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Mons. Carlos Collazzi: una vida al servicio de la Iglesia

Entrevista con el obispo de Mercedes.
Mons. Carlos María Collazzi. Gentileza de DECOS CEU.

Mons. Carlos María Collazzi atiende el teléfono. Acepta la entrevista. Su voz se escucha vital y fresca; el pasado 20 de setiembre cumplió setenta y cinco años de edad. 

Esto significa que tuvo que presentar la renuncia como obispo titular ante el nuncio apostólico, como indica el canon 401 del Derecho Canónico. Fue el pastor de la diócesis de Mercedes durante veintisiete años: “Estoy muy agradecido a Dios porque me ha hecho grandes regalos en estos años, conociendo y estando cerca de la gente”. Mons. Collazzi cuenta que Dios le regaló “una buena memoria”, que le permite llamar a la mayoría de los integrantes de la diócesis por su nombre. 

El obispo hace un repaso por su vida. Relata que estuvo a punto de ser contador y tuvo de profesor al exvicepresidente Danilo Astori. En el ámbito eclesial, acompañó a la mayoría de los actuales obispos en su formación, presidió la Conferencia Episcopal del Uruguay —CEU— en más de una ocasión y participó de acontecimientos que marcaron la historia de la Iglesia a nivel mundial y nacional.    

Es salesiano de Don Bosco, ¿qué le cautivó del carisma? 

Cuando vine a vivir a Montevideo, a estudiar a la Facultad de Ciencias Económicas, mi casa estaba cerca de los Talleres Don Bosco. Un salesiano, el padre Saturnino Segobia, nos reunía a los universitarios todas las semanas. Ahí empecé a conocer la obra de los salesianos y la figura de Don Bosco que me cautivó en su servicio, en su sencillez, en su enorme amor a la Iglesia y en servicio a los jóvenes. Eso me motivó a dejar mis estudios, cuando tenía veinticinco años y me quedaban pocas materias, y entré a la congregación. Ocho años después recibí la ordenación sacerdotal. En esos años me sentí muy a gusto en las comunidades. La congregación salesiana tiene un espíritu de familia.

¿Qué es lo que más recuerda de su época como sacerdote? 

Fui ordenado en la parroquia Nuestra Señora del Rosario, donde también recibí el bautismo, la comunión y la confirmación. Mi deseo era estar más en una obra salesiana, pero apenas fui ordenado Mons. Carlos Partelli me ofreció ir a estudiar Teología Moral a Italia. Al volver estuve a cargo de la formación de los sacerdotes, tanto en la casa de formación salesiana como en la Facultad de Teología, que antes era conocida como el ITU (Instituto Teológico del Uruguay). En la parroquia de Colón estuve de párroco durante cuatro años y viví una inolvidable experiencia de vida.

¿Qué sintió cuando el papa Juan Pablo II lo nombró obispo?

Fue una enorme sorpresa. La noticia me llegó de una manera insólita. Me había ido una semana al interior, a descansar, a la casa de mi familia. Una mañana recibí una llamada del nuncio apostólico, Mons. Francesco de Nittis, para decirme que viajara a Montevideo porque el papa Juan Pablo II me había elegido para ser obispo de Mercedes —la diócesis donde nací— y que tenía que responderle enseguida. Di la respuesta en ese momento. Interrumpí las vacaciones y empecé el camino de dejar la parroquia, que no fue fácil, para comenzar este servicio que el Señor me pedía. 

Gentileza de DECOS CEU.

En estos 27 años, ¿cómo fue cambiando la diócesis de Mercedes? 

No sé si fue cambiando. Puedo decir que hemos acentuado algunas experiencias en acuerdo con el presbiterio. Eso me ha hecho valorar a cada uno de los curas que ha tenido y tiene la diócesis. 

Esta es una diócesis muy mariana. Hay una fuerte devoción y amor a la Virgen en toda esta zona. Es una característica fundamental en la diócesis, que hemos tratado de potenciar. 

Desde el primer momento impulsé la existencia de los consejos parroquiales, junto al consejo económico, para desarrollar las estructuras al servicio de la evangelización. 

¿Qué hitos le gustaría remarcar de estos años como obispo? 

Para nosotros fue muy fuerte el IV.° Congreso Eucarístico Nacional que se realizó en Colonia del Sacramento, en el año 2000. Eso dejó una impronta en la vida diocesana y una realidad muy fuerte que llevó después a acciones concretas, como por ejemplo la realización de cursos sobre el Credo y el Pueblo de Dios. También se incentivaron las acciones de alguno de los movimientos, como el de Cursillos de Cristiandad. Lo mismo sucedió con la realidad de las acciones pastorales, sobre todo la pastoral social.

