Pep Borrell (San Felíu de Codinas, España, 1963) se presenta así, en este orden: católico, marido de Mercè Escudé, padre de cinco de hijos, abuelo de cinco —por el momento—, médico odontólogo y enamorado de la familia y del matrimonio. No solo enamorado de su familia y de su matrimonio. Sino enamorado del tema. “Siempre he sido catequista de confirmación y postconfirmación, y de grupos de jóvenes. Y el tema del noviazgo siempre surgía durante los encuentros”.

Borrell y Escudé se conocieron en el examen previo a entrar a la universidad, cuando tenían dieciocho años. Además, veraneaban en el mismo sitio. Estuvieron siete años de novios y se casaron el 18 de noviembre de 1988 en la Basílica de Nuestra Señora de la Mercè, a la que le tienen mucha devoción porque lleva el nombre de la esposa. “Todas las celebraciones importantes de la familia las hemos hecho ahí”.

Tras ser por varios años catequista y guía de grupos de jóvenes, en 2023 Borrell se lanzó al mundo editorial y publicó su primer libro: Bailar en la cocina (Palabra), un libro que, según el autor, presenta “el secreto de los matrimonios que disfrutan” a partir de su experiencia personal. No es un libro de “tips para un matrimonio feliz” ni autoayuda. Es un libro sencillo y directo, y además es fácil de leer porque va dirigido a parejas de distintas edades y es para católicos y no católicos.

El próximo viernes 26 de abril, a las 20 horas, Borrell presentará Bailar en la cocina —que va por la quinta edición— en la parroquia Nuestra Señora de los Dolores (Av. 8 de Octubre 2757). Lo que sigue es un resumen de la entrevista que el escritor y conferencista tuvo con Entre Todos vía Zoom desde España.

¿Por qué se interesó en trabajar sobre los temas del amor, el noviazgo y el matrimonio?

Hace treinta y cinco años en mi parroquia no había cursillos prematrimoniales. La pareja de novios iba a hablar con un matrimonio de la parroquia, que era un matrimonio mayor. Los novios coordinaban un día e iban a su casa a tomar un café y se hablaba sobre el tema del matrimonio.

En los meses previos a casarnos con Mercè, no podíamos coordinar un encuentro con la señora que daba las charlas en la parroquia. Como el sacerdote era muy buen amigo nuestro, y nosotros éramos católicos activos en la comunidad, nos dijo que no pasaba nada, que él mismo hablaba con nosotros y ya estaba.

En aquel entonces había una revista, Mundo Cristiano, que traía un recortable que era para un cursillo prematrimonial. Entonces completé los datos y lo mandé. Pero lo que sucedió fue que no se trataba de un cursillo prematrimonial para tomarlo, sino que era para que tú lo dieras. Me llegó una caja llena de folletos, vídeos, VHS y cintas de casete para que montáramos nuestro propio grupo e hiciéramos el curso prematrimonial. Por lo tanto con mi mujer —en ese tiempo mi novia— hicimos un auto curso prematrimonial y desde allí empezó todavía más en serio las ganas de aprender sobre el tema.

¿Qué comentarios le han llegado acerca del libro?

Muchísimos. La verdad es que a mí nunca se me hubiera ocurrido escribir un libro, porque no tengo la costumbre de escribir. Estoy más acostumbrado a hablar porque he dado charlas en colegios y parroquias acerca del noviazgo-matrimonio porque es un tema que siempre me ha apasionado.

Un día, la editorial Palabra me propuso escribir mis charlas. Y así empecé. Mi intención fue escribir un libro un poco básico. Mi objetivo era animar a la gente a disfrutar el matrimonio. Bailar en la cocina lo escribí pensando en mis amigos que no ponen los pies en una Iglesia. El tema del matrimonio en España está en decadencia. No se casa nadie, tanto por civil como por la Iglesia.

De los no creyentes, ¿qué comentarios ha tenido?

No he tenido ningún hater, todos los comentarios han sido buenos y positivos. Algunos lectores me han dicho: “Esto es lo que vivimos nosotros y no lo sabemos transmitir a otras generaciones”. Otros me han agradecido que el tema se presenta de una manera simpática y fácil.

