Publicado en Entre Todos N°459

En 1868 Juan P. Ramírez hizo proyectar al agrimensor Demetrio Isola su idea de fundar un poblado que llamaría “Pueblo de Nuestra Señora de los Pocitos”. Era un delineamiento de unas 20 manzanas con límite en el Arroyo Grande, cuyas aguas recorrían las calles que hoy llevan los nombres de Pagola y Lorenzo Pérez. En esos tiempos ya había muchos pobladores en esas costas, donde se destacaba una ensenada de finas arenas, cerrada a ambos lados por montículos pedregosos y árboles.

Pocitos se fue poblando ya organizadamente con emigraciones de la península itálica que fundaron chacras donde antes había grandes estancias, produciendo frutas y gran variedad de hortalizas. Asimismo, se encontraban pescadores que llegaban con sus barcas de poco calado hasta la Isla de Flores. Con oficio y conocimientos adquiridos en su país natal, supieron aprovechar de estas aguas aún sin explotar.

Sus mujeres aprovechaban las claras aguas que venían de los altos de la actual calle Rivera, formando el Arroyo Grande que desembocaba en la playa. Ahí hacían pozos a orillas del arroyo, casi como tinajas, y desarrollaban su función de lavado. Parece que fue en función de esos pozos que se le dio el nombre al lugar.

La Parroquia está ubicada en la calle Tamburini esquina Masini. F. Gutiérrez

El primer oratorio

Las familias que comenzaban a poblar esta zona venían en busca de una tranquilidad que en esos momentos no les brindaba Europa. En su mayoría, eran personas de arraigada fe, recibida de sus mayores, y no deseaban perderla. Así que se preocuparon de buscar un auxilio religioso que los siguiera alimentando espiritualmente.

La familia de Alejandro Do Santo tenía un predio al pie de la cantera de piedra (hoy 26 de Marzo y Marco Bruto) y edificó un sencillo oratorio con imágenes de San Roque y Santa Lucía. Allí se reunían los vecinos en forma privada para sus oraciones. Posteriormente la Curia permitió la celebración de la Misa y de Primeras Comuniones.

Estatua de San Juan Bautista, a quien está encomendada la Parroquia del barrio Pocitos. F. Gutiérrez

La primer capilla surgió en el año 1882 en lo que hoy es la intercesión de las calles Guayaquí y Chucarro. El Obispo de Montevideo, Inocencio Mª Yéregui, le dio la categoría de vice-parroquia a dicha capilla, dependiente de la Parroquia del Cordón, bajo el patrocinio de San Juan Bautista, San Roque y Santa Lucía. Para culminar la construcción de la capilla, el obispado contribuyó con $ 1.500 de la época.

Dos pequeñas campanas convocaban a los creyentes cuando se celebraban los oficios religiosos. Además, estaban los festejos populares: San Juan el 24 de junio con grandes fogatas y el día de San Pedro y San Pablo el 29 de junio.

La parroquia

La población de Pocitos fue creciendo y, por esa razón, en 1899 la Arquidiócesis de Montevideo, bajo la dirección de Mons. Mariano Soler, decidió adquirir los lotes de terreno donde actualmente están emplazados el templo, los salones y la casa del párroco.

En 1914, quien ejercía el liderazgo de la Iglesia de Montevideo, Mons. Ricardo Isasa, lo elevó a la categoría de Parroquia. En 1917 se llamó a concurso para el diseño del nuevo templo y, tras ocho propuestas presentadas, ganó la de Enrique Durán Guani y Luis Durán Veiga, aprobada por el arzobispado el 3 de marzo de 1918. Las obras comenzaron a construirse recién en 1925 por falta de fondos.

F. Gutiérrez

Una obra de arte

En 1928 el Arzobispo de Montevideo, Francisco Aragone, bendijo las cuatro campanas francesas del templo y en 1930 hizo lo mismo con el reloj de la torre, de procedencia alemana.

El estilo arquitectónico de la iglesia es románico con algunos toques bizantinos. La planta es claramente basilical, con tres naves separadas por 16 columnas de mármol negro con capiteles en dorado. El altar del Sagrado Corazón, inaugurado en 1931, fue traído de la localidad de San Luca (Italia), obra de Paschino Bacci.

El plafón que oficia de cielorraso es de madera policromada y fue inaugurado en 1929. El piso actual se colocó en 1935, junto con los capiteles traídos de Bélgica. En 1934 se inauguró la pila bautismal y el 24 de junio de 1936 comenzó a usarse el altar mayor, realizado con mármoles y granitos nacionales, así como con bronce dorado.

A fines de la década del '30 se llevó a cabo la decoración interior del templo, obra del decorador argentino Arquímedes Vitale, luego de un trabajo que le llevó más de dos años. La actual puerta de hierro y la escalinata fueron inauguradas en 1954. Los vitrales, tanto de la parte superior como de la inferior, forman el recorrido de Jesús hacia la Cruz del Calvario, el Vía Crucis.

En el altar mayor hay mármoles y granitos nacionales. F. Gutiérrez

“Hubo mucha gente durante estos 105 años que hizo un excelente trabajo”

En la actualidad, la parroquia cuenta con varios grupos que le dan vida a la comunidad durante todos los días de la semana. Están liderados por laicos, el P. Robin Traverso (párroco), el P. Ernesto Diano (vicario) y el P. Sebastián Alcorta (vicario).

Por ejemplo, los lunes por las noches 35 voluntarios preparan cerca de 70 platos de comida caliente y salen al encuentro de personas en situación de calle. Además, hay grupos de catequesis para más de 200 niños y adolescentes, grupos de confirmación, prematrimoniales, de música, Biblia, liturgia, teología, comunidad de mujeres con madres y abuelas, y más de cinco coros que acompañan las celebraciones semanales. “A veces al formar parte de una parroquia tan numerosa es necesario tener más encuentros con la comunidad, además de las misas. El generar este tipo de equipos y actividades sociales nos permite conocernos muchísimo”, cuenta el Arq. Walter Corbo De Luca, responsable laico de la parroquia San Juan Bautista desde hace doce años.

Respecto al trabajo con los vecinos de la comunidad, la parroquia cuenta con un equipo de pastoral de enfermos que visita y acompaña a quienes están con problemas de salud. Asimismo, hay un equipo de pastoral con venezolanos que llegaron a Uruguay, otro grupo que trabaja con adultos mayores de la zona, un equipo misionero y educadores scouts que organizan actividades con los más chicos. “Todos los sacerdotes que están ahora, y todos los que han pasado por aquí, han aportado muchísimo para formar esta comunidad. Si la parroquia San Juan Bautista está así hoy es porque hubo mucha gente durante estos 105 años que hizo un excelente trabajo”, explica el responsable laico. Y agrega: “Hoy estamos respetando lo que hicieron los que nos antecedieron y con el convencimiento de que debemos dejar las cosas aún mejor para los que vengan... los procesos deben continuar”.

El templo de Pocitos comenzó a ser construido en 1925 y se inauguró en 1928. F. Gutiérrez