3

Pasos de fe: la 100k de Iglesia Joven, desde dentro

La experiencia, en primera persona, de peregrinar hacia la fiesta de nuestra patrona.
Los peregrinos que partieron desde Montevideo hacia Florida. Fuente: Gentileza Iglesia Joven

No hay cosa más bonita que vivir la fe en comunidad. Bajo esta premisa, más de cuarenta jóvenes hicieron, la locura para muchos y honor para otros tantos, de recorrer cien kilómetros a pie.

Desde un sol fuerte hasta caminar bajo la lluvia, pasando por calambres, ampollas, quemaduras y un sinfín de desafíos, fue parte del saldo que el grupo de peregrinos debió afrontar. Pero, sin lugar a dudas, mucho mayor fue su recompensa durante estos cuatro días, desde su partida en Casa Vianney hasta su llegada a la Catedral de Florida, Santuario Nacional de la Virgen de los Treinta y Tres.

Como parte del quincenario tuvimos el privilegio de acompañarlos en el recorrido durante esta travesía. Integrar su equipo de misión nos permitió comprobar que, realmente, la verdadera esencia de esta 100k no está en los obstáculos del camino, sino en la posibilidad de caminar y compartir junto con otros jóvenes de diversas parroquias, comunidades y carismas.

Prepararse, ante todo

Si tenemos que marcar un punto de partida, no podemos hablar de la mañana del jueves 9 de noviembre sin hacer referencia al lunes 6. Aquella tarde, cerca de la mitad de los jóvenes peregrinos participaron de un encuentro previo denominado “rodaje” en la parroquia María Reina de la Paz, en donde conocieron al grupo de peregrinos y las dinámicas de la actividad. El padre Marcelo Marciano, vicario de la juventud e integrante de la organización de la 100k, valoró especialmente esa instancia.

La actividad demandó ciertos preparativos y cuidados. Fuente: Iglesia Joven

“No es fácil juntar un grupo de 'un paisano en cada pueblo' y armar un programa que implica compartir días, porque están lógicamente las diferentes edades, intereses y todas las maneras que tienen de vivir la fe. En este sentido, fue clave esta dinámica, porque todos llegaron el jueves con la cabeza puesta en todo lo que se iba a hacer. Cosas para mejorar siempre habrá, sobre todo lo relativo a lo logístico, porque no es fácil conseguir lugares prestados para albergar a tantos chicos. Quedé muy satisfecho, y desde lo espiritual me hizo mucho bien”, reflexionó.

Precisamente, todos quienes participamos podemos dar testimonio de ello; la peregrinación no se trató solamente de una actividad física, sino de una profunda experiencia de fe.

Día 1: el inicio del camino

Los cuarenta y cinco participantes estábamos convocados para partir a las ocho de la mañana de Casa Vianney, por la zona de Melilla. “A lo largo del recorrido tendremos puntualidad inglesa. Si alguien se atrasa, deberá alcanzarnos en el camino”, había advertido el P. Marciano, días antes de la partida.

Los chicos fueron llegando con sus respectivos bolsos, con rostros alegres y un clima despreocupado. A medida que el reloj avanzaba y los minutos comenzaban a pasar la hora señalada, comenzó a primar la ansiedad. Media hora después, el equipaje ya estaba cargado. A las nueve menos cuarto, nos encomendamos a la Virgen. Y partimos rumbo a su santuario.

La capilla San Isidro fue la primera parada del grupo. Fuente: Iglesia Joven

La peregrinación comenzó en unidad. Después de una rápida parada para rezar Laudes, aproximadamente a las diez y media, continuamos nuestro. Este segundo tramo fue realizado divididos en subgrupos, característica que se mantendría en determinados puntos de la caminata. Cada uno tenía un santo o referente espiritual distinto y un color que los identificaba. En mi caso, el grupo verde no solo se dedicó a la Virgen de los Treinta y Tres, sino al beato Jacinto Vera (el único que fue elegido sin ser todavía santo). El resto eligió santos como guías (san Juan Bosco, santa Teresita y santa Teresa de Calcuta).

Paramos al mediodía en la capilla San Isidro Labrador, próxima a la zona de Juanicó, para comer y recargar energías, además de tener un espacio de oración. La caminata de la tarde estuvo acompañada de algunos rosarios hasta nuestra llegada al colegio María Auxiliadora, donde tuvimos la misa y adoración, antes de finalizar el día.

Día 2: el mayor desafío

En los planes, el segundo día sería el más exigente de toda la peregrinación. Cada integrante del equipo recorrería unos treinta y seis kilómetros aproximadamente hasta llegar a la capilla Virgen de los Treinta y Tres, en Mendoza Chico.

La práctica indicó que se sumarían también las inclemencias del tiempo. Durante el camino, el grupo de Iglesia Joven se detuvo en las capillas Nuestra Señora de Lourdes y Virgen del Huerto, para dedicar todo el esfuerzo realizado y no perder el foco de esta aventura: estar más cerca de Dios y de la Virgen. En ese último templo almorzamos todos juntos para continuar el camino. Sin dudas, si bien la lluvia nos acompañó durante todo el día, la alegría del grupo permaneció intacta.

