Los misioneros pasionistas llegamos al Uruguay en el otoño de 1922. Sentimos que el mismo Espíritu que inspiró a san Pablo de la Cruz en Italia (1694-1775) a sumar compañeros y fundar nuestra congregación pasionista hace más de trescientos años para “hacer memoria de la pasión de Jesús, la obra más maravillosa del amor de Dios”, ese mismo Espíritu llegó aquí a Montevideo. 

Cuando los pasionistas llevan treinta años en el barrio de Flor de Maroñas, se plantea la posibilidad de constituirse en parroquia. Vientos nuevos soplaban en la Iglesia, tiempos del Concilio Vaticano II. El 15 de mayo de 1965, monseñor Antonio Corso erige nuestra Parroquia Santa Gema Galgani. Su primer párroco fue el padre Juan María Avendaño cp.

En estos últimos cincuenta años, de 1973 a 2023, la parroquia hace la opción de crear comunidades eclesiales de base, una nueva y antigua manera ser iglesia inspirada en las primitivas comunidades cristianas: “Una comunidad de comunidades eclesiales de base”. 

Las comunidades eclesiales de base nacieron en Santa Gema, entre otros factores porque esta tierra había sido abonada por laicos y religiosos desde hacía muchos años atrás, por la espiritualidad pasionista. Los acontecimientos eclesiales como el Concilio Vaticano II, la Conferencia de Medellín y las asambleas diocesanas de Montevideo que convocaban a los cristianos para analizar y reflexionar los documentos emanados de la Conferencia, fueron determinantes. En las asambleas diocesanas de los años 1969 y 1970 se estaban dando los primeros pasos para instrumentar la pastoral de conjunto impulsada por monseñor Carlos Parteli y naciendo los primeros grupos de reflexión. 

P. Carlos Saracini. Fuente: Romina Fernández

La vida de cada comunidad se fue perfilando con características propias y fue generando diversas actitudes de servicio desde la pequeña iglesia. Así surgen diferentes ministerios ejercidos por laicos y laicas tales como el de La Palabra, La Catequesis (bautismo, comunión, confirmación y matrimonio), en Lo social, de La Esperanza (visita a ancianos y enfermos) y ministros de la Animación de las CEB”. En las CEB se comparte la Palabra de Dios y se celebra la vida, es un espacio de discernimiento de las opciones y compromisos sociales, políticos personales y comunitarios. Son una escuela de vida.

Nuestras comunidades están muy marcadas por la espiritualidad pasionista, carisma que compartimos religiosos y laicas/os  que profundizamos en los diferentes espacios de formación por ejemplo en los Peregrinos Pasionistas y las reflexiones y sobre todo tratando  de testimoniar con nuestros actos la mirada diferente que hemos descubierto a partir de la vida del apasionado Jesús, el crucificado resucitado. 

Nuestro carisma, “hacer memoria de la Pasión de Jesús”, hoy lo traducimos de esta manera: “Nosotros los pasionistas, solidarios con los crucificados de hoy, nos abrimos a la fuerza de la cruz, para afrontar proféticamente la injusticia y anunciar de un modo creíble al Dios de la Vida”. 

Estamos muy agradecidos por el camino andado. Lo pudimos celebrar del 14 al 15 de octubre pasado, en total sintonía con este Sínodo de la Sinodalidad que estamos viviendo. Nos sumamos con mucha alegría a este andar de la Iglesia toda, desde nuestro pequeño aporte en este rincón de Montevideo.