En los archivos del Arzobispado de Montevideo se encuentra una carta con fecha 5 de julio de 1888 firmada por algunos inmigrantes libaneses, que pedían a Mons. Inocencio María Yéregui Goichea (1881-1890), segundo Obispo de Montevideo, que otorgara permiso de celebrar los sacramentos en Montevideo a un sacerdote maronita “de nuestra misma nacionalidad y atender las necesidades espirituales de los connacionales”. Mons. Yéregui respondió que debía solicitar el permiso en la Santa Sede.

F. GUTIÉRREZ

Luego de un tiempo, se comenzaron a celebrar sacramentos esporádicamente cuando venía algún sacerdote de rito maronita desde Buenos Aires. “El tema del idioma era complicado y a la comunidad libanesa en Montevideo se le dificultaba participar de los sacramentos en español”, cuenta el P. Joseph Saad (libanés), actual Vicario parroquial de la parroquia Maronita de Nuestra Señora del Líbano del Uruguay. Con la llegada de Mons. Jorge Shallita el 10 de marzo de 1924 culminó un largo proceso preparatorio y comenzó en Uruguay la obra de la Misión Maronita, hace ahora 95 años.

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La Misión Maronita en Uruguay

Al comienzo y hasta 1925 se instalaron en la Iglesia de los Padres Capuchinos. Luego alquilaron una casa en la Ciudad Vieja. Finalmente adquirieron el terreno en Molinos de Raffo 926 esquina Clara, en el barrio Sayago, donde hoy se encuentra la parroquia Nuestra Señora del Líbano del Uruguay, construida en 1968. Cuando llegaron al terreno, lo primero que construyeron fue la capilla de Santa Teresa, la cual aún se conserva en el Centro Educativo Líbano, institución primaria y secundaria que funciona junto a la parroquia y que tiene casi 200 alumnos. “En el colegio los alumnos reciben formación religiosa con catequistas y nosotros, con el P. Kamal Semaan (párroco), somos quienes celebramos los sacramentos”, explica el P. Joseph. A su vez, detrás del templo se encuentra una imagen de la Virgen que está ubicada sobre una gran columna, con una escalera interna. Cuenta el P. Joseph que este es el tercer punto más alto de Montevideo, luego del Cerro y del Santuario Nacional del Cerrito de la Victoria.

En la parte superior del templo hay una imagen de la Virgen. Está sobre una base giratoria y es iluminada todas las noches. F. GUTIÉRREZ

La vida parroquial es variada y hay propuestas para todas las edades. El vicario explica que los días sábados son los más movidos en cuanto a actividades refiere, ya que las reuniones comienzan a las 14 horas y finalizan a las 20. Hay iniciación cristiana de niños de 4 a 6 años, catequesis de sacramentos para niños de 8 años y la primera comunión para los de 9; el grupo de adolescentes (10 a 15 años) y reciben la confirmación a los 15. Hay un grupo de jóvenes de entre 15 y 35 años y los mayores tienen un grupo misionero. Además, hay un grupo scout para niños a partir de los 4 años y la obra “Vicentinos”, que recolecta alimentos y ropa para personas del barrio que lo necesiten y se entregan los segundos sábados de cada mes. La celebración de la Santa Misa es de lunes a sábado a las 18 horas y los domingos a las 11 y a las 18. El templo permanece de puertas abiertas para ser visitado de lunes a sábado de 14 a 18 horas.

La capilla de Santa Teresa fue lo primero que se construyó cuando los maronitas llegaron al barrio. En la actualidad se encuentra en el Centro Educativo Líbano. F. GUTIÉRREZ