El sol se había levantado por completo. Eran las siete de la mañana y la temperatura marcaba veinte grados. El calor primaveral calentaba el suelo del patio de la parroquia de los Sagrados Corazones (José Possolo 4025).
En el barrio había poco movimiento. El portón de la parroquia estaba abierto y dos hombres de mediana edad cuidaban la entrada. El patio estaba vacío. A los cinco minutos apareció el padre Luis Ferrés, el párroco. Fue a buscar un parlante, lo enchufó y comprobó que el audio se escuchara bien.
Desde este año, la parroquia de los Sagrados Corazones es un punto de encuentro más para rezar el Rosario de la aurora, en preparación a la fiesta de la Inmaculada Concepción, que es el 8 de diciembre. Además, la propuesta forma parte de la campaña Navidad con Jesús, que se realiza en la Iglesia católica en Montevideo desde 2016. Los demás lugares, al igual que años anteriores, son: el Santuario de la Medalla Milagrosa en la Unión, el de María Auxiliadora en Villa Colón, la Gruta de Lourdes y la rambla del Buceo.
Catorce personas se acercaron hoy a la parroquia de los Sagrados Corazones para rezar el Rosario de la aurora. Fuente: R. Fernández
El pasado 24 de setiembre, en la parroquia ubicada en la calle Possolo se inauguró y bendijo una gruta dedicada a la Virgen. Ante esto, Charo, una mujer que va camino a cumplir ochenta y dos años, le propuso al cardenal Daniel Sturla, durante su última visita pastoral a inicios de setiembre, que la parroquia fuera otro lugar para que los creyentes fueran a rezar el Rosario de la aurora entre el 30 de noviembre y el 8 de diciembre. “La gruta es un regalo para la parroquia y el barrio”, dijo el P. Ferrés, quién, además, escribió una carta al arzobispo de Montevideo con el pedido formal.
A las 7.15 horas llegó la primera persona. Era Yandi, un hombre cubano, que se destaca por su altura y que integra la parroquia San José, esposo de María. La siguiente fue Charo, la precursora de la idea, quien dijo al llegar: “Este es un amanecer especial”.
Después llegaron Teresita, Viviana, Gustavo, María del Carmen, Ismael, Virginia y Jazmín, que son madre e hija. La mayoría frecuentan la parroquia de los Sagrados Corazones. Pero también asistieron fieles de otras comunidades como una mujer que pertenece a Santa Magdalena Sofía Barat y San José y un joven que concurre a la Basílica Nuestra Señora del Carmen. Todos se saludaban con un beso y un abrazo. Parecía que todos se conocían, por lo menos de vista. En total concurrieron catorce personas.
A las 7.30 en punto, el P. Ferrés tomó la palabra e invitó a los fieles a hacer la señal de la cruz para ponerse en presencia de Dios. Algunos sacaron de su bolsillo el rosario y otros juntaron sus manos en actitud de oración.
Todos juntos por la devoción a la Virgen María. Fuente: R. Fernández
Por ser jueves, se contemplaron los misterios luminosos. Cada uno de ellos —al igual que el resto de las oraciones— fueron guiados por el P. Ferrés. En el primer misterio se contempló el bautismo de Jesús en el río Jordán. En el segundo, el signo de Jesús en las bodas de Caná. En el tercero, a Jesús como predicador. En el cuarto, la configuración de Cristo. Y en el quinto y último, la institución de la eucaristía.
Para concluir el rezo del rosario, el P. Ferrés pidió rezar por el papa Francisco, el Card. Sturla, los sacerdotes, la conversión de los pecadores y las almas del purgatorio. Después, impartió la bendición final e invitó a cantar una Ave María.
El rosario terminó puntualmente a las 8 horas. Tras la bendición, los presentes se quedaron en silencio por unos instantes y contemplaron la imagen de la Virgen en la gruta. Después, intercambiaron saludos y buenos deseos para el resto del día. Claramente, el día comenzó de una manera distinta ya que fue con María en el centro.
Por: Fabián Caffa
Redacción ICM