Por otra parte, hubo dos acontecimientos que dieron una impronta. Por ejemplo, dos encuentros diocesanos de niños que se realizaron en el estadio Luis Köster. En cada encuentro participaron entre seis mil quinientos y siete mil niños. Eso motivó que las familias se involucraran y se impulsara la pastoral de adolescentes y juvenil. Esto llevó a elaborar un material para la catequesis de los niños, que considero muy valioso. 

Ha servido en la CEU y en el CELAM, ¿qué imagen se pudo formar de la Iglesia de Uruguay y de América Latina?

Tras el Congreso Eucarístico Nacional de Colonia se me eligió como vicepresidente de la CEU. Después me tocó por cuatro períodos ser el presidente de la CEU y por tres períodos ser el vicepresidente en su totalidad. Puedo decir que la primera escuela de formación de un obispo es la Conferencia Episcopal. La búsqueda de discernimientos, la escucha de los hermanos y compartir ha sido una experiencia muy fuerte para mí. Unido a eso, casi por dieciséis años y a consecuencia de la representatividad como presidente en el Consejo Episcopal Latinoamericano, estuve al frente de la Comisión de Conferencias Episcopales y fui el presidente del Comité Económico del Celam (Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño) hasta llegar a la vicepresidencia de este grupo. Fue una experiencia en la cual pude compartir, con los episcopados, las realidades que se viven en América Latina y sobre todo la necesidad que hay de coordinación y de formación pastoral.

Pude participar en el sínodo para América sobre el tema del encuentro vivo con Jesucristo que fue realizado durante el pontificado de Juan Pablo II. En segundo lugar, pude participar de la Quinta Conferencia Episcopal Latinoamericana del Celam, que se realizó en Aparecida durante el pontificado de Benedicto XVI. 

Con respecto a Uruguay pienso que un tema fundamental es el diálogo con la sociedad. Por ejemplo, en cada campaña electoral, tanto nacional como departamental, han pasado por el obispado todos los candidatos a la presidencia de la República y todos los candidatos a intendente del departamento de Soriano y Colonia. Es un diálogo donde uno va buscando las semillas del Señor en medio de ellos y sobre todo los brotes de vida que hay en la sociedad. Por otra parte, estamos en una realidad muy ecuménica, principalmente en Colonia. Hemos tenido siempre un diálogo bastante fluido con las iglesias históricas.

Ha habido un importante diálogo en las visitas pastorales. Ha sido muy valioso. La visita pastoral no es limitarme solamente a ir a la parroquia y hacer las celebraciones. Es convivir una semana en cada parroquia y reunirme con todos los grupos. Siempre, en cada encuentro, puse una impronta: hemos partido de un texto bíblico, y allí a través de la Palabra de Dios y en torno a esta, dialogamos entre nosotros dentro y fuera de la Iglesia. Eso me ha llevado a visitar todas las alcaldías, las instituciones y las cooperativas de vivienda.

"La primera escuela de formación de un obispo es la Conferencia Episcopal"

¿Qué destaca del trabajo que se está realizando en la Iglesia con el sínodo?

Todos los aportes del papa Francisco nos ponen en una actitud de camino sinodal. Se trata de caminar juntos. En la diócesis lo estoy viviendo con intensidad. En Ombúes de Lavalle se realizó la Asamblea Diocesana. La diócesis también participó de la Asamblea Nacional que se realizó en Montevideo. La participación ha sido muy numerosa y muy activa. Esto trajo consecuencias, que ahora vamos retomando en las reuniones del Consejo Pastoral Diocesano. El gran desafío actual es cómo se forma un cristiano hoy.

Ahora vendrán otras etapas. Mis hermanos obispos me han pedido que anime y coordine la acción de los referentes diocesanos en la siguiente etapa que es a nivel continental. 

¿Cómo ve el futuro de la Iglesia a nivel mundial y nacional? 

Normalmente, siempre he visto las cosas con mucho optimismo. Las realidades a veces golpean, sobre todo la indiferencia religiosa. La vida se distorsiona bastante si no está centrada en Jesucristo, en el amor de Dios y en la palabra del Evangelio. Miro con esperanza, lo que puede ser una verdadera nueva evangelización, a través de nuevas expresiones y nuevos métodos, que ponen de alguna forma el relieve y el contenido actual de la evangelización en el Evangelio. 

 

Perfil de Mons. Carlos María Collazzi

Nació en Rosario, departamento de Colonia, el 20 de setiembre de 1947. 

El 4 de octubre de 1980 fue ordenado sacerdote salesiano. 

El 26 de marzo de 1995 fue ordenado obispo y tomó posesión de la diócesis de Mercedes.

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