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Procesión de Vía Crucis: unidad y oración

En la arquidiócesis se realizaron los tradicionales Vía Crucis del Viernes Santo. En Ciudad Vieja tuvo lugar el Vía Crucis ecuménico, mientras que otro punto de peregrinación fue en el Cerro de Montevideo.
El pastor Granados (Congregación Evangélica Alemana), el cardenal Sturla y el reverendo Soria (Iglesia Anglicana), encabezaron la procesión por Ciudad Vieja. Fuente: R. Fernández

En medio del dolor por condenar al Hijo de Dios en la cruz, miles de fieles participaron de las procesiones de Vía Crucis, tradición que conmemora el camino de Jesús hacia su crucifixión.

Mediante el silencio, la oración, algunos cantos —muchas veces a capela— y el sentimiento de duelo; quienes peregrinaron meditaron la Pasión y Muerte de Cristo. El caminar de los fieles fue interrumpido a lo largo de las catorce estaciones, que son distintos momentos de su recorrido hacia el Calvario y posterior sacrificio por nuestra salvación.

Caminos de encuentro

Desde la condena injusta hasta su crucifixión y sepultura, cada estación del Vía Crucis ofreció la oportunidad de acompañar el sacrificio de Jesús y renovar el compromiso de seguir sus enseñanzas de amor y perdón. Pero, además, la procesión no constituye únicamente un proceso personal, sino un símbolo genuino de unidad dentro de la comunidad.

En este sentido, en Ciudad Vieja, referentes y fieles de las iglesias anglicana, luterana y católica, rezaron juntos este Viernes Santo en un nuevo Vía Crucis ecuménico. Esta manifestación de fe se originó en 2013, a iniciativa de monseñor Michelle Pollesel, obispo de la Iglesia Anglicana del Uruguay.

El pastor Jerónimo Granados (Congregación Evangélica Alemana), el reverendo Gonzalo Soria (Iglesia Anglicana) y el cardenal Daniel Sturla, encabezaron la procesión que comenzó a las tres de la tarde desde el Templo Inglés y que finalizó en la Iglesia Matriz.

La cruz como símbolo de unidad. Fuente: R. Fernández

Precisamente, desde la Catedral Metropolitana, los tres referentes religiosos pronunciaron algunas reflexiones ante los fieles. “Este es el recorrido del sufrimiento de Jesús”, fueron las primeras palabras del Pr. Granados, quien reparó en el sentimiento del hombre ante una pérdida: "Siempre me llamó mucho la atención los gestos de la tumba vacía. Cuando muere un ser querido, nos queda dentro un vacío impresionante, que no tiene explicación. Pero nuestro Señor, Jesucristo, y el cristianismo en su totalidad, dan respuesta a ese dolor en esa tumba vacía. Esa ausencia se transforma en un lleno de resurrección”.

El Rev. Soria orientó su breve prédica hacia el deseo de construir comunidades cercanas. “En este caminar juntos, acompañando a Jesús, también queremos manifestar nuestro signo de unidad, que estará presente cada vez que volvamos a Jesús. Volver siempre a él, que entrega su vida por la causa del que más sufre. Que nuestro camino sea ejemplo de ese amor de Cristo, que en el servicio y en la entrega nos reconozcan como sus discípulos”, remarcó.

El Card. Sturla concluyó las reflexiones coincidiendo en la necesidad de construir espacios de unidad: “Una alegría poder celebrar este camino de la cruz junto con la Iglesia Anglicana y la Iglesia Luterana Alemana, y poder darle gracias a Dios de que caminamos hacia la unidad. A partir de la oración de Jesús en la última cena —Padre, que todos sean uno—, nosotros queremos justamente, a través de la celebración conjunta, manifestar este anhelo de corazón”.

La fuerza de la oración

"Caminemos juntos fortalecidos en la oración", fue el lema de un nuevo Vía Crucis en el Cerro de Montevideo. Como es habitual, la peregrinación partió desde Carlos María Ramírez y Grecia, y finalizó al legar a la Fortaleza del Cerro.

Los orígenes de esta actividad se remontan a 1992, cuando la parroquia Santa María de la Ayuda lo empezó a realizar por las calles del barrio. Años después se sumaron desde la Iglesia Luterana y la Iglesia Metodista. En 1995, la convocatoria se amplió a todas las iglesias de la zona, y actualmente el Vía Crucis del Cerro es organizado por cinco parroquias ubicadas en el barrio: Santa María de la Ayuda, Nuestra Señora de Fátima, San Alberto Hurtado, San Rafael y Santo Cura de Ars y Santa Elena.

"Estamos frágiles porque dejamos de lado la fe, que es lo que nos fortalece"

Card. Daniel Sturla

"Por los enfermos mentales". "Por la salud". "Por las adicciones". "Por los trabajadores". "Por los inmigrantes". "Por los niños". "Por los ancianos". Las diferentes intenciones se hicieron presente a lo largo de las catorce estaciones, mientras cientos de fieles caminaban los dos kilómetros y medio de distancia del recorrido. Para preparar esta manifestación pública de la fe, semanas antes ya estaba trabajando un comité organizador con delegados de cada comunidad, cada uno con una tarea asignada.

¿Cuál es la importancia de rezar en comunidad? Lucía Tejería, de la parroquia San Rafael, repasó luego de finalizar el Vía Crucis el proceso de preparación para elegir el enfoque de este año: "Nos preparamos desde las diferentes parroquias. Nos parecía muy importante poder hablar sobre el 'caminar juntos', porque hoy en día estamos bastantes separados, también por el impacto de la pandemia. Hay muchas cosas que nos separan, y caminar juntos es la base de todo. Un aspecto que nos parecía importante compartir, es que la fortaleza viene desde la oración. Muchas veces nos olvidamos de rezar y no buscamos el encuentro con Dios".

"¡Que hermoso que es estar bien fortalecidos! Eso es lo que nos recuerdan los salmos: 'El Señor es mi roca, mi fortaleza, mi valuarte, la peña en que me amparo, mi escudo, mi refugio. Y entonces, nosotros también sabemos que Cristo es todas esas cosas, y le pedimos tantas cosas. Pero hay algo que estuvo una y otra vez, que es pedir por la paz, especialmente por aquellos lugares en los que hay guerra. Pero también pedimos paz por el Uruguay y por nuestras familias", recordó el Card. Daniel Sturla a los pies del faro del Cerro, una vez concluido el recorrido. La actividad finalizó con la bendición del arzobispo de Montevideo y el aplauso de los presentes. 

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