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Un día para callar y contemplar

Liturgia del Viernes Santo en la Catedral de Montevideo

Este viernes 10 de abril, a las 15 horas, se llevó adelante en la Catedral Metropolitana de Montevideo la Liturgia del Viernes Santo, en las que paso a paso se siguen la etapas de la dolorosa Pasión de Jesús. Al igual que en todas las instancias de esta Semana Santa no hubo presencia de fieles. La liturgia fue presidida por el Card. Daniel Sturla, acompañado por Mons. Luis Eduardo González y Mons. Pablo Jourdan, Obispos Auxiliares de Montevideo. Además estaban presentes tres sacerdotes y algunos seminaristas.

La liturgia constó de tres momentos: la liturgia de la Palabra, la adoración de la Cruz y la comunión. Tanto la entrada como la salida se realizaron en el más absoluto silencio y no hubo música.

Jesús se entrega por amor al Padre y a nosotros

Luego de las lecturas y la proclamación de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo según San Juan, el Card. Daniel Sturla compartió una pequeña homilía. Comenzó explicando que la austeridad de la liturgia de este día “nos habla de que toda la Iglesia, todos los creyentes, estamos recogidos en oración, estamos contemplando el misterio del amor de Dios hasta el extremo, que hoy culmina en la cruz de Jesús”. 

El Arzobispo de Montevideo afirmó que “es un día para callar y contemplar”. Y llamó a los fieles a tomar en sus manos la lectura de la Pasión según San Juan y poder releerla. “Ver como el Señor, en el camino hacia la cruz, manifiesta una enorme dignidad; no de una situación en la que solo participa de forma pasiva, sino como una persona que con toda conciencia se entrega por amor. Por amor al Padre y por amor a nosotros”, desarrolló. 

Además, argumentó nuestro arzobispo que “leer la Pasión, tener en casa un crucifijo y contemplarlo, nos ayuda a ahondar en este misterio del amor de Dios; y tratar de comprender algo más de este misterio que siempre es insondable, que nunca comprenderemos totalmente”.

Unir nuestros dolores y nuestras angustias al dolor de Cristo

Más adelante, el Card. Daniel Sturla aseveró que a pesar de nuestras limitaciones, podemos comprender “que en la cruz Jesús cargó sobre sí nuestros pecados y que fue hacia ella por nosotros, como cordero inocente”. Y explicó que el evangelista Juan hizo coincidir la muerte de Jesús con el momento en que en Jerusalén eran degollados los corderos que servirían para la cena pascual. “Esos corderos, agregó, eran degollados mientras que en el calvario el Cordero que quita el pecado del mundo es sacrificado. Y el sacrificio de Cristo marca el final de todos los sacrificios de animales, para ser el sacrificio único que en cada Eucaristía nosotros actualizamos, hacemos presente por la gracia de Dios, por el don del Espíritu Santo”.

 El Arzobispo de Montevideo, retomando la homilía de la Cena del Señor, dijo que “Jesús en la cruz, verdadero Hombre y verdadero Dios, pide perdón para nuestros pecados y nos consigue así la salvación. La maravilla de la fe cristiana nos dice que cada uno de nosotros puede unir sus dolores y sufrimientos al dolor de Cristo, y darles entonces un valor redentor”. Y poniendo como ejemplo a San Juan Pablo II afirmó: “ese hombre santo que muchos de nosotros contemplamos cargado de dolor y sufrimiento, y que escribió una maravillosa carta sobre el sufrimiento humano, es un signo de alguien que supo unir su dolor al de Cristo para contribuir así, y hasta allí llega la dignidad de cada ser humano, por gracias de Dios, a la redención del mundo que nos obtiene Cristo, único mediador”.

En el último tramo de su alocución, el Card. Daniel Sturla quiso destacar la imagen de María al pie de la Cruz. Llamó a los cristianos a “unir nuestro dolor al de Cristo, y al mismo tiempo hagámoslo de la mano de María Santísima, la Virgen Dolorosa. Los discípulos habían huido; allí estaban el discípulo amado y la Madre”. 

“Ella contempla el dolor de Cristo. Unamos nuestro corazón al de María y contemplemos a Cristo que por nosotros y nuestra salvación se entregó a la muerte, obteniéndonos así el perdón de nuestros pecados”, concluyó el Arzobispo de Montevideo.  

Adoración y comunión

Luego de la homilía se realizó la oración universal por todos los hombres y después se dio paso a la entrada de la Cruz para su adoración. En ese momento, el Cardenal y los celebrantes realizaron la adoración, unidos a los fieles que desde sus hogares seguían la liturgia (unos 1800, solo por el canal de Youtube de ICMtv).

Seguidamente al momento de adoración se trasladó a Cristo Eucaristía al altar. Los hostias consagradas en la Misa de la Cena del Señor, ya que en esta liturgia no se consagran el pan y el vino, fueron el alimento de los celebrantes. Por su parte, los fieles desde sus hogares pudieron participar, con la oración compartida con tal fin durante la transmisión, espiritualmente de la comunión.

Colecta desde casa

Muchas parroquias no están recibiendo ningún ingreso y sin embargo siguen adelante, abiertas para recibir a todos los que se acerquen. En estos momentos de mayor necesidad, quienes puedan aportar están invitados a hacerlo a través de la “colecta desde casa”, una web que habilita las donaciones a través de internet. El sitio se dio a conocer durante la Misa y es accesible a través de www.colecta.icm.org.uy

 

 

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