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"Que sientan que no están solos y que tienen a alguien a quién acudir"

El servicio de ollas para personas en situación de calle continúa con grandes medidas de higiene
Los capuchinos siguen adelante con su servicio pero ahora no cuentan con voluntarios externos. F. GUTIÉRREZ

Publicado en el Entre Todos 469

En estos días, varios son los grupos que continúan haciendo el servicio de ollas con personas en situación de calle. Claro está, han tomado los recaudos necesarios y seguido las recomendaciones de las autoridades respecto a cómo cuidarse y cuidar a los demás. “No podemos mantener ningún contacto largo con ellos, que es lo que más nos gusta y nos satisface, pero lo que importa ahora es verlos, acercarles la comida y ver si tienen alguna necesidad imperiosa para rápidamente intentar canalizarla”, comenta por ejemplo Lía Merialdo, coordinadora de la olla del Hogar de Cristo, una de las iniciativas que continúa su tarea con voluntarios del Colegio Seminario.

El comedor de los capuchinos prepara viandas para llevar

El comedor de los frailes capuchinos —comedor San Antonio— continúa abierto de lunes a sábado a partir de las 11:00 del mediodía. En estos días reparten en promedio unas 85 viandas a la hora del almuerzo y las personas no se quedan a comer en el comedor, como lo hacían siempre, debido a las precauciones sanitarias indicadas por las autoridades.

Por el momento no están asistiendo los voluntarios de la comunidad ni de los centros educativos de la zona, que son los que acompañan el servicio habitualmente. Ahora son solo los frailes los que están llevando adelante este servicio. 

El Hno. Darío, coordinador del comedor, explica que el 90% de las personas que asisten a diario a buscar su vianda son hombres y un 10% mujeres. Además, agrega, siguen ofreciendo el servicio de duchas y de donación de ropa, también teniendo recaudos e implementando medidas sanitarias importantes.

Varias ollas han optado por preparar viandas para entregar. F. GUTIÉRREZ

Movimiento Luceros con menos voluntarios por las calles

Debido a la situación de emergencia sanitaria, el Movimiento Luceros decidió cambiar la modalidad de sus encuentros y suspender las reuniones previas a las salidas a repartir los alimentos. “Implementamos una modalidad de salida que es más acorde al distanciamiento social que se nos ha planteado como sociedad. Por este motivo, decidimos que cada uno de los cinco recorridos que se realizan en el Movimiento, por parte del grupo del Prado, se organice con más independencia y que sean los integrantes de cada recorrido los que cocinen en sus propias casas un plato de comida y armen canastas de alimentos para entregar”, señaló una de las coordinadoras del grupo. Es por eso que los voluntarios arman canastas pensando en las personas que vistan semanalmente, y quienes tienen la posibilidad de cocinar alimentos en algún lugar, preparan viandas con tartas para aquellos que residen en la calle.

A la hora de hacer las salidas, se organizan de modo tal que un solo integrante de cada recorrido pasa a buscar los alimentos y hace las visitas a las personas en situación de calle, de forma de evitar la aglomeración de personas. En cuanto a la higiene, los voluntarios utilizan tapabocas, guantes y alcohol en gel, para no contaminar los alimentos a repartir y proteger a las personas que visitan.

“En estos días se nota la disminución de personas en la calle, aunque todavía hay algunas de ellas que se mantienen pasando la noche a la intemperie. Todas las personas que visitamos nos reciben con gran alegría y agradecimiento, ya que la mayoría de ellos consiguen sus ingresos en trabajos informales como cuidacoches o vendiendo en ferias y durante estos días este tipo de trabajo ha ido disminuyendo, por lo que la ayuda con alimentos les viene muy bien”, comenta uno de los voluntarios de Luceros.

Los alimentos son preparados teniendo en cuenta prácticas de higiene importantes. F. GUTIÉRREZ

El Hogar de Cristo continúa con las ollas móviles, suspendió las fijas

El Hogar de Cristo tiene siete ollas, fijas y móviles; una de ellas es la del Colegio Seminario. A raíz de la situación actual, los coordinadores decidieron suspender las fijas y continuar haciendo las que son móviles, siempre siguiendo los recaudos sanitarios indicados por las autoridades. “La realidad es que los voluntarios insistieron para que esa actividad se siga llevando adelante porque veíamos que era una necesidad importante en estas condiciones”, señala Lía Merialdo, coordinadora de la olla del Hogar de Cristo.

Las salidas del grupo son los martes y jueves por la noche, y los días sábados por la mañana. “Estamos coordinados con otros grupos como Movimiento Luceros, Sembradores y los Capuchinos. Todos ellos continúan con ollas y queremos entre todos abarcar a la mayor cantidad posible de personas en situación de calle”, comenta Lía. En las salidas, entregan viandas de comida: por ejemplo una hamburguesa al pan, algo dulce, café, sopa y un instructivo de cuidados sanitarios.

“Estamos acompañando al MIDES, para poder ubicar a las personas más mayores y sacarlos de la exposición de situación de calle. La realidad es que hemos encontrado personas mayores que están deseosas de información, comida y refugio”, agrega la coordinadora. Destaca, también, la ayuda que han recibido en estos momentos por parte de los voluntarios que cocinan la comida, preparan los alimentos, donan dinero o aportan alimentos no perecederos para que siga adelante este servicio.

Respecto a los recaudos sanitarios, los encargados de las ollas de Hogar de Cristo explican que han sido muy exigentes con sus voluntarios. Cuentan con un equipo de profesionales, también voluntarios, que asesoran en medidas de higiene a la hora de preparar los alimentos, repartirlos y hacer la limpieza al terminar la recorrida. Utilizan tapabocas, guantes y una identificación del grupo, para que las personas los reconozcan.

“Considero que es importante seguir este servicio porque las personas que visitamos siempre nos tienen confianza, aprecio, nosotros los queremos mucho a todos… y eso hace que en ese pequeño gesto de encuentro que, por poco que dure, permite que ellos se sientan que no están solos y que tienen a alguien a quien acudir si algo les está pasando”, dice Lía. Además, agrega, “es importante poder informarlos (hemos notado que la gente está lejos del acceso a la información), y ayudarlos a resolver situaciones cotidianas en este contexto diferente que estamos viviendo. Ellos también se preocupan por nosotros, nos preguntan si todos los voluntarios están bien y se interesan por cómo estamos viviendo todo esto”.

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