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Mons. Jourdan: "El migrante tiene un nombre y un rostro muy concretos"

Celebración de la 105° Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado.
Al comenzar la celebración, un representante de cada colectividad migrante portaba la bandera de su país./ F. Gutiérrez

El domingo 29 de setiembre, en la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción (conocida como la Misión italiana), se celebró la Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado 2019. La Misa estuvo presidida por el Obispo auxiliar, Mons. Pablo Jourdan, acompañados por los sacerdotes scalabrinianos que atienden la parroquia; el párroco P. Wilnie Jean y el P. Tamar Frandry.

El templo, ubicado de la avenida Luis Alberto de Herrera, lucía colmado por personas de distintas nacionalidades, algunos de ellos con sus trajes típicos. La celebración estuvo marcada por un clima de comunión, alegría, integración y de esperanza de cara al futuro.

La Misa comenzó con la presentación de los pabellones patrios de distintos países con población migrante en Uruguay. Además, se presentó la bandera del Apostolado del Mar, pastoral de los misioneros scalabrinianos que se dedican a la atención espiritual de los marinos mercantes que llegan al Puerto de Montevideo.

Mons. Pablo Jourdan dividió homilía en tres momento: en el primero reflexionó sobre el Evangelio, en el pasaje del rico y Lázaro; el segundo sobre el mensaje del Papa para esta Jornada Mundial del Migrante y Refugiado; y por último, dedicó algunas palabras de la actividad en la Arquidiócesis para el acompañamiento de los migrantes.

El Señor nos invita a la conversión

El obispo comenzó la homilía refiriéndose a la parábola del rico y Lázaro. En alusión a este último dijo: “A Lázaro hoy lo podemos identificar con el migrante, con un nombre y un rostro muy concretos”. Por su parte, remarcó que la figura del rico, que no tiene nombre, “el evangelista la utiliza para que todos nos podamos identificar”. “La palabra de esta manera nos invita a convertirnos”, añadió.

Mons. Jourdan hizo referencia a que en la lectura se marca que “hay una continuidad entre lo que estamos viviendo ahora y la vida futura”. “Y es que hay una vuelta, un cambio rotundo con la muerte que se produce; reflexionar sobre la muerte, tomar conciencia y convertir la realidad ahora”, agregó.

Para el obispo auxiliar de Montevideo hay en el Evangelio una frase muy fuerte: “entre ustedes y nosotros se abre un abismo inmenso...”. “Ese abismo lo producimos acá en la tierra con la indiferencia, y ese abismo que construimos acá se prolonga para la eternidad. Por eso la conversión que nos pide Dios”, enfatizó.

"Recibir a los hermanos migrantes es una gran oportunidad de vivir la caridad que viene de Dios"

Más adelante, Mons. Jourdan habló sobre la carta del Papa Francisco para la Jornada Mundial que se celebró el pasado domingo. Puntualizó que “todos conocemos y vivimos la realidad que describe el Papa en esas líneas: indiferencia con nuestro prójimo, un mundo con conflictos, violencia y desequilibrios económicos y sociales; un mundo individualista y con una mentalidad utilitarista”. Planteó, sin embargo, “que en esa realidad el Papa nos pide que centremos la mirada en el migrante, en el refugiado, en la víctima de la trata de personas; esos lázaros con nombres bien concretos. Por eso estamos acá, celebrando esta Jornada”.

El obispo auxiliar destacó, además, el lema de la Jornada: “No se trata sólo de migrantes”. “Hay algo más profundo. No nos quedemos en la chiquita, recibir a los hermanos migrantes es una gran oportunidad de vivir la caridad que viene de Dios. El Papa lo resumió en cuatro verbos: acoger, proteger, promover e integrar”, agregó.

"El Espíritu Santo es nuestro verdadero motor"

Para el último tramo de la homilía, Mons. Jourdan quiso recordar todas las iniciativas que trabajan con personas migrantes en la Arquidiócesis de Montevideo. Comenzó nombrando a los anfitriones: los padres scalabrinianos. “Tenerlos en nuestra diócesis es una bendición, porque nos recuerdan todos los días que debemos poner al otro en primer lugar. Aquí los migrantes saben que serán atendidos siempre. Y lo que se hace aquí debe contagiarnos de alguna forma para hacerlo en toda la Arquidiócesis: escuchar, atender, dar respuesta, dar cobijo y un lugar para quedarse”, sostuvo.

También mencionó que “este año la Providencia de Dios también nos ha abierto puertas, unidos con el Papa y con el proyecto 'Puentes de solidaridad', en el que los migrantes pueden asesorarse e informarse sobre todos los derechos con los que cuenta, además de recibir, en los casos más difíciles, alimentos y vestimenta”. Aprovechó la mención del proyecto de la Sección Migrantes y Refugiados de la Santa Sede, para insistir en que “nuestro país cuenta con una ley que defiende a la persona migrante y eso es algo de lo que deberíamos sentirnos muy reconfortados. Uruguay es un país amigo”.

El Obispo auxiliar no olvidó el papel que juegan algunas parroquias, muchas veces a través de la Pastoral Social, en la ayuda a los hermanos que provienen de otros países. Quiso recordar también el trabajo de la Conferencia de Religiosos y Religiosas del Uruguay (CONFRU) “que ha tenido el gesto hermoso de reunirse y dar respuesta, muchas veces acogiendo a los hermanos migrantes en sus propias casas”. A esto sumó los servicios que brinda la Universidad Católica (UCU) con ayuda profesional. “Todo esto lo estimula el Espíritu Santo, que es nuestro verdadero motor”, concluyó.

Espíritu fraterno

Antes de terminar la celebración, el párroco de Nuestra Señora de la Asunción, el P. Wilnie Jean, quiso recordar algunos números de la atención de este año a los migrantes en ese lugar. “Desde el mes de enero hasta ahora los misioneros scalabrinianos han acogido a 327 personas migrantes y a su oficina de asesoramiento han llegado 553 migrantes y refugiados", informó.

Además de agradecer a los fieles uruguayos y migrantes presentes, así como a las autoridades nacionales y extranjeras, y al Obispo auxiliar, dijo: “tenemos que revivir el espíritu fraterno. Es un tiempo para encontrarnos, acoger a tantos visitantes, especialmente a los hermanos migrantes".

Luego de la Misa se realizó un encuentro fraterno entre las colectividades de todos los países que se hicieron presentes. Además de compartir un momento para el diálogo cada país presentó platos típicos que fueron degustados por los presentes en la celebración.

Commentario(1)

  1. Sunilda says

    Monseñor, Jourdan .felicitaciones por la iniciativa de realizar esta fiesta en nuestra parroquia!!! Hermosa Celebración de la Santa Misa. Y más tarde el compartir con tantas comunidades muy lindo es un aliciente para los migrantes, mucha fuerza Monseñor, lo acompañamos junto con Cristo.

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