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Un libro imprescindible

Miguel Pastorino presentó su libro "La eutanasia no es lo que parece" en la Sala Acuña de Figueroa del edificio José Artigas. El ex senador Pedro Bordaberry y los periodistas Alfredo García y Romina Andrioli participaron del evento.

En la tarde del martes 31 de octubre, en el edificio José Artigas —anexo al Palacio Legislativo—, en una sala llena, se realizó la presentación del libro La eutanasia no es lo que parece, del filósofo Miguel Pastorino. Los encargados de presentar el trabajo fueron los periodistas Alfredo García y Romina Andrioli, y el Dr. Pedro Bordaberry.

Antes de comenzar las alocuciones de los presentadores, el autor agradeció el trabajo de un equipo de profesionales y especialistas que “humilde y silenciosamente” trabajan para instalar la discusión y los “por qué no a la eutanasia”. También agradeció al Card. Daniel Sturla por la posibilidad de que el libro llegase a un precio accesible, a través de LEA, a toda la población; así como al diputado Rodrigo Goñi, por darle la oportunidad de esta presentación en un espacio de diálogo como es el Parlamento.

Dónde están los límites

El primero de los presentadores en tomar la palabra fue el periodista Alfredo García. Comentó que para él “en Uruguay hay miedo, hay terror de hablar de la muerte. Esta cultura del espanto hace que la muerte sea un tema tabú. Hoy por hoy, hay gente que piensa que es eterna, y aflora aquello de la eterna juventud”.

Diversos representantes parlamentarios y de la sociedad participaron de la presentación. Fuente: R. Fernández

Si bien sostuvo que el libro no cambió su postura a favor de la eutanasia, sí le hizo custionarse el sentido de la vida y de la muerte. Y agregó: “pero fundamentalmente me movió el piso con el tema de la autonomía. Yo soy de las personas que cree que la gente debe tener autonomía absoluta de lo quiere hacer de su vida, salvo algunas excepciones —como las personas que padecen adicciones—. Me sirvió para hacerme la pregunta de si realmente soy creyente de esa autonomía a todo precio, y si realmente las personas pueden definir o no qué hacer con su vida y cómo apagarla”.

Por último afirmó: “creo que hay que respetar la voluntad de las personas, pero al mismo tiempo preguntarse cuál es el límite. Creo que el libro abre un debate serio sobre el tema, pero con mucha información bien explicada y fundamentada. Me parece que hay que informar muy bien para no confundir cuidados paliativos, voluntad anticipada y eutanasia”.

Profundiza, sale de lo obvio y busca argumentos

Para la periodista Romina Andrioli, más allá del tema de la eutanasia, el libro es recomendable como una reflexión profunda de la sociedad de nuestro tiempo, una especie de reivindicación, de lucha, del autor por el debate profundo de ideas.

El autor del libro fue el primero en hacer uso de la palabra, quien agradeció la colaboración de distintos sectores. Fuente: R. Fernández

Planteó que la pérdida de sentido de la muerte es un aspecto de las sociedades secularizadas, y a la vez se cuestionó si reflexionamos lo suficiente sobre el sentido de la vida. Y fue más allá: “¿sobre qué temas profundos reflexionamos hoy en día? Miguel nos habla de una crisis de sentido de esta sociedad”.

También destacó que el autor cuestiona si el derecho a la eutanasia es verdaderamente una cuestión de libertad del individuo —que es el principal argumento de quienes la defienden—, o es en realidad la sociedad la que nos empuja a que lo veamos así”. Muchas veces omitimos darnos discusiones sobre la interdependencia que tenemos como seres sociales, la solidaridad, la justicia social —sobre todo con los más vulnerables—. Son realmente libres los que piden la eutanasia o es que no quieren seguir sintiéndose carga para otros”.

“En la duda, siempre a favor de la vida”

El último en tomar la palabra fue el exsenador Pedro Bordaberry. Compartió con Álvaro Ahunchain —quien prologó la obra— que este es un libro imprescindible por cómo plantea el tema.

Para Bordaberry es un argumento raro pensar que la eutanasia parte de la libertad. “Esta ley que se intenta aprobar no regula el derecho de la persona libremente a decidir que lo asistan en su muerte. No, esta ley regula la conducta de los que asisten a la persona. Regula lo que hacen las personas a las que se les pide ayuda. Ahí nos metemos en un tremendo lío. Por eso no es una cuestión de libertad”. “El argumento de la libertad es una falacia en la ley de eutanasia, añadió, y Miguel lo deja demostrado en estas páginas”.

El libro se puede adquirir por Tienda LEA, Escaramuza y en Bookshop. Fuente: R. Fernández

Más adelante, señaló: “hoy estamos en la cultura del olvido y de la muerte, en una sociedad que pone el énfasis en el disfrute inmediato, en el todo y ya. No se piensa en la muerte porque no es un momento de disfrute”.

Bordaberry mencionó que “el libro establece muy bien las diferencias que hay entre el suicidio asistido (la eutanasia) y la prolongación artificial de la vida; hay un camino del medio. Nadie está a favor de la prolongación artificial de la vida, es más, hay una ley que permite la voluntad anticipada expresamente para que no se prolongue artificialmente la vida, así como la provisión de cuidados paliativos, para que la muerte sea natural y sin dolor”. “En la duda, siempre a favor de la vida”, concluyó.

 

Por: Camilo Genta

Redacción Entre Todos

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