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Las “Empresas B”: un nuevo enfoque pensando en el futuro

Diversas organizaciones promueven vincular las prácticas corporativas con el cuidado de nuestro planeta.
Muchas compañías están transformando sus dinámicas laborales. Fuente: Pexels

“Cada vez son más las empresas y empresarios que buscan la transparencia y medir sus impactos sociales y ambientales”, reza el portal web sistemab.org, sitio de referencia para todos aquellos que busquen información acerca de un fenómeno en auge, como es el conformado por las “Empresas B” o B Corps.

Esta nueva forma de entender el mercado empresarial procura establecerse como una alternativa consolidada, económicamente viable y ambientalmente amigable, además de generar un impacto social positivo.

Si bien no es un lineamiento específicamente católico, esta visión corporativa va de la mano con el pedido del papa Francisco de asumir una economía más humana y que proteja nuestra casa común.

Un impacto positivo

¿Cómo ser una “Empresa B”? Claramente, cualquier organización que cuide su impacto en beneficio de un bien social mayor estaría alineada.

No obstante, también existe una certificación legal como “Empresa B”, que implica una determinada cantidad de requisitos  como una determinada antigüedad en operaciones, ser funcional a sus objetivos económicos y, claramente, tener el propósito de un impacto positivo en lo social y ambiental. Es decir, dichas organizaciones están legalmente comprometidas a tomar decisiones que beneficien a todas las partes interesadas y a no poner en peligro el bienestar general en busca del lucro.

“Al certificarse, las Empresas B asumen un compromiso de mejora continua y ponen su propósito empresarial social y/o ambiental en el centro de su modelo de negocios”, explica Dioselinda Roa, directora de Impacto y Comunidad de Sistema B en Uruguay. 

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son las “Empresas B” certificadas en América Latina. 

La responsabilidad del cambio

Al utilizar sus recursos humanos y económicos para buscar resolver problemas sociales, las llamadas “Empresas B” procuran convertirse en agentes de cambio y desmitificar la idea de que el éxito empresarial está en contraposición con el cuidado ambiental o el denominado progreso social.

“El sistema económico actual, impulsado principalmente por las empresas, no está cumpliendo con su gran promesa de crear un impacto positivo para el mundo, sino que está generando impactos negativos considerables, profundizando el individualismo, excluyendo a miles de personas y consumiendo los recursos de la tierra de manera acelerada. Esta situación pone en evidencia que es urgente un cambio en el paradigma económico, social y ambiental predominante”, detalla.

Si bien los propósitos de dichas organizaciones difieren de acuerdo con su respectivo sector o área de desarrollo, de la mano con su respectiva misión y visión, existen algunos objetivos comunes. Entre estos se incluyen promover la igualdad de género (salario, cantidad de empleados, etc.), fomentar la sostenibilidad ambiental, mejorar las condiciones laborales, fortalecer las comunidades locales y contribuir al desarrollo social. Estas empresas se dedican a impulsar un cambio positivo en la sociedad a través de la innovación y la adopción de prácticas comerciales responsables.

Un abordaje amplio

El alcance de las “Empresas B” es cada vez más diverso. Existe una red de trabajo, “Sistema B”, que nuclea a más de mil empresas latinoamericanas y supera las siete mil en todo el mundo.

“Son empresas que cotizan en bolsa y que son importantes: existen en el sector de la cosmética, los viñedos, y muchísimos otros rubros. Es algo lógico, porque hay que saber leer el mercado. Cada vez habrá una exigencia mayor sobre los procesos de sustentabilidad y transparencia”, proyecta su directora.

De acuerdo con Dioselinda Roa, se trata de ser parte de un movimiento global: “Es impulsado por miles de personas, en América Latina y el Caribe estamos presentes en al menos diecinueve países que trabajan por construir un mundo en el que el éxito se mida por el bienestar de las personas, de las sociedades y del medio ambiente. Presentamos una forma de hacer negocios donde las empresas sean las mejores para todas las personas y el planeta”.

“Esta transformación es fundamental por todo el contexto de la crisis climática y social, pero además por la crisis espiritual que estamos atravesando. Este momento histórico esta forma de gestionar las empresas adquiere una importancia mayúscula, porque son el lugar en el que las personas desarrollarán una mayor cantidad de tiempo de su vida. Existen más de cien millones de compañías a nivel mundial y dentro de ellas se crea sociedad, se construyen culturas. Las personas incluso aprenden habilidades y se terminan de educar allí, porque encuentran el sitio para expandir sus propios talentos. Las empresas no son solo trabajos, son experiencias de vida”, resume Roa.

Contagiar la empatía

En el caso de Adriana Abraham, directora en Ceprodih —organización referente en el apoyo social a personas vulnerables—, también se encuentra alineada a esta nueva movida. “En lo personal, conocí todo el “Sistema B” a través de la red de emprendedores sociales ASHOKA. Ahí participó Pedro Tarak, uno de los cofundadores de “Sistema B” a nivel mundial. Pero oficialmente, Ceprodih tiene vínculo con las “Empresas B” desde su llegada a Uruguay”, recuerda.

"Las empresas no son solo trabajos, son experiencias de vida", Dioselinda Roa

Abraham remarca que el compromiso del centro por tener un impacto positivo trasciende a dicho movimiento de “Empresas B”, pero le faltaba profundizar en su lógica: “Ceprodih ya venía trabajando el tema social, económico y ambiental de manera intuitiva, pero no teníamos un marco teórico que enmarca nuestro trabajo. Fue primero con Tres Vectores y luego con el equipo de la consultora GEMMA, que lo profundizamos y nos definimos como una organización de triple impacto”.

“Gracias a este vínculo numerosas empresas certificadas —o en proceso de serlo— fueron arrimándose a Ceprodih, sobre todo motivados por las llamadas ‘compras con impacto’. Es decir, por promover un consumo responsable con el medio ambiente, pero a la vez generando empleo para los sectores más vulnerables.  Hoy Ceprodih cuenta con un Programa de Economía Circular y su marca HALO. Cada año organizamos desayunos para que las empresas conozcan de primera mano la obra, los productos y los testimonios de las familias que participan del proceso”, afirma Abraham.

Por: Leandro Lia

Redacción Entre Todos 

“No hay futuro posible si no se cambian radicalmente los modos”, Dioselinda Roa 

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