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Sínodo de la Sinodalidad: juntos somos Iglesia

Retornó la delegación uruguaya que participó del sínodo, integrada por el Card. Daniel Sturla, Mons. Milton Tróccoli y Leonardo Lima.
El Sínodo de la Sinodalidad aplicó una dinámica de encuentro y oración. Fuente: CNA

Si algo podríamos concluir de esta XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, es su carácter histórico. Este encuentro, cuya principal finalidad es propiciar que nuestra Iglesia camine unida y anuncie con claridad la Palabra de Dios, presentó algunas particularidades durante el llamado Sínodo de la Sinodalidad.

Una de ellas fue, claramente, su extensión (el proceso iba a durar dos años, desde octubre de 2021 hacia el mismo mes de 2023, pero culminará un año más tarde). La segunda es su composición, debido a que no solo participaron los obispos, sino que religiosos y laicos (hombres y mujeres) también tuvieron voz y voto.

Esta asamblea de octubre contó con una amplia convocatoria: 464 participantes, 364 de ellos con derecho a voto (que totalizan uno más al incluir al papa Francisco) y 54 mujeres.

En representación de Uruguay asistió el Card. Daniel Sturla como arzobispo de Montevideo y miembro del consejo ordinario del sínodo; Mons. Milton Tróccoli, obispo de Maldonado-Punta del Este-Minas, y Leonardo Lima, laico vinculado con comunidades de vida cristiana y que integra el Departamento de Laicos de la Conferencia Episcopal del Uruguay.

Una dinámica especial

Según comunicó la Santa Sede, el lema de esta asamblea fue: ‘Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”. En este sentido, la propia dinámica del encuentro también buscó fomentar el vínculo cercano y fraterno.

“Fue una alegría muy grande de por sí el sínodo, porque se realizó con una metodología que ayudó al discernimiento, al encuentro, a escucharnos. Esto ya de por sí es algo muy importante, porque la Iglesia es, ante todo, católica universal, y en estas instancias uno percibe esa universalidad. Ahí se comprende lo importante que es este ‘caminar juntos’ del que habla el papa Francisco y está en el corazón de esta misma palabra ‘sínodo’, que es, precisamente, lo que significa”, explica el Card. Sturla.

Por su parte, el laico Leonardo Lima destaca el particular formato del encuentro: “La dinámica fue basada en la conversación en el Espíritu. Tal vez podríamos decir que esto fue una reunión de personas que se convocaron para reflexionar y negociar cosas, pero la verdad es que fue muchísimo más que eso. Primero que nada, porque el sínodo empezó por tres días de retiro, que proporcionó insumos espirituales para que toda la asamblea reflexionara y participara con un determinado perfil. Después, en cada encuentro había roles asignados previamente. Primero se rezaba y después se compartían reflexiones. Las reuniones en las mesas fueron acompañadas por la oración y eso es una gracia muy grande”.

Cada encuentro se realizó en torno a una mesa circular, para que todos estuviesen igualmente integrados. Cada una de ellas estaba compuesta por diez a doce personas según su idioma, y los laicos podían compartirla con sacerdotes, obispos y cardenales. Para evitar barreras al comunicarse, se les repartió considerando su respectiva variedad de idiomas.

Mons. Tróccoli también terminó conforme con los frutos de cada reunión. “Partiendo de la escucha de la Palabra de Dios y de la escucha de los hermanos con los que compartimos el mismo grupo de trabajo (círculos menores, en el lenguaje del Sínodo), íbamos tratando los temas del documento de trabajo (Instrumentum laboris). Sus temas clave son la comunión, la participación y la misión”, detalla.

Caminar juntos

Todos los integrantes de la delegación coinciden en que, a partir del contexto internacional, la realización del sínodo adquiere una importancia mayor.

“Mi participación la viví con el mismo asombro con el que recibí mi convocatoria. Sigo sorprendido. Todo fue un gran regalo de Dios, desde el llamado hasta el encuentro con las personas, conocer representantes de otras comunidades, sobre todo aquellas en donde la alegría de anunciar el evangelio motiva y moviliza. Por otro lado, es una muestra de que, verdaderamente, nuestra Iglesia es universal y es muy grande. Sin quererlo y, tal vez, también buscando provocar algo, el sínodo sucede en medio de un mundo muy convulsionado como el que vivimos, con guerras, enfrentamientos y polarizaciones que son moneda corriente. En el medio de todo esto se encuentra la Iglesia católica, y el sínodo sucede mientras ocurre el enfrentamiento entre Palestina e Israel y la escalada de violencia que todo esto generó”, afirma Lima.

