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“Queremos ser comunidad de comunidades”

La parroquia Santa Gema, ubicada en el barrio Flor de Maroñas, construye un fuerte vínculo con los vecinos.
Recorren la comunidad para anunciar la Palabra de Dios. Fuente: R. Fernández

“Adriana, ¡venimos llegando con Carlitos!”. El grito, en tono alegre, interrumpe los preparativos de la dueña del hogar, quien alcanza a justificarse: “La casa es chica, pero el corazón es grande”.

En su interior hay una mesa dispuesta en el interior del living, con ocho sillas dispuestas a su alrededor. En poco rato, ya no serían suficientes: se incorporarían algunas más e, incluso, un taburete. “Espero que esté calentito, los esperé con la estufa prendida. Hace dos días que estoy ordenando y preparando todo”, reconoce Adriana (59), contenta con la visita de sus vecinos.

Quien no conozca lo que ocurre en los segundos sábados de cada mes, no comprenderá la escena. Ni sabrá que Carlitos es, en realidad, el P. Carlos Saracini, quien recorre entre dos y tres kilómetros en bicicleta para llevar la Palabra de Dios a los contextos vulnerables.

De acuerdo con el párroco de Santa Gema, el trabajo junto a los vecinos es fundamental: “El primer nivel eclesial es el trabajo en comunidad. El segundo nivel es la parroquia, pero el primero es este”, explica.

Una parroquia en salida

La creación de la —en aquel entonces— capilla de Santa Gema, se remonta a mediados del siglo pasado. “En 1950 se termina de construir el templo, cuya iniciativa empezó en el 30. La capilla se transformó en parroquia a partir de 1965; antes el templo dependía de la parroquia Santa Rita” recuerda el P. Saracini.

Desde aquel tiempo, pasaron varias décadas en las que la parroquia fue testigo de las transformaciones del barrio: “Cinco años después se edifica la Casa de Nazaret, que fue un sitio de retiros durante muchísimo tiempo, y en la que ahora se encuentra la fundación Fe y Alegría, que trabaja con casi cien niños de la zona. También cambió mucho el entorno, y continúa cambiando con el trabajo de todos”.

Imagen de santa Gema, ubicada dentro del templo parroquial. Fuente: R. Fernández

“Este encuentro con los vecinos es una pequeña comunidad eclesial de base, que se llama Nuestra Señora de Guadalupe. Esta es una de diez más, y cada una tiene sus características y formas. La base, la esencia de la parroquia, son en gran parte estas comunidades. La otra dimensión, muy histórica y característica, es que la parroquia articula con muchas organizaciones sociales y barriales. Nosotros defendemos y promovemos esa articulación”, agrega.

Juntos, como hermanos

Estas recorridas y actividades con los vecinos, genera un fuerte arraigo, incluso para fieles que provienen de otras comunidades. Ese es el caso de María: “Yo nací en Irlanda y Azara, soy de la parroquia San Cayetano desde el año 46. Tomé la comunión a los ocho años, con el primer cura párroco desde que el templo se hizo parroquia. Estuve doce años en la pastoral penitenciaria, entré por el sacerdote de ese momento… Y desde hace veintiún años que estoy acá, y encontré una comunidad diferente. No he visto una comunidad tan hermanada como esta. Todos saben que soy de allá, pero me tratan como si fuera de toda la vida de Santa Gema. Hay una unión tremenda. Estamos todos en casa”.

“La fe debe transformar la realidad”

P. Carlos Saracini

Otro pilar de la pequeña comunidad es Marino (70). Según sus vecinas, recomienda muchos yuyos para sanar diferentes temas y alguna dice en tono de broma que es medio brujo. Precisamente, su historia también está ligada al servicio. “Trabajé algunos años con Daniel (Sturla), que fue el sacerdote salesiano que más se acercó a mi vocación de misión y trabajo. Yo estuve como profesor en Tacurú y, de hecho, uno de los proyectos más importantes para nosotros fue apoyado por él siendo sacerdote, inspector y luego obispo. En esta comunidad descubrí una familia... (silencio). Hace cuarenta años que nos conocemos. Prácticamente nací en esta comunidad, es parte de mi familia. En esta comunidad aprendí que la familia es más grande”, reflexiona.

El deseo de servir

En muchas comunidades, se logra asociar la obra de la parroquia con el perfil del párroco. Santa Gema tampoco es la excepción. El P. Saracini se describe como pasionista y se reconoce obsesionado con el trabajo con los vecinos más vulnerables del barrio. Su historia de fe también estuvo vinculada con el misionado.

