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Padre Cacho: buscar a Dios en el vecino

Misa en nuevo aniversario de su fallecimiento

El pasado viernes 4 de setiembre, en la Parroquia de los Sagrados Corazones de Possolo, se celebró una Misa en memoria del Padre Cacho a 28 años de su muerte. La celebración fue presidida por el Card. Daniel Sturla, acompañado por el P. Luis Ferrés, párroco actual; el P. Davi de Miranda, actual postulador de la causa del P. Isidro Alonso; y el P. José Tejero, sacerdote salesiano que vivió dos años con el Siervo de Dios, junto a otros sacerdotes, diáconos y fieles.

La Misa se realizó en el patio de la parroquia para respetar las pautas del protocolo por el Covid-19. Entre los presentes había muchas personas que conocieron al P. Cacho durante su vida, y colaboraron con el nacimiento y desarrollo de su obra. 

Un buen pastor para el pueblo

Al comenzar la homilía, el Card. Daniel Sturla recordó con mucho cariño aquel día de setiembre de 1992 en que se despidió al P. Cacho. “Yo fui uno de los privilegiados por participar de esa celebración eucarística que se celebró junto al cuerpo de Cacho, y después en esa procesión de carritos hasta el Cementerio del Norte”, compartió. Añadió que “ahí uno percibió lo que fue esa siembra impresionante de este buen pastor” y  años después “como Arzobispo de Montevideo tuve la alegría de dar inicio al proceso de canonización para declarar santo al P. Cacho”.

 El Arzobispo de Montevideo retomó en sus palabras el Evangelio y las lecturas de la Misa, que referían al Buen Pastor. “Cuando uno habla del Buen Pastor piensa en Jesucristo; Él es quien va en busca de la oveja perdida, que la carga y la lleva sobre sus hombros,que si está herida la cura, la sana. También es el que lleva el rebaño a buenos pastizales”, afirmó. 

Pero también hizo referencia a que en la historia de la Iglesia hay muchos ejemplos de buenos pastores. Recordó, en este sentido, la vida de San Gregorio Magno, Mons. Jacinto Vera y San Juan Bosco. Y sostuvo que en esta línea de buenos y santos pastores de la Iglesia, “el Padre Cacho tiene su fisonomía particular. No fue ni papa, ni obispo; fue un sacerdote que quiso estar junto a los más pobres con esta certeza: que allí se encontraría con Cristo. Y lo encontró”.

En los vecinos encontraba a Dios

Para el Card. Daniel Sturla, además, el P. Cacho tuvo la particularidad de hacer en su vida patente las palabras del prólogo del Evangelio de Juan: “El Verbo de Dios se hizo carne y acampó entre nosotros”. “Cacho puso su casa, su rancho, en medio de las viviendas de la gente más humilde, y allí, junto con la gente, comenzó el proceso de levantarse, de dignificarse, de asumir una vida más plena”, explicó. 

Más adelante, el Arzobispo de Montevideo remarcó que como sacerdote a Isidro Alonso le ha tocado “estar en medio del rebaño y ser el pastor, que junto con las ovejas, va acompañando el caminar del pueblo. Pero es tal su influencia, no porque tuviera una palabra encantadora sino por el testimonio de su vida, que juntos fueron yendo hacia los mejores pastos. Entonces allí surgieron mejores viviendas, talleres para chicos, surgieron hogares, surgió el hecho de asociarse y darle dignidad al trabajo ; no ya como requecheros, sino como clasificadores.  Y encontrar allí una veta de cómo toda persona siente, en lo más profundo de sí mismo, como el trabajo honesto es un trabajo digno”. 

Sobre el final de su alocución, el cardenal le pidió al sacerdote salesiano José Tejero, quien compartió dos años con el P. Cacho, que terminara la homilía. El P. Tejero lo hizo a través de tres anécdotas del trabajo diario con el P. Alonso en las que reseñaba la forma de acompañar y alentar que tenía el Siervo de Dios. “Para él la persona era una vecina, o un vecino, en el que encontraba a Jesús. Qué maravilla esa transparencia, en esa libertad que lucha por sobrevivir, que a veces da un traspié, se quiere levantar y necesita la ayuda de un buen pastor. Ese fue un recuerdo hermoso”, concluyó.

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