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100k: Todo por y para María

Los jóvenes peregrinaron 100 kilómetros durante cuatro días
Unos 30 jóvenes caminaron de Montevideo a Florida /C. Bellocq

Una temperatura que superó los 30 grados, lluvia con amenaza de tormenta, corte de luz. Ampollas en los pies, calambres, músculos agarrotados. Todo eso estuvo, sí. Pero no fue nada en comparación con lo demás: la posibilidad de peregrinar en compañía de otros jóvenes al encuentro de María, la organización, los voluntarios que estuvieron siempre disponibles, la gente de los pueblos que brindó su hospitalidad.

Este fue el tercer año que Iglesia Joven Montevideo organizó su 100k, una peregrinación desde Casa Vianney (en Melilla) hasta Florida para participar en la Misa nacional por la patrona de la patria. Este año se realizó en conjunto con la Universidad Católica, que también hacía este itinerario desde hacía algún tiempo.

La "100K" comenzó el jueves con una Misa de envío presidida por el vicario de los Jóvenes, el P. Mathías Soiza, y por el P. Mauro Fernández, también de Iglesia Joven. Los dos acompañaron a los chicos en las distintas etapas, que culminaron con la Misa en Florida el domingo 11 por la mañana. Los chicos provenían de distintas parroquias y grupos de Montevideo y en algún caso del interior. Acompañaron también algunos seminaristas y postulantes a religiosas.

Cada etapa tenía características similares. Antes de salir la Hna. Daniela Concetti, Esclava del Sagrado Corazón, leía la propuesta de oración y todos dedicaban 45 minutos de caminata silenciosa para profundizar en lo indicado. Luego, sí, comenzaban los cantos y las risas, y en algún momento del camino aparecían los chicos que estaban en autos para dar el sustento necesario (algo de agua, fruta, ayudar a estirar) antes de volver a caminar.

A mediodía hacían una pausa más larga para la Misa, almorzar y descansar un poco antes de hacer el último tramo, que también comenzaba con 45 minutos de caminata en oración. Ya en el lugar de destino, ducharse, cenar y agradecer el día, para descansar y salir temprano a la mañana siguiente.

Todos los días hubo Misa, siempre en lugares bastante diferentes: la del viernes fue en Paso del Pache, a orillas del Santa Lucía, y la del sábado 25 de Mayo, en una iglesia que fue declarada parroquia en la pasada década del 30 y que recientemente fue restaurada a nuevo.

En efecto, la variedad fue una nota distintiva de este viaje. Tanto en el trecho recorrido (por ruta 5 y por caminos vecinales; entre campos sin gente o atravesando pueblos más o menos grandes) como por el clima: el viernes hizo un calor intenso y el sábado hubo algo de lluvia y la amenaza de una tormenta eléctrica que finalmente llegó pero cuando ya todos estaban al resguardo.

Los obispos de Montevideo, que estaban en Florida, se hicieron un tiempo para llegar hasta Berrondo y encontrar a los chicos el sábado de noche. Se unieron a la guitarreada y cena, y luego dieron un mensaje de aliento para la última etapa de la peregrinación.

El domingo, ya con las piernas cansadas y los pies ampollados, tuvo lugar el último tramo. Los chicos meditaron sobre el encuentro de María con el Resucitado y luego rezaron el Rosario. Misterios gloriosos, que culminan con la coronación de María como Reina y Señora de todo lo creado. A ella vieron finalmente en la Catedral de Florida, donde se hincaron, rezaron y en algunos casos lloraron. Sólo María sabe lo que su Hijo obró en esos corazones que se le entregaron durante cuatro días.

/Por: Carolina Bellocq

Poco antes de la tormenta, camino a Berrondo /C. Bellocq

Poco antes de la tormenta, camino a Berrondo /C. Bellocq

 

El encuentro con María fue el premio al sacrificio /C. Bellocq

El encuentro con María fue el premio al sacrificio /C. Bellocq

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