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Se graduó la primera generación de la Academia de Líderes Católicos

Más de una veintena de jóvenes, desde el mes de agosto, se formaron para servir mejor a la Iglesia y la sociedad
Los graduados de la primera generación de la ALC Uruguay/ Fuente: Federico Gutiérrez

En la tarde del sábado 24 de noviembre, en el anfiteatro del Club Católico, se realizó la ceremonia de graduación de la primera generación de la Academia de Líderes Católicos Uruguay. Con la presencia de autoridades eclesiales, legisladores, académicos, docentes y expositores que acompañaron este proceso de formación, de Uruguay y del exterior, además de muchos familiares y amigos de los jóvenes graduados, la ceremonia se realizó en un ambiente alegría y agradecimiento por esta primera experiencia de la Academia en nuestro país.

Servir a la iglesia y a la sociedad toda

Cuatro fueron los oradores durante la ceremonia. En primer lugar tomó la palabra el P. Mathías Soiza, director de la Academia de Líderes Católicos, que enfatizó : «Hoy vemos a esta primera generación de Líderes Católicos y tenemos la feliz certeza de haber comenzado un camino que redundará en el bien de nuestra querida Iglesia y de la sociedad toda».

El sacerdote agregó: “Estamos en el camino correcto, porque hemos abrazado la tarea de formar líderes que buscando dar el máximo de sus capacidades se preparen para servir más y mejor a esta sociedad, haciendo de ese servicio el testimonio visible de la fe que da sentido a nuestras vidas y del amor que alegra nuestros corazones”.

Encuentro, corazón y esperanza

A continuación fue el turno de Juan Antonio Rosas, fundador y director general de la Academia Internacional de Líderes Católicos que dijo a los graduados: “Hombres y Mujeres de encuentro, corazón y esperanza es a lo que están ustedes llamados a ser como líderes católicos en este país que el próximo año cumplirá 100 años de la separación de la Iglesia y el estado”.

Más adelante, los impulsó diciendo: “Sean ustedes la generación uruguaya de una nueva laicidad, la que reconoce la distinción de la Iglesia y el Estado, pero que no renuncia a anunciar y proponer sin aspiraciones de supremacía, con sencillez y bondad, con pobreza y libertad, con humildad y belleza a anunciar con valor y claridad que Dios ama al Uruguay, a América Latina y nos llama a construir una nueva sociedad”.

Por su parte Luis Cordero Barrera, vicepresidente del directorio de la Academia Internacional de Líderes, mencionó que: «el objetivo de la Academia es asumir la Doctrina Social de la Iglesia... lo que quiere es que en toda relación humanas se haga presente el catolicismo, siempre fiel al Evangelio”.

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Ser levadura en la masa

El último orador fue el Card. Daniel Sturla, quien aseveró que “los católicos, aunque seamos pocos, tenemos la obligación de ser levadura, fermento en la masa. Lo que no podemos hacer es diluirnos sin dejar la Palabra, la luz del Evangelio.”

“Uruguay necesita, como todas las sociedades del mundo, a Cristo. Él es camino, verdad y vida. Pero al mismo tiempo nos dice a nosotros 'ustedes son sal de la tierra y luz del mundo'”, añadió el Arzobispo de Montevideo. Recordó además el papel fundamental que la Iglesia ha tenido en el pasado y en el presente de nuestra país, desde antes aún de su nacimiento como república.

Justamente, el libro “Desde la Matriz. 400 años de presencia y servicio de la Iglesia en el Uruguay” fue el regalo que el Card. Daniel Sturla quiso entregarle en la mano a cada uno de los jóvenes graduados. Luego, fue el momento de la entrega de los diplomas.

Descubrir los dones de Dios

Más adelante, antes de las fotos de familia y la bendición del Arzobispo, Mathías Silveira, en un discurso preparado en nombre de todos los alumnos de la primera generación de la Academia de líderes, destacó “La academia nos permitió descubrir los dones de Dios en nosotros y en nuestros compañeros”.

Para cerrar la emotiva ceremonia, el Card. Daniel Sturla recibió un libro con los ensayos de cada uno de los jóvenes graduados. Esto seguramente motivará los próximos años de Academia y su crecimiento en nuestro país.

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