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Por sus frutos los conocerán

La Parroquia de la Anunciación, en el barrio Pérez Castellanos.
Fachada del templo de la parroquia de la Anunciación./ Fuente: F. Gutiérrez

La parroquia de la Anunciación está ubicada en el barrio Pérez Castellanos, y desde el año 2019 es atendida por integrantes de la congregación peruana Pro Ecclesia Sancta, obra del Sagrado Corazón de Jesús. Fieles y allegados aseguran que hay un despertar en la comunidad y cambios positivos a raíz de la llegada de los sacerdotes y hermanos incaicos.

Desde Perú

Armando Chico Mendoza es peruano, llegó el 15 de agosto del año pasado a Montevideo. Escogió esa fecha porque la Virgen María siempre ha sido su promotora: “consagré mi sacerdocio y mi primera misa, celebrada en 2002, a María; quise que en esta nueva misión ella fuera mi protectora”, afirma emocionado el párroco. Armando pertenece a la congregación Pro Ecclesia Sancta, fundada por el padre español, jesuita, Pablo Menor, en 1992.

“Recibimos la parroquia en cierto aspecto bastante difícil, tanto en materia pastoral como económica, también su infraestructura estaba muy complicada. Empezamos a trabajar y contamos con ayuda de amigos peruanos que nos han permitido, en gran parte, mejorar la construcción del templo, de la casa y de las oficinas para que luzcan de mejor manera, y eso motiva”, cuenta con entusiasmo y decisión.

Mendoza está acompañado por el vicario parroquial Mario Noguerol, y los hermanos José Manuel y Raúl, pertenecientes a la misma congregación.

El hermano José Manuel Larrea tiene 26 años, nació en Ayacucho y el 19 de febrero de este año llegó a Montevideo para acompañar y trabajar en la parroquia. Terminó los estudios de filosofía en Lima y comenzó a cursar la teología en la Facultad de Montevideo; de mañana trabaja en el colegio como formador cristiano con niños de tercero a sexto. “Si termino estos cuatro años, tengo medio año más como diácono y ahí me ordeno sacerdote”, cuenta el joven.

Beatríz Barlocco es miembro de la comunidad desde hace más de 10 años y vive en el barrio. Apoya y colabora en todas las tareas de la parroquia, desde la entrega de platos en la olla hasta la catequesis de los niños. Afirma que con la llegada de esta nueva congregación han cambiado muchas cosas para bien. “Es muy distinto todo, los padres trajeron nuevas ideas e innovación, tenemos hora santa, que antes no teníamos”. Los fieles alternan entre 20 y 80 años: “tenemos las dos puntas, de edades intermedias hay poca gente”.

Todo un reto

Mendoza estuvo mucho tiempo trabajando en el Santuario de Lima, cuyo número de asistentes a misa dominical oscila entre 800 y 1200; la escasa concurrencia a las celebraciones fue una de las características que más le impactó de la Iglesia uruguaya.

“Al comienzo no fue chocante sino que suscitó un reto, y me encanta. El día de mi llegada celebré mi primera misa con un solo fiel, nunca me había pasado”.

Desde entonces el trabajo ha sido intenso: “soy un convencido de que se tiene que animar y motivar a los fieles. Los frutos están a la vista. Han aumentado los bautismos, los fieles en las misas, los casamientos, las confesiones. También trabajamos en el Colegio Regina Martirum. Soy el capellán, profesor y coordinador pastoral”.

El párroco se siente feliz, afirma que la situación no es fácil pero se considera un hombre de retos y que esta tarea lo entusiasma para sacar adelante la comunidad. “Hay gente muy buena y colaboradora, entregada y comprometida. Son pocos pero en los últimos meses ha llegado gente nueva, no solo del barrio sino de otros lugares”.

Con la llegada de los hermanos José Manuel y Raúl la comunidad creció en cantidad y calidad. Ambos colaboran en el colegio y en la parroquia, además de continuar con sus estudios.

“Trabajo con un grupo de ocho niños de la parroquia. Después de Semana Santa reciben la primera comunión; también apoyo la tarea de la olla de los sábados y, dentro de muy poco, comienzo con la preparación para el sacramento de la confirmación de los jóvenes del liceo”, comenta ilusionado José Manuel.

