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Vecinos construyen una capilla en barrio Santa Eugenia

En el asentamiento tendrán un lugar para rezar y reunirse a compartir la Palabra de Dios
La estructura es de madera y se está levantando con la colaboración de muchos. /F. GUTIÉRREZ

Publicado en Entre Todos N° 478

Vacaciones de julio, los niños corretean sin cansarse, de un lado para otro. Los adultos están en plena construcción, unos con taladro, el otro con un martillo, allá uno con una sierra cortando la madera, otros dos haciendo mezcla y llevando baldes. Al costado, otros paran una mesa y ponen los panes que complementarán el almuerzo.

Son las tres de la tarde en Santa María Eugenia, un asentamiento ubicado en Carrasco Norte, a pocos metros del Club Carrasco Polo y del barrio San Nicolás. Entre callejuelas de barro hay algunas casas de material, otras de chapa y nylon, algunas con madera. No hay agua potable ni luz, y la nueva construcción se destaca. Es una capilla de madera, iniciativa de los vecinos para poder tener un lugar “para pulir el alma”.

Así lo explica Leonardo Frontora, presidente de la comisión vecinal: “La capilla es buena para el barrio, esto le va a pulir el alma, es fundamental. Gracias a Dios se va haciendo todo bien y es muy importante, se sumó mucha gente del barrio”. Una vez que esté terminada, dice, “la gente va a apoyar”. “Hay gente que no tiene con quién hablar y tiene algo en su corazón y lo puede venir a expresar a la Iglesia. Es algo bueno para el barrio y para uno mismo”, asegura.

El entusiasmo es patente. Unos 15 o 20 vecinos participan en la obra, que comenzó con la nivelación del terreno y la instalación de la estructura, para seguir con las paredes, pintura, techo, piso y finalmente decoración y detalles.

Unos y otros se han involucrado en los trabajos de albañilería. /F. GUTIÉRREZ

“Durante el día ayudo voluntariamente, como todos los vecinos”, cuenta Ricardo Blanco, uno de los que trasladaban baldes con mezcla. “Durante la noche soy el sereno. Me estoy quedando a dormir, para vigilar. Al estar avanzada la obra y haber muchos materiales, no se puede dejar solo. Lo hacemos como colaboración mutua”, explaya. Una “colaboración” —como él la llama— para nada menor cuando se trata de pernoctar en una estructura que no tiene pisos ni ventanas, en las noches más frías del invierno. Pero Ricky no se detiene en esto, sino que justifica que “alguien tenía que hacerlo” y que era preferible que fuera una persona mayor, con experiencia de sereno, que sabe lo que es pasar la noche afuera, que vive a pocos metros. Además, sabe que cuenta con los demás, que le acercan alguna bolsa de agua caliente, frazadas o una estufa.

“Lo más lindo es ver cómo los vecinos se apropiaron de esta capillita sintiéndola como orgullo propio. Ellos son los que están trabajando”, cuenta el P. Juan Andrés Verde, de Stella Maris. Es cierto que desde la Parroquia de Carrasco consiguieron donaciones y ayuda, pero el motor está entre los mismos vecinos. Esos que tal vez no tienen un techo en su casa, pero que ponen lo mejor de sí para ayudar a instalar el de la capilla adonde podrán luego ir a rezar.

Trabajo en equipo

Entre quienes ayudan, algunos claramente no viven allí. Jóvenes, impecables, seguro que con menos experiencia en construcción pero con el mismo entusiasmo. Son chicos de la Parroquia Stella Maris, que desarrolla en esa zona su programa misionero. Y en estos días, los voluntarios de los diversos grupos participan tanto en la construcción como en la entretención de los niños más chicos.

“Esto es impresionante. Se dieron muchas situaciones por las que damos gracias a Dios de estar haciendo esto. Vemos la unión en el barrio, entre nosotros y el barrio, estamos creciendo muchísimo. Y cuando quede terminada, vamos a crecer mucho más”. Esas son las palabras de James Mc Cubbin, un chico de 22 años que coordina el Promis: Programa Misionero de Stella Maris. Estudia Ingeniería en una universidad privada y juega al rugby. Y ahora, en período de exámenes, pasa varias horas como obrero de la construcción.

Dice que el equilibrio “es complicado”, porque hay que aprender a racionar los tiempos entre el barrio, el estudio y los amigos, y que tal vez eso implica posponer algún examen. “Pero son preferencias y, si uno las tiene claras, el resto se da”.

“Está divina la posibilidad de venir al barrio, de compartir a Dios. Por alguna razón recibimos la fe y podemos transmitírsela a la gente de acá, que nos abre la puerta de par en par”, dice.

Tanto para él como para otros chicos de la parroquia que se acercan, el de su casa y el de Santa Eugenia son mundos diferentes, paralelos. Pero “está bueno conocer que existen otras realidades y querer apoyarlas”.

Cerca de 100 jóvenes

La relación entre Stella Maris y Santa Eugenia empezó tímidamente hace cuatro años. El asentamiento era uno de los puntos por donde pasaban los voluntarios de Movimiento Luceros una vez por semana para llevar la cena y compartir un momento de oración. El cariño fue creciendo y las puertas de ambos lados se abrieron cada vez más.

En la iniciativa coinciden los habitantes de la zona y los jóvenes de la Parroquia Stella Maris de Carrasco. /F. GUTIÉRREZ

Ahora hay movimiento casi a diario: los lunes llegan los Luceros, los miércoles reparten canastas. Los jueves y sábados hay apoyo escolar y se proyecta que los jueves haya grupos de oración de adultos. Los domingos, cada 15 días, serán los oratorios. Y cuando se organiza, hay jornadas de construcción de cobijos que sustituyen los ranchos. En total, son cerca de 100 los chicos de la parroquia que participan en los programas, y la construcción de la capilla involucra a representantes de los diversos grupos.

Ricardo, el sereno, cuenta que en las reuniones siempre dan gracias por la llegada de los Luceros y por todo lo que eso supuso. “Laburan, trabajan a la par que nosotros. Son muy buenos muchachos, muy interesados por contribuir. Ven el anhelo en el barrio”, ensalza.

Y el presidente de los vecinos también agradece su presencia. Sobre todo, porque son un ejemplo para los niños, que pueden ver “otro mundo, otras costumbres”.
“Los niños les han tomado cariño, y los muchachos a ellos. Gracias a Dios, vienen de puro corazón y es buenísimo. Son gurises jóvenes que tienen voluntad de venir a trabajar con ellos. Podrían estar en otro lado pero están acá, apoyando, eso es fundamental para los niños de acá”.

/Por Carolina Bellocq

Comentarios(4)

  1. Maria Almeida says

    Necesito comunicarme con el Sacerdote Sergio Andres Verde por algo importante , espero respuesta.
    Saludos

  2. BRENDA says

    HOLA DESEO COMUNICARME CON ESTE SR. JUAN TENGO QUE HACER UNA DONACION Y DESEO HABLAR PERSONALMENTE, DEJO MI CORREO

  3. Laura says

    Felicitaciones !!!!! Que Nuestra Santa Madre y STA Eugenia , sean la luz en este camino !!!!

  4. JOSE OSCAR HERNANDEZ HERNANDEZ says

    Felicidades hermanos por su desempeño en la construccion de su ermita,saludos desde Cardenas Tabasco,Mexico

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