Este es un libro pensado para matrimonios, pero sobre todo para los maridos que no leen libros relacionados a estos temas. Por eso es cortito. Ese era mi objetivo. Yo trato de leer todos los libros acerca del noviazgo y el matrimonio, y hay muchos que cuando los leo pienso en regalárselo a un amigo. Pero después pienso que son muy largos o tienen un lenguaje más especialista. Este es un ensayo corto, para que el lector se quede con ganas de más.

 

 

 

 

 

 

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¿Por qué uno de los secretos de su matrimonio —según relatan sus hijos en el prólogo— es la comunicación?

Uno de los problemas principales de los matrimonios es la falta de comunicación. Pienso que esto es algo básico e importante. El papa Francisco, en Amoris Laetitia, dice que los matrimonios tenemos que hablar mucho de todo.

Siempre cuesta hablar de nuestra relación. Preguntar cómo te sientes, en qué puedo mejorar, qué te gustaría que hiciera, cómo podríamos hacer tal cosa, cómo podríamos hacer tal otra. Entonces, si no estás acostumbrado a hablar, todavía es más difícil que hables de estas cosas serias.

En la mesa, con nuestros hijos, hemos dicho de la necesidad de explicar las cosas y los sentimientos. Es muy importante hablar de afectividad, de hablar del sentir, de qué sientes, qué dejas de sentir y la voluntad de amar. Creo que la comunicación en el matrimonio es el aspecto fundamental.

Uno de los temas que plantea de manera directa en el libro son las relaciones sexuales. ¿Siente que es un tema tabú en la Iglesia?

Más que tabú, pienso que durante mucho tiempo se ha planteado mal. Se ha planteado desde un punto de vista pecaminoso y prohibido, en el caso de las relaciones fuera del matrimonio, y cuando era marital como que quedaba muy escondido. Yo pienso que estamos en un mundo donde hay que decir las cosas muy claras. Entonces, siempre hay que hablar de la sexualidad como un regalo espectacular de Dios a los hombres. Como es algo tan grande, debe estar limitado al matrimonio; pero no por fastidiar a nadie, sino porque está pensado para unir al matrimonio. La finalidad de las relaciones sexuales es unitiva y procreativa. Hemos hablado mucho de la procreación, pero no tanto de la unión.

“Este es un libro pensado para matrimonios, pero sobre todo para los maridos que no leen libros relacionados a estos temas”

Una crítica que realiza es que hoy se presenta un amor “superficial” en series y películas. ¿Por qué cree que esto rinde en la sociedad?

Porque pensamos que el mundo se acaba cuando nos morimos. Por tanto, existe la idea de que hay que disfrutar y hay que ser feliz en este mundo. Y en este mundo tenemos que asumir que no seremos felices. Estamos creados para una felicidad eterna. A mí la felicidad me ayuda a creer en Dios.

Es importante distinguir el sentimiento de la voluntad de amar. El sentimiento te viene y la voluntad de amar hay que trabajarla. ¿Y qué pasa? Actualmente educamos a la gente, o a la sociedad en general, para que no quiera esforzarse por nada.

Durante el noviazgo nos tenemos que conocer a fondo, no solo tenemos que pasar bien, tenemos que conocernos para disfrutar en el matrimonio. Y otra cosa es confundir el placer y la felicidad. La sociedad te dice: “Cómprate esto que serás feliz” o “Hacé esto que serás feliz”. Y no es verdad. El placer es bueno y necesario. Pero la felicidad es un estado y requiere trabajo, esfuerzo y moderación de los placeres.

¿Por qué para su familia la cocina es un lugar de encuentro?

En la cocina pasamos muchos ratos, al menos en mi casa, y es donde además tenemos pocas distracciones. Es un lugar idóneo para poner música. Depende un poco del momento, porque si estamos solos con mi esposa, ponemos música romántica, y nos abrazamos, tomamos una copa de vino, reímos y bailamos. Y si están los hijos presentes, ponemos otro tipo de música. Pero es muy importante que los hijos vean que los papás se quieren. Ese es el número uno en educación. Yo creo que la cocina, después de la habitación de matrimonio, es el lugar más importante en las casas.