En la misma línea, el arzobispo de Montevideo señala la necesidad de salir al encuentro del hermano: “Hay algo que escuchamos muchas veces pero que estamos llamados a insistir en ello: la Iglesia no es el obispo, los sacerdotes, los religiosos. La iglesia somos todos, juntos conformamos el santo pueblo de Dios, como suele decir el papa Francisco y del que habla el Concilio Vaticano II. Dentro de este pueblo, somos todos discípulos, misioneros y cada uno en su vocación particular tiene también, con respecto a la vida de la Iglesia, un testimonio para decir, una palabra para ser escuchada, sobre todo con los desafíos de la actualidad. Pero, también, tenemos un compromiso para asumir, que es el que nos encomendó Cristo: llevar su Palabra a todos los pueblos, a todas las naciones”.

“Una cosa son los países que tienen una larga tradición cristiana, otros los de una evangelización más reciente en la historia; y otro tema son las comunidades cristianas que son minoría frente a otras religiones o las que están viviendo conflictos bélicos. Los desafíos son diferentes, pero todos importantes”, acota Mons. Tróccoli.

Con la mirada en el futuro

El Card. Sturla enfatiza en la necesidad de tener una Iglesia evangelizadora. Desde su mirada, cada fiel forma parte de la vida eclesial y debe trabajar para lograr transmitir la Buena Noticia: “Todos participamos de la vida de la Iglesia, lo hacemos en comunión y con este sentido misionero que nos da, a todos los cristianos, nuestra razón de ser: llevar a Cristo y hacer presente en el mundo el Reino de Dios. Entiendo que, para el futuro, es clave motivar la participación de todos los cristianos en la misma vida de la Iglesia, para ser de verdad todos misioneros, cada uno realizando la tarea que le corresponda dentro del camino del Pueblo de Dios”, resume.

Misma perspectiva tiene Lima de cara a los próximos pasos de la Iglesia: “El siguiente tema es el de la misión y cómo la Iglesia católica está preparada para llevarla adelante, y cómo se enriquece y comprende la sinodalidad en la experiencia de realizarla juntos. Fue muy lindo descubrir algo que en el fondo ya sabemos: cuando estamos animados por el Espíritu, el encuentro profundo que Cristo siempre provoca y nos lleva a comprender que tenemos que buscar las mejores maneras para anunciarlo. Todos aportamos desde muy diversas realidades. En lo personal me siento inmensamente agradecido por ser testigo de una Iglesia viva y pujante”, concluye.

Por su parte, Mons. Tróccoli, recuerda que esta asamblea se enmarcó dentro de un proceso que continúa sus pasos: “Esta fue la primera etapa de un camino que culmina en octubre del año próximo. El Documento de Síntesis, que se aprobó al finalizar la Asamblea, deja varios temas para seguir profundizando. La idea es que, hasta el siguiente encuentro en octubre del 2024, la Secretaría General del Sínodo facilite algunas pautas para ir trabajando y reflexionando en ellos. Seguramente en este tiempo haya algunos encuentros para seguir profundizando, no solo a nivel de las diócesis, sino también a nivel regional, ya que cada región ha planteado problemas propios o formas diferentes de afrontar la misión de evangelizar”.

La delegación uruguaya

Card. Daniel Sturla

"Es muy importante la participación de todos aquellos que fuimos bautizados en la misma vida de la Iglesia. Hay algo que escuchamos muchas veces pero que estamos llamados a insistir en ello: la Iglesia no es el obispo, los sacerdotes, los religiosos. La iglesia somos todos"

 

Mons. Milton Tróccoli

"En esta oportunidad nos reunimos obispos, laicos, sacerdotes y consagrados, para rezar juntos y discernir, en comunión con el papa Francisco, los caminos del Espíritu en este momento de la historia. El sínodo tuvo muchos momentos para reflexionar desde la Palabra de Dios, muy enriquecedores"

 

Leonardo Lima

"Culmino con una expectativa alta y colmada. Siento que participar fue un regalo, y mostramos que es posible sentarse entre cristianos católicos aunque tengamos diferentes posturas. Es emocionante recordar que todos nos sentimos llamados por un mismo Dios y escuchando un mismo Espíritu"

Por: Leandro Lia

Redacción Entre Todos

Commentario(1)

  1. Susana Gargano says

    Maravilloso los comentarios! Gracias a todos, y fecundar en el Uruguay tanta gracia recibida! Bendiciones!!

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