chico tenía razón y que si no podés poner límites, no estás educando. Necesitábamos tener un lugar propio para realmente hacer un cambio en el barrio”, señala Bartol.

Los cimientos de algo grande

El terreno actual de Los Pinos fue donado por Leonardo Rozenblum, director de la empresa Motociclo, en 1997. “Él es judío y yo siempre le decía que iba a enseñar religión católica ahí y me decía: 'Con tal de que hagas algo bueno por los niños de ese barrio, está todo bien'”, recuerda Bartol. “La entrevista que solicitamos cuando le íbamos a pedir el terreno duró cinco minutos. Justo era un 26 de junio, fecha de San Josemaría Escrivá de Balaguer (fundador del opus Dei), y ahí vimos que la cosa ya venía flechada bien”, añade.

Los Pinos lleva 21 años en el barrio. Al comienzo pensaron en hacer una escuela deportiva, por el tamaño del predio (seis hectáreas), pero pronto se vieron interesados en los programas de Club de Niños del INAU que cuentan con una propuesta integral; además de lo deportivo está el acompañamiento y seguimiento de los niños y sus familias. Los primeros tres años comenzaron con ese programa en una casa pequeña. En el año 2001 se hizo una ampliación de tres aulas, luego vino el comedor, la cocina, la construcción del edificio principal.

“Fue todo con donaciones y a pulmón... al construir todo este edificio se entusiasmó mucha más gente para donar dinero, pasamos de ser una pequeña ONG con una capacidad de espacio y recursos limitados a ser una gran institución. Fue un gran salto institucional”, dice el director de Los Pinos. En 2006 una donación de un particular permitió la construcción de una gran capilla en donde los chicos puedan rezar.

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Para el 2019 el Liceo Técnico abrirá sus puertas para alumnos de 4° año. F. GUTIÉRREZ

Igualdad de oportunidades

Los Pinos cuenta con una amplia oferta educativa que abarca desde los seis años hasta la formación laboral. Por año pasan por el centro educativo aproximadamente 500 jóvenes que participan de los diferentes proyectos. Estos son: el Liceo Técnico de doble horario donde se brinda formación de Ciclo Medio (1°, 2° y 3° de liceo) a 71 chicos con una orientación práctica y tecnológica inspirada en los programas de la UTU, Club de Niños y Centro Juvenil a los que asisten 185 chicos: 150 niños a apoyo escolar y 35 a apoyo liceal (estudiantes que cursan 4°, 5° y 6° en liceos públicos de la zona) y Capacitación laboral para 240 jóvenes de entre 17 y 24 años. En este último programa, para quienes tengan primaria aprobada se ofrece un curso de operario industrial con 370 horas de capacitación y al terminar tienen una oferta laboral con varias entrevistas de trabajo.

Para los que tienen 3° de liceo aprobado hay una oferta más variada, como ser: operario de laboratorio, operario logístico, automatismo industrial, y gestión comercial a partir de 2019. Cabe destacar que para ese año se comenzará con un grupo de 4° año en el Liceo Técnico y que, para ese año, 40 exalumnos de Los Pinos comenzarán a cursar estudios universitarios o terciarios.

A su vez, el centro cuenta con un proyecto de inclusión social a través del deporte en donde los niños y adolescentes de Casavalle participan de igual a igual en campeonatos de fútbol, rugby, natación y atletismo con alumnos de colegios y escuelas de otros barrios de Montevideo. Para esto se cuenta con el apoyo de la Liga Intercolegial y el respaldo de distintas empresas.

Respecto a la educación en la fe, las actividades de formación, piedad y participación de los sacramentos son de libre asistencia. Para que los chicos reciban formación cristiana, sus padres deben firmar un papel autorizándolo. Bartol cuenta que la práctica religiosa en el barrio Casavalle es muy poca, por ejemplo, en la parroquia más cercana, la de la Gruta de Loures, hay dos casamientos por año. Ese es un indicador. “Nos hemos propuesto una gran tarea de evangelización, pero con mucha calma... sin apurar a nadie. Ofrecemos una propuesta, que de a poco va siendo aceptada con calma y la gente la vive con mucha alegría”, asegura Bartol.

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Los chicos de Los Pinos diseñan el circuito eléctrico de un hogar. F. GUTIÉRREZ

Educación de calidad

Maximiliano Viera es el primer egresado universitario que asistió a Los Pinos. Este año se graduó de Contador Público en la Universidad de Montevideo (UM). “Ir a los a Los Pinos me significó mucho, pude progresar. Conseguí un apoyo en el estudio que no podría haber conseguido de otra forma y es un lugar que siempre recuerdo con mucho cariño. Yo pensaba que podría llegar a terminar sexto y quedarme ahí, en el ámbito de Casavalle con eso ya está... eso está bien visto, como que ya cumpliste. Los Pinos me ayudó a salir adelante y a ver que también hay otras metas. Más allá de terminar el liceo tuve la oportunidad de informarme sobre cómo es la universidad e ingresar en la UM y la verdad es que estoy muy contento”, comenta Maximiliano.