Ese día, los peregrinos debieron sortear distintas dificultades durante el camino, además de las inclemencias del tiempo. Fuente: Iglesia Joven

“Si reflexiono sobre esta experiencia, creo que lo que definió a este grupo fue la oración, porque rezamos todo el día, y todos los días. A veces de forma más explícita, y a veces de manera más implícita, pero esta es una generación que, si bien le gusta el servicio, tiene también una inquietud muy grande por la oración. Eso se vio expresado en todos los distintos momentos de la peregrinación, donde se rezó muchísimo. Estamos ante un momento histórico donde a los jóvenes les gusta rezar el rosario, donde buscan hacer adoraciones, donde quieren participar de la liturgia, y a eso además le agregamos Laudes y reflexionamos sobre el Evangelio. Si seguíamos rezando, estaban todos copados”, explicó el vicario de la juventud.

Día 3: el último esfuerzo

El penúltimo día de peregrinación resultó, de igual manera, desafiante. Los jóvenes debieron partir —oración mediante— hacia la casa de retiro Jesús Buen Pastor. El camino fue acompañado por un intenso sol, mientras los peregrinos realizaron algunas paradas aisladas y visitaron el Monasterio de las Carmelitas Descalzas. Los peregrinos también tuvieron un momento de diálogo con las monjas de clausura, antes de partir y seguir su camino. Como resulta habitual, el cardenal Daniel Sturla también se sumó durante una parte del trayecto, en el que compartió con todos los jóvenes presentes.

Cada descanso en el camino fue fundamental para recargar energías y para compartir en comunidad. Fuente: Iglesia Joven

El P. Marciano valoró especialmente el ánimo del grupo durante esta tercera jornada: “No tuvimos ningún problema a lo largo del camino, salvo la lluvia del viernes. Y a su vez creo que nos ayudó y reforzó, porque si bien tuvimos que parar en los últimos diez kilómetros a causa de la tormenta, hubo un punto de inflexión en el grupo. Al llegar a Mendoza Chico hicimos una adoración fuerte que nos ayudó a salir el sábado con más ganas y con más entusiasmo”.

Día 4: a los pies de la Virgen

La última jornada implicaba trasladarse unos pocos kilómetros. Con el aire renovado, los cuerpos más descansados y la alegría de llevar las remeras identificables con la peregrinación —en este caso, rojas y bastante identificables—, los más de cuarenta peregrinos partieron rumbo al Santuario Nacional de la Virgen de los Treinta y Tres.

A medida que el grupo se aproximaba hacia la Catedral de Florida, los rostros fueron siendo dominados por la emoción. Lo mismo le ocurrió al vicario de la juventud, una vez que inició la santa misa: “La idea de tener remeras rojas era que fueran fácilmente identificables. Cuando, al comenzar la celebración, miré hacia la gente y vi esa marea roja en primera fila, me emocionó. Que no se haya lesionado ninguno, que las ampollas no hubieran permitido que nadie se quedara en el camino, ver la cara de alegría de los chicos contentos por llegar a Florida y estar en presencia de la Virgen, y ver sus ganas de rezar, me movilizó”.

La felicidad del grupo de peregrinos una vez dentro de la Catedral de Florida, con sus intenciones a los pies de la Virgen. Fuente: Iglesia Joven

Participar de esta peregrinación permite ver, no solo la devoción y el compañerismo de quienes integraron este grupo de jóvenes, sino de todos aquellos que, directa o indirectamente, trabajaron arduamente para que los peregrinos vivieran una verdadera experiencia de fe. Sería injusto finalizar esta crónica sin mencionar la tarea de todos los coordinadores, equipo conformado por los diáconos Agustín López e Ignacio Donadío, el seminarista Ricardo Asqueta, el hermano José Manuel Larrea y la ayuda de dos chicos de la fraternidad contemplativa (Federico Petra y Vicente Rovira), además de la hospitalidad de quienes nos recibieron durante esta aventura.

“Sin ese equipo no hubiésemos podido hacerlo. A cada lugar al que llegábamos ya estaban esperándonos con todo pronto, por lo que hubo un trabajo interno indispensable. A esto le sumamos quienes nos ayudaron, como las tres señoras que nos acompañaron todo el camino para cocinar, que fue clave. Y después el servicio de cada uno de los lugares a los que íbamos. No es fácil que te caigan cuarenta y cinco chicos a coparte el colegio, la capilla o la casa de retiros [risas]. Esto me recuerda a la experiencia de los discípulos —sin entrar en comparaciones, porque ninguno de nosotros es san Pedro o san Pablo—, pero es una perspectiva similar. Rezamos juntos, nos acompañaron y comieron con nosotros. Fue como un agasajo en el que ambos quedamos agradecidos. Su ayuda fue fundamental”, remarcó.

 

Por: Leandro Lia

Redacción Entre Todos

Comentarios(3)

  1. Nico Pérez says

    Tremenda experiencia de una juventud unida y con energía, qué lindo leer la crónica de todo lo que tuvieron que superar y de cómo lo vivieron!!

  2. Esther Verocay says

    Hermosa experiencia para ese grupo de jóvenes ávidos de vivir la fe!!! Lo vivimos muy de cerca acompañando espiritualmente ya que en el participó por primera vez nuestro nieto Facu. Vivió radiante, feliz comentando emocionado cada día. Gracias Señor por tanto. Gracias querido Marcelo por siempre estar!!!

  3. Juan Mendez says

    felicitaciones a todos quienes organizan tal evento , a quienes participan y nos brindan estos testimonios tan ricos.
    Quienes alguna vez fuimos jovenes sabemos lo importante que es misionar entre pares

Escribir comentario