La historia de esta parroquia de la Ciudad Vieja comenzó a escribirse a fines del siglo XX, cuando un hombre y una mujer decidieron unirse en matrimonio y trabajar por aquel Uruguay naciente, mezcla de inmigrantes y criollos. Uno de sus frutos fue este primer templo en Sudamérica dedicado a María bajo la advocación de Nuestra Señora de Lourdes.

Una familia que dejó huella

El matrimonio Jackson Errazquin contribuyó a la construcción de varias iglesias y obras eclesiales, principalmente en la capital del país,  entre finales del siglo XIX y principios del XX.

Entre las obras se encuentran: la capilla Jackson, la iglesia del Colegio Seminario, la iglesia de Tapes, la desaparecida iglesia del Buen Pastor, la iglesia de la Medalla Milagrosa ―en la calle Reconquista―, y la iglesia Nuestra Señora de Lourdes en Ciudad Vieja. 

John Jackson y Clara Errazquin Larrañaga se conocieron en nuestro país. Jackson era un inmigrante protestante inglés, y Errazquin una criolla católica con fuertes raíces en nuestra tierra. El matrimonio trabajó incansablemente en la evangelización de nuestro país. 

Solo la mayor de sus seis hijos ―Clara Jackson de Heber― tuvo descendencia. La mayor parte de los hermanos desarrolló una activa participación en la política, la economía y la sociedad uruguaya del siglo XX. 

La imagen de la Virgen que preside el templo fue traída desde París por Sofía Jackson. Fuente: Federico Gutiérrez (foto de archivo)

Un país que avanza

El templo fue erigido veintiún años antes que la propia Basílica en la ciudad francesa. Así lo cuenta el sacerdote Fabián Silveira en su libro La iglesia de Lourdes (1882-2017) en Montevideo y la familia Jackson Errazquin.

El matrimonio profesaba una ferviente devoción a Nuestra Señora de Lourdes, cuya aparición había tenido lugar en el año 1858 a orillas del  Gave de Pau, en una pequeña localidad de los Pirineos franceses. 

Cuando comenzó la construcción del templo en 1882, el lugar era conocido como la “ciudad nueva”, ubicada extramuros de la antigua ciudadela de Montevideo. La nueva capital fue construida mirando a Europa, dejando atrás las fortificaciones coloniales.

Eran los años de la construcción de las casas quintas, de las nuevas residencias, de las instalaciones educativas laicas y religiosas.

Este período de los últimos decenios del siglo XIX estuvo marcado, según el padre Silveira, como un tiempo de “tormenta anticlerical”. Allí encontramos a famosos personajes de nuestro país: los presidentes Lorenzo Latorre y Máximo Santos, así como al primer obispo del Uruguay, Jacinto Vera, entre otras destacadas figuras. 

El proyecto de construcción del templo estuvo a cargo del ingeniero Ignacio Pedralbes y de Capua, uno de los primeros uruguayos que obtuvo su título en Francia, director de Obras Públicas de Montevideo. Sus concepciones responden al estilo neogótico. 

El templo de Ciudad Vieja es descripto por él como una agrupación de formas creadas por la arquitectura religiosa francesa barroca del siglo XVII. 

Un nuevo comienzo

El templo fue inaugurado el 8 de diciembre del año 1886. El diario católico El Bien Público, fundado por Juan Zorrilla de San Martín y apoyado especialmente por la familia Jackson Errazquin, informó sobre la inauguración de la iglesia de la calle Paysandú. 

En él se da cuenta a la población sobre las características de la estructura: “La capilla es de una sola nave, con un pequeño crucero. Las paredes y la bóveda están pintadas de claro-oscuro”. 

La imagen de la Virgen, que preside el templo, fue traída desde París por Sofía Jackson. Los bancos son de cedro y se encuentran allí desde los inicios, al igual que dos confesionarios. 

El padre palotino Vicente Kopf, responsable de la iglesia presidió la celebración. En su homilía encomendó la nueva iglesia a la Virgen y anunció que la misma tendría como objetivo la misión para las personas llegadas a Uruguay provenientes de otros países. Las misas eran predicadas en alemán, inglés e italiano, según las necesidades de los fieles. También brindaban servicios a los vecinos de la capital.