Bartol asegura que en todos estos años ha descubierto muchos chicos buenísimos, que estudian algo vinculado a la docencia o no, pero que tienen ganas de influir en los demás y brindar herramientas para que los jóvenes del barrio puedan salir adelante por sí mismos. Se ve en ellos un grado de compromiso muy grande. “Este tipo de lugares no es uno de esos en los que la gente trabaja toda su vida, pero muchos dedican sus mejores días y su etapa más efervescente a dar clases o a colaborar de alguna manera en Los Pinos”, confiesa.

Desde el principio se tuvo la idea de hacer una institución de calidad y con un nivel de exigencia muy grande. La puntualidad, por ejemplo, es un aspecto central en una propuesta educativa de este tipo. “En esas cosas es donde se refleja cuánto se valora el tiempo que se le dedica, si realmente creés que vas a impactar estás en hora en punto acá adentro”, ejemplifica. “Hay gente que se vincula con este mundo pensando que lo más importante es el amor que se pone, que es verdad que es muy importante, pero para nosotros es igualmente importante el aspecto profesional con que se hacen las cosas”. "La seriedad de los funcionarios se ve en el cumplimiento, en la llegada en hora, en haber preparado bien las clases y los materiales, en el sistema de evaluación”, añade.

Pablo Bartol, director y fundador de Los Pinos. F. GUTIÉRREZ

Pablo Bartol, director y fundador de Los Pinos. F. GUTIÉRREZ

Un centro de referencia para las familias del barrio

Los chicos del Club de Niños, que entran con seis años cuando comienzan la escuela, se anotan hasta dos años antes el ingreso. En el mes de noviembre se está cerrando la lista de los que ingresarán en el año 2020. “Tenemos hasta tres pedidos de ingreso por cada cupo que hay en Los Pinos. Le damos prioridad al que se anota primero... a los papás que ven primero la prioridad de la educación para su hijo para que el día de mañana salga adelante”, afirma el director. “Muchos ven en sus vecinos, parientes y amigos un cambio enorme en sus vidas. Eso los motiva a decir 'quiero el mismo cambio para mi hijo de cuatro años, y en dos años va a entrar en Los Pinos'”, agrega.

Además, las familias de los chicos que ya están inscriptos para el 2020 participan desde ahora en actividades para las familias, como fiestas, charlas sobre educación de los hijos, entre otros. Toda la comunidad educativa los va recibiendo. No es solo el niño el que entra, sino que ingresa todo el núcleo familiar.

 Jóvenes realizan un examen práctico de electricidad en Los Pinos. F. GUTIÉRREZ

Jóvenes realizan un examen práctico de electricidad en Los Pinos. F. GUTIÉRREZ

 

De primera mano

Maximiliano Viera (primer exalumno con título universitario - Contador Público en Universidad de Montevideo - UM)

Un ejemplo
Los Pinos hacen que los chicos miren el mundo de otras valores que se fomentan enmanera y logren ser mejores personas. Y no solo por ser de Casavalle hay que tacharlos y decirles queno pueden. Yo soy un ejemplo y hay muchos más en Los Pinos. Con la educación podés tener tu propio punto de vista, no solo te sirve para el trabajo, sino que te sirve para la vida misma. Creo que todos pueden llegar a buen puerto con apoyo y con compañerismo. Hoy en día creo que voy por buen camino, aunque sé que todavía me falta. Siempre se sigue aprendiendo, es algo que está bueno. Por más que termines la universidad siempre queda algo por estudiar y siempre se puede avanzar y apuntar a mejor .

Pablo Bartol (Director y fundador del Centro Educativo Los Pinos)

La exigencia
El hacer a un niño que viene a Los Pinos es decirle peor favor que se le puede 'pobrecito' o 'no te preocupes', sino que hay que transmitirle toda la urgencia y necesidad que tiene de aprender mucho, de ser una personas confable y exigente. No porque un chico viva en una condición de desventaja social o de carencia material le va a afectar en su desempeño como estudiante o su capacidad para cumplir con ciertas metas. Lo mejor que podemos hacer es exigir muchísimo. Debemos generar un entusiasmo enorme por salir adelante, porque vale la pena y hay mucho para aprender. Por sus historias familiares no están condenados a un futuro de poco nivel.

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