Dicho encuentro tuvo lugar en el marco de las celebraciones por los cuarenta años de la creación de la Fazenda de la Esperanza. El evento —que contó con la participación de autoridades civiles, eclesiales, entre ellos el Card. Daniel Sturla, y público en general— abordó las temáticas del consumo problemático de sustancias, cómo prevenirlo y cómo tratar a las personas que padecen estas adicciones, principalmente adolescentes y jóvenes. También fue un momento propicio para presentar la propuesta de la Fazenda de la Esperanza.

Los cuatro exponentes fueron el Psic. Juan Pablo Cibils; la Dra. Lorena Quintana, del Programa Adolescencia y Juventud del Ministerio de Salud Pública (MSP); el Dr. Daniel Radío,  secretario general de la Junta Nacional de Drogas; y fray Hans Stapel, fundador de la Fazenda de la Esperanza.

Trabajo multisectorial para una realidad compleja

Al comenzar su intervención el psicólogo Juan Pablo Cibils invitó a los presentes a conocer la Fazenda Monte Carmelo, a la que describió como una obra llena de alegría, transformadora y emocionante. Sobre el tema del consumo explicó que la neurociencia da muchas pistas para entender cómo funciona el cerebro del adolescente, y destacó que “prácticamente todas las cosas que hacemos en esa etapa de la vida son para obtener una gratificación, un placer”. “Consumir algún tipo de droga entra en este circuito de la gratificación, que además es instantánea”, añadió. Señaló que para entender esta dinámica debemos tener en cuenta características de los adolescentes como la impulsividad y la intensidad, y esto agregado a la inmediatez hacen un combo ideal para el consumo. 

Luego, el Dr. Daniel Radío dio cuenta de las estadísticas que muestran que la sustancia psicoactiva que se comienza a consumir a edades más tempranas es el alcohol. También explicó que la última encuesta realizada a estudiantes de enseñanza media —que datan del año 2022—, reveló un aumento preocupante del consumo de sustancias energizantes. Explicó que también la ludopatía es una adicción muy importante, pero que la condena social no es tan grande, aunque trae consecuencias gravísimas. “La sociedad contemporánea se rinde ante el altar del consumo, todo el tiempo consumimos cosas y nos consumimos”, reflexionó. 

Ante este ecosistema llamó a postergar lo más posible la edad de comienzo de consumo para evitar daños físicos, sobre todo a nivel cerebral, y por otro lado involucrar más a las familias en los cuidados, y aumentar la percepción de riesgos de consumo, así como tener servicios de salud de calidad y accesibles.

En su participación, la Dra. Lorena Quintana comentó algunas de las políticas que el MSP está llevando adelante en esta temática. Habló de dos vías de trabajo en la prevención, según la edad del público al que se apunta. Destacó que si bien la información es lo más importante, en niños y adolescentes de hasta catorce años el factor más protector es la familia. “Cuando hay una familia que se preocupa, sabe demostrar amor y poner límites, eso hace mucho para la prevención del consumo de sustancias en adolescentes”. En este aspecto destacó el programa “Familias fuertes”, que busca fortalecer los lazos familiares, darles herramienta a los adultos para demostrar amor y saber poner límites, y que se viene desarrollando en quince departamentos de todo el país (incluido Montevideo).

Por su parte, en los mayores de 15 años explicó que entrar a tallar los grupos de pares, la comunidad, la sociedad, las oportunidades que estos jóvenes tienen. Para este grupo se está pensando un programa que impulse alianzas para crear estas oportunidades, “para que se decida no consumir”, aseveró. “Es todo un desafío el tratamiento de las adicciones, porque no hay, como en otras afecciones, una receta única porque entre otras cosas, con el consumo problemático vienen muchas otras pérdidas”, agregó.  

Amar concretamente

Por último, fray Hans Stapel habló sobre la historia y el presente de la Fazenda de la Esperanza. Rememoró aquellos que jóvenes que integraban las primeras generaciones de la obra tenían una necesidad de amar concretamente. “El Evangelio es nada menos que una escuela donde el propio Jesús es el profesor”, aseguró. “Todos nosotros somos capaces de amar. El amor recupera y crea hombres nuevos”, afirmó.

Después destacó el apoyo que recibió tanto del papa Benedicto XVI en su momento, como del actual papa Francisco. Y observó que para recuperar a estos jóvenes no se necesita únicamente de un grupo concreto como la Fazenda, sino de toda la sociedad. Y recordando los tres ejes del trabajo de la organización —trabajo, convivencia y espiritualidad— repitió:  “El amor recupera de verdad”.

Por: Camilo Genta

Redacción Entre Todos