El llamado de Dios le generó muchísimas vivencias y recuerdos. Fuente: R. Fernández

“Soy el quinto de siete hermanos, somos cinco varones y dos mujeres. Nací en Argentina, en ese contexto. Fui al colegio Santa Cruz, que quedaba a quince cuadras de casa. Mi hogar siempre fue mi casa y mi colegio. Una vez tuve una propuesta para misionar, que era para los de cuarto y quinto año. Como mi hermano estaba en cuarto y yo, en tercero, pero era muy inquieto, me dejaron ir con él. Esa experiencia me marcó y allí empezó a aparecer Dios en mi vida. Ahí se me despertó la sensación de ‘yo quiero servir’. Sentía que era donde quería estar”, detalla.

A partir de ese momento, su vida estuvo marcada por misiones hasta su ordenación sacerdotal: “En quinto año, tuve una misión en Formosa, que me transformó. En sexto de liceo ya estaba atravesando esas dudas. El 16 de julio de 1981 sentí que la vida sacerdotal era para mí, y tomé la decisión. Obviamente esa certeza no fue eterna, un año y medio después tuve una especie de crisis durante mi noviciado. Atravesé mi discernimiento y estuve siete años en Córdoba, estudiando filosofía y teología. La fe también debe formarse, y acompañé ese proceso con música. Soy cantautor y las distintas canciones que compuse también hablan de mi evolución y de mis diferentes momentos. En mi proceso de sacerdocio siempre tuve la misma visión: la fe debe transformar la realidad. Tengo una idea de fe y vida, que se desarrolla en comunidad y con otros. Es una fe social”, explica.

Una comunidad amplia

“Con nuestras actividades, buscamos lo mejor para el barrio”, aclara el P. Saracini. Para lograrlo, la propuesta de Santa Gema es realmente amplia: “Actualmente la parroquia cuenta con grupos de catequesis familiar y adolescente, celebración de bautismos, acompañamiento espiritual de parejas hacia el matrimonio, además de otros grupos más vinculados con lo social, como visita de enfermos, colaboración con scouts, alcohólicos anónimos y otros espacios de ayuda. Trabajamos en once Comunidades Eclesiales de Base, además de participar en una mesa de articulación que se llama Flor de Maroñas. Como resultado de este espacio de trabajo se resolvió impulsar ante la intendencia la realización de un Sacude, como el de Casavalle, pero aplicado para esta zona, que se llama Crece”.

“Es una comunidad hermanada, muy fraterna y solidaria”

P. Carlos Saracini

“Estas son excelentes expresiones de solidaridad de la comunidad, junto con el trabajo de los vecinos del barrio. Estos vecinos hicieron que la gente del barrio creyera que era posible trabajar juntos y de manera organizada. Es increíble lo que generó en todos nosotros. Pero no nos quedamos en eso, nuestra preocupación y ocupación está en que, junto al P. Federico y al P. Gilberto, queremos multiplicarnos y generar pequeñas comunidades que se reúnan en nombre de Dios, que los una la fraternidad y la solidaridad. Otro objetivo también es establecer un diálogo sólido con las nuevas generaciones. El vínculo existe, pero quisiera que fuese mayor. Necesitamos mayor encuentro intergeneracional. Para esto, la Iglesia es espacio fecundo para un intercambio pleno. Vamos camino a eso”, concluye.

Cifra:

11

Son las Comunidades Eclesiales Base que integran la parroquia.

Por: Leandro Lia

Redacción Entre Todos 

Comentarios(3)

  1. Adriana Chiesa says

    Preciosa la propuesta…pequeños grupos de encuentro en los hogares recuerdan a las primeras COMUNIDADES CRISTIANAS.

  2. Laura says

    Buenas tardes, como están? Necesito colaborar ayudando en obra que realizan, en las comunidades. Les dejo mi celular 092 935 579, para que me indique en donde se reúnen, gracias, bendiciones para todos.

  3. Alejandro Abal says

    El trabajo de los Pasionistas en la zona, con la presencia de Santa Gema y muchos sacerdotes como Carlos Sarracini y durante decadas y hasta ahora Federico Soneira mas las religiosas «Azules» y muchos laicos comprometidods que no mencono para no olvidar alguno de tantod, creo que ha sido y es extraordinario

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