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Card. Sturla: “En cada celebración hacemos memoria de la última cena de Jesús”

El arzobispo de Montevideo celebró por tercer año consecutivo la misa de la Cena del Señor en la Fazenda de la Esperanza.
El lavatorio de los pies es uno de los momentos más simbólicos de la misa del Jueves Santo. Fuente: R. Fernández

La atmósfera estaba impregnada de un fuerte sentido de pertenencia y solidaridad. En la Fazenda de la Esperanza, las etiquetas y las barreras quedan de lado, mientras doce de sus residentes reciben esperanzados el lavatorio de los pies.

El cardenal Daniel Sturla va uno por uno, hasta llegar al total de sillas dispuestas cerca del altar. Varios de los fieles presentes —muchos de ellos, familiares o jóvenes que ya partieron de este centro de recuperación— acompañaron con sus celulares.

No es la primera vez que el arzobispo de Montevideo visita a la Fazenda, como se la denomina coloquialmente. De hecho, desde que asumió su rol en 2014, siempre buscó alguna comunidad para celebrar la misa del Jueves Santo. Desde 2022 el Card. Sturla preside la misa del Jueves Santo en el centro de Punta de Rieles, mientras que en años anteriores celebró desde otras comunidades de la arquidiócesis: San Alberto Hurtado, Nuestra Señora de Guadalupe, Santa Magdalena Sofía Barat y San Francisco de Asís.

Un gesto de amor

“Estamos iniciando los tres días más santos del año para todos los cristianos, lo que llamamos el Tríduo Pascual: Jueves Santo, Viernes Santo, Sábado Santo y el Domingo de Pascua. A partir de esta tarde comienza una serie de hechos que tienen una unidad intrínseca”, comenzó a enumerar el cardenal Daniel Sturla durante su homilía.

Como ya es costumbre cuando visita otros templos de la arquidiócesis, sus prédicas suelen explicar el momento litúrgico en el que nos encontramos los cristianos. “Todos estos acontecimientos tienen como centro aquello que celebramos cada día en el altar. En cada celebración hacemos memoria de la última cena de Jesús, que está unida a su muerte en la cruz y a su resurrección. Por lo tanto, en cada misa estamos viviendo ese Triduo Pascual y los acontecimientos que evocan la salvación”, desarrolló.

“Jesús le lava los pies a los discípulos por el mismo motivo por el que nos dejó la eucaristía o el sacerdocio: porque nos amó hasta el extremo”

Card. Daniel Sturla

“¿Cuál es la explicación de todo esto? La encontramos en el amor hasta el extremo que tiene Dios por nosotros y que lo manifestó en Jesús, su hijo hecho hombre. Y ese extremo fue morir en la cruz, pero también lo es vencer la muerte y resucitar para darnos la salvación”, reflexionó el arzobispo en voz alta ante los presentes.

Don de Jesús, memoria viva

Ayer, Jueves Santo, los cristianos celebramos la última cena. El Card. Sturla aprovechó su homilía para desarrollar tres elementos clave de la misa de la cena del Señor.

“El primero es que Jesús instituye la eucaristía. En el amor infinito, Dios pensó cómo quedarse para siempre con nosotros, cómo acompañarnos. Y decide quedarse como nuestro alimento. En la última cena —que era una comida pascual judía, en la que rememoraban su última cena en Egipto antes de ser liberados por Moisés— ellos también tenían sus ritos. Uno era tomar el pan, partirlo y repartirlo. Pero, a ese gesto, Jesús le da un nuevo sentido y les pide que lo repitan en su memoria. Cuando participamos de una celebración y el sucesor de los apóstoles menciona las palabras de Jesús sobre el pan y el vino, los cristianos creemos que se da esta transformación en su cuerpo y sangre”, afirmó.

El arzobispo también desarrolló otros dos aspectos de esta celebración. Uno de ellos tiene que ver, lógicamente, con el servicio sacerdotal: “Hoy conmemoramos que, precisamente, para que pueda perpetuarse ese don de Jesús en la memoria viva de la Iglesia, él instituyó el sacerdocio. Le entregó la responsabilidad del servicio a los apóstoles, que es ni más ni menos que el poder celebrar y, mediante el Espíritu Santo, repetir el signo del pan y el vino. Es algo que nos supera ampliamente. Decía el santo Cura de Ars que, si el sacerdote comprendiera lo que sucede en sus manos, se desmayaría de amor. ¡Lo que ocurre en la consagración es algo impresionante!”.

Los presentes tuvieron una instancia de oración luego de la Misa de la Cena del Señor. Fuente: R. Fernández

Por último, el Card. Sturla destacó el gesto del lavado de los pies. “En las casas en las que había servidores o esclavos, ellos eran los responsables de lavar los pies a los demás. Jesús lo hace con los discípulos por el mismo motivo por el que nos dejó la eucaristía o el sacerdocio: porque nos amó hasta el extremo”, concluyó en su prédica.

Oración en compañía de Jesús

La alegría de la comunidad al recibir al pastor de la Iglesia capitalina contrasta con el clima al finalizar la celebración. Los fieles partieron en una pequeña procesión y con cantos a capela, acompañaron a Jesús Eucaristía hacia una sala acondicionada para recibirlo.

La habitación estaba iluminada únicamente por velas, y las personas que llegaron se postraron de rodillas. En la Fazenda de la Esperanza, la jornada finalizó con una Hora Santa, y sus residentes acompañaron en oración a Jesús antes de su entrega en la cruz.

Cada Jueves Santo en la comunidad de la Fazenda no es solo una celebración religiosa, sino un testimonio vivo del poder transformador del amor de Dios y del compromiso de los residentes por caminar guiados por la luz de su Palabra. En este hogar, en el que las historias de superación y dolor se encuentran con el anhelo de un nuevo comienzo, el amor de Jesús brilla como ejemplo de esperanza y salvación.

 

Por: Leandro Lia

Redacción ICM

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