Sturla: «El laicismo ha triunfado en gran parte»

Fuente: «La alegría del evangelio»

Horas antes de realizarse el Corpus Christi el domingo 7, por los micrófonos de Oriental, en diálogo con Gabriela Gómez y Sebastián Sica, el Cardenal reflexionó acerca del sentido de la proclamación de la fe, y de sus implicancias particulares en un país marcado fuertemente por el laicismo. Estas son las palabras del arzobispo en dicha oportunidad.

El viento secularista

Jesús nos da un motivo por el cual vivir, un motivo también por el cual sufrir. Porque cuando todo va bien, a veces nos puede resultar fácil la vida, pero cuando arrecian las dificultades, cuando llegan los dolores, cuando sentimos el peso de la culpa, ¡qué difícil es remontar vuelo y volver a salir adelante! Sin embargo, el Señor Jesús, con su perdón, con su misericordia, con su ánimo, con su mano siempre tendida de amigo, con su mano que acaricia y que es capaz de sanar nuestras heridas, nos invita entonces a una confianza renovada en la belleza de la vida.

La vida es bella porque está cargada de sentido, aun en los momentos de oscuridad que todos podemos vivir, experimentar y sentir. El Señor no deja  caer ninguna de nuestras situaciones en el vacío sino que nos levanta siempre. Por eso hoy lo queremos seguir en la eucaristía y manifestar nuestra fe. Hoy, en el mundo, hay lugares donde ser cristianos y manifestar la fe tiene consecuencias graves , consecuencias que incluso pueden  llevar a perder la vida como lo hemos visto televisivamente, lo hemos visto en las redes sociales, con la filmación, los primeros martirios filmados de la historia como la de los egipcios coptos, cristianos que murieron en Libia.

Nosotros no tenemos ese problema, tenemos otro, nos movemos en un mar de indiferencia que es la consecuencia directa de ese viento securalista que sopló sobre nuestra patria hace cien años, y en este mar de indiferencia muchas veces la sonrisa “perdonavidas” con la que algunos nos miran, por el hecho de ser cristianos, nos achica.

 Tras el laicismo… el vacío espiritual

Debemos reconocerlo, somos una iglesia donde muchas veces nos achicamos, no tenemos el coraje de la fe, no tenemos la valentía de manifestarnos cristianos porque el quedar medio mal parados, el quedar quemados, el quedar en ridículo. Los uruguayos le tememos muchísimo, como si fuera la peste, entonces aflojamos en nuestra manifestación pública de la fe, y la dejamos medio encerradita como una cuestión privada que vivimos medio a la escondida, y que cuando estamos en la iglesia, ahí sí cantamos y rezamos, pero que, después, a la salida, nos cuesta.

Es justamente el triunfo del laicismo. El laicismo dice que la fe es algo para vivir en privado, que no tiene que tener manifestación pública. Vivimos en una sociedad donde el laicismo ha triunfado en gran parte, y nosotros estamos llamados a manifestar la fe, porque tras ese laicismo fuerte y poco tolerante que vivimos en el Uruguay del principio del siglo XX, lo que queda es un vacío espiritual muy difícil de llenar y que tiene consecuencias en esa especie de tristeza —pesimismo que muchas veces nuestra sociedad vive y que nos impide salir adelante como quisiéramos—; por eso nosotros estamos llamados a la proclamación pública de nuestra fe siguiendo a Cristo presente en la eucaristía a poner la cara, a sacar la cara por Jesús porque lo queremos, porque tenemos la alegría de conocerlo.

Fuente: Quincenario Arquidiócesano "Entre Todos"