A Larrea le llaman la atención algunos detalles, como por ejemplo que algunos niños no sepan rezar el padrenuestro. “Enseñarles es un gran reto. Ninguno ha recibido la primera comunión, estamos trabajando en eso también. Les explico los momentos de la misa para que vayan entendiendo de a poco”.

Frutos del Sagrado Corazón

A Beatríz le da mucha alegría decir que la comunidad es muy cálida y que crece día a día: “el barrio de a poquito se ha ido integrando; antes no se veía eso. Las misas se celebran en el altar grande, ha habido un cambio positivo. La palabra de Dios está llegando más. Es un remar y remar”.

Mendoza coincide con Beatríz: “los vecinos y la gente del barrio es muy entusiasta y colaboradora, comparten lo poco que tienen, eso es importante, siempre están preocupados por nosotros”.

Los religiosos promueven constantemente la devoción al Sagrado Corazón de Jesús y rezan la oración de consagración al final de cada eucaristía. También difunden la devoción mariana. En el templo, a ambos lados, están estas dos imágenes.

Larrea está contento con esta nueva misión y se anima a definir a los pocos uruguayos que conoce: “siento que las personas de acá son muy respetuosas, el trato es de tú a tú, me cuesta un poquito porque en Perú nos tratamos de usted. Los niños y los jóvenes son muy receptivos, les explico lo que conozco y lo que siento de manera amena y sencilla, busco materiales que los ayuden, les gusta”.

Todos los sábados funciona la olla parroquial, donde se entregan viandas a 60 familias aproximadamente. Los miércoles se realiza la entrega de alimentos no perecederos, alrededor de treinta bolsas. Hay un listado de personas pero siempre se suman más. Estas tareas las lleva adelante un grupo de fieles.

Con la camiseta puesta

El padre Armando no para de organizar lo que vendrá. Semana Santa está a la vuelta de la esquina y el templo se prepara para vivirla de manera especial: “estamos organizando todo de muy buena manera. Sin dudas que a la espera de las normas del Gobierno, pero, lo más importante es que estamos contentos de poder celebrarla; es un templo amplio que permite el distanciamiento y es muy ventilado. El 30% de aforo nos permite recibir a setenta personas aproximadamente”.

Sin pelos en la lengua asegura que “la fe en Uruguay es un reto. La Iglesia católica tiene que recuperar espacios que ha descuidado. Inyectar mayor entusiasmo, ganas y alegría, hay que ponerle mayor empeño a lo que hay, pero hay que ponerle mucho más. Tenemos que despertar la fe y la esperanza en el pueblo. Hasta donde he visto, el uruguayo es piadoso. Se ve el crecimiento de sectas, eso muestra que busca lo sobrenatural. Hay que mostrarle el camino verdadero que es Cristo y la Iglesia”.

El templo permanece abierto con música instrumental, invitando a los transeúntes a olvidar por un momento la rutina y entrar a disfrutar del silencio y la presencia de Dios. Los jueves a la hora 18 se realiza adoración eucarística.

Esta nota fue originalmente publicada en el número 490 de Entre Todos.

Comentarios(3)

  1. Danielalfredo says

    la experiencia de ser el unico fiel en la misa coincido contigo es fuerte y aun mas cuando vas entrando y eras tu oficiando misa y tu auxiliar . con tu antecesor llegamos un dia a cinco claro era un dia de semana . te comente luego que yo concurro al santuario nacional del cerrito . paso por la anunciacion y siempre me motiva los muchos años que fui , pues mis hijos iban al colegio contiguo en la epoca de los siervos de maria . cuando disminuya la pandemia ire a recordar ese dia unico . abrazo

  2. Adriana Chiesa says

    Magnífica actitud!!! Muchas gracias

  3. Sonia Sonia Sellanes Gonnet says

    Que bueno y qué bendición para los fieles y la comunidad que haya llegado un sacerdote que atrae fieles,un verdadero pastor.Asi debería ser en todas las parroquias!!!!!muchas Bendiciones!!!!

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