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La Iglesia dio a luz un nuevo sacerdote

El Padre Miguel Ángel Hernández tiene 29 años y reside en Puntas de Manga
Los padres de Miguel acercaron al altar sus vestimentas sacerdotales /F. GUTIÉRREZ

La catredral de Montevideo se vistió de gala para la ordenación sacerdotal de Miguel Ángel Hernández, un joven de 28 años que recibió el sacramento de manos del Card. Daniel Sturla, Arzobispo de Montevideo. Concelebraron el Nuncio Apostólico Mons. Martin Krebs, los Obispos auxiliares Mons. Luis Eduardo González y Mons. Pablo Jourdan, y una treintena de sacerdotes. Acompañaron otras tres decenas de acólitos y seminaristas.

La solemnidad de la fiesta se vio reflejada de modo especial en los familiares del ordenando, que es colombiano. Los extranjeros tenían una elegancia ejemplar, digna de la ocasión. La familia más cercana se ubicó en los primeros bancos a ambos lados, pues con uno solo no alcanzó. Es que Miguel es el segundo de 11 hermanos, y todos ellos pudieron estar presentes en la ceremonia. También asistieron otros parientes y amigos de la familia venidos tanto desde Colombia como desde Argentina, Estados Unidos o Panamá.

Numeroso era también el coro, en el que había una flauta, un violonchelo, dos guitarras, un ukelele y un teclado. Los músicos se las ingeniaron para interpretar temas que fueran conocidos tanto en Colombia como en Uruguay.

Momentos antes del rito de ordenación sacerdotal /F. GUTIÉRREZ

El encargado de presentar al candidato al sacerdocio, como establece el ritual, fue el rector del Seminario Redemptoris Mater, el P. Fernando Lema. En esa casa de formación residen chicos de distintos países que siguen el Camino Neocatecumenal y que, una vez ordenados, se integran al clero del país. Desde principio de año Miguel Ángel está en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen en Puntas de Manga y, ante la pregunta del Obispo, ha decidido seguir allí una vez ordenado sacerdote.

Un sacerdote es un hombre que ama

Como suele hacer en estas ocasiones, el Card. Sturla dirigió su homilía al inminente sacerdote. Remarcó que tiene nombre de poeta (así se llama un dramaturgo español del siglo XX) y desglosó versos de otro poeta, el también sacerdote José Luis Martín Descalzo, que escribió "Aunque es de noche", un poema sobre su ministerio: "Poned sobre mi tumba mi nombre. Y mi apellido: sacerdote. Y nada más. Porque jamás he sido/ni querido ser/otra cosa", comienza.

Entonces se refirió al misterio del amor de Dios, que se realiza a través del sacerdocio y del corazón humano. Definió: "Un sacerdote es un hombre que ama". Que ama a Dios en primer lugar, y también a la Iglesia. A la del Cielo y a la de la tierra. A María Santísima y a los santos, aliados en la lucha. Al obispo, los hermanos presbíteros y el pueblo que se le confía. El Card. se refirió a la familia del joven colombiano y a la generosidad de sus padres, que estuvieron abiertos a la vida y educaron a sus hijos en la fe.

El lema elegido por Miguel para su ministerio es aquél de la llamada de Mateo: "Y le dijo: 'Sígueme'. Él dejándolo todo, se levantó y le siguió". Y comentó al respecto el Arzobispo: "Se trata de integrar en tu corazón el amor que has recibido. El amor humano con el amor de Dios que te consagra. Y amar con un corazón maduro, que sabe amar y ser amado... amar con un corazón puro".

En el tramo final de la homilía, el celebrante se refirió a tres virtudes que se reflejan en el Evangelio de la fecha y que podrán marcar el camino del nuevo padre: dar testimonio de Cristo, tener constancia y tener confianza. Mencionó asimismo la coincidencia de la fecha con la III Jornada Mundial de los Pobres y con la memoria de los santos mártires rioplatenses. Uno de ellos era San Roque González, que siempre llevaba una imagen de la Virgen María. "Te invito, Miguel, a que en cada encuentro que tengas, puedas encomendarte a aquella que es la conquistadora: la Virgen, que te presenta a los hermanos para que los sirvas; la Virgen, que custodia tu corazón y te dará vida, dulzura y esperanza en los momentos de dificultad".

Momento central

En el siguiente momento, la parte central de la ceremonia, el joven prometió fidelidad a Dios y a la Iglesia. Después tuvo lugar uno de los gestos más impactantes, cuando el candidato se postra en el suelo boca abajo, mientras todos imploran la ayuda del Cielo mediante la letanía de los santos, que en esta ocasión fue entonada por el P. Krzysztof Pacholak. Acto seguido, el Cardenal impuso las manos sobre la cabeza de Miguel, solicitando la presencia del Espíritu Santo. Después de que los demás sacerdotes hicieran lo mismo, el celebrante principal pronunció la plegaria de ordenación. En ese momento, Miguel Ángel se convirtió en sacerdote para siempre.

Sus padres acercaron al altar la estola y casulla y dos sacerdotes -el rector del seminario y un colombiano- lo ayudaron a revestirse. Entonces el Cardenal tomó el santo crisma y ungió sus manos, que apartir de ahora serán instrumento para la gracia de Dios a través de los sacramentos.

Familiares del flamante sacerdote acercaron al altar el pan y el vino. El Cardenal tomó el cáliz y la patena y se los entregó al nuevo padre, como señal de la potestad de celebrar la Santa Misa. El cardenal comenzó a pronunciar la oración de este momento, pero la emoción lo obligó a detenerse. Dos veces tuvo que esperar antes de poder proseguir con la fórmula completa: "Recibe la ofrenda del pueblo santo para presentarla a Dios. Considera lo que realizas e imita lo que conmemoras, y conforma tu vida con el misterio de la cruz del Señor".

Al terminar le dio un abrazo y "la paz esté contigo", y luego siguió el saludo de todos los sacerdotes presentes, uno por uno, como símbolo de que lo acogieron en su orden. Fue el momento de mayores aplausos, de reflejar con ruido la alegría contenida hasta ese momento.

El nuevo sacerdote dio la comunión a sus padres y hermanos /F. GUTIÉRREZ

Reunidos para celebrar

La Misa continuó como de costumbre, con la particularidad de que el P. Miguel fue uno de los concelebrantes y dijo, por primera vez, las palabras de la consagración. También impartió la comunión a los fieles, antes de regresar a su sitio. En la acción de gracias después de la comunión el coro volvió a sorprender con el canto de "Alma de Cristo" por parte de dos niñas, lo que transmitía especial ternura.

"Pido oración por mí, para que no me la crea" /F. GUTIÉRREZ

Hacia el final, el Padre Miguel se acercó al ambón y desde allí agradeció a Dios y a la Iglesia por su vocación. "Nos hemos reunido para celebrar, para ser testigos de un don inmerecido de Dios para mí y para ustedes", dijo al principio. Se refirió al giro que tuvo su vida en el año 2010, en un retiro, y a "cómo puede ser posible lo imposible, por la fidelidad de Dios". Prometió obediencia al obispo, al que llamó "padre", y agradeció a los sacerdotes de Montevideo. Valoró especialmente "su testimonio y entrega, aún en las precariedades".

No faltó mención a la comunidad de Puntas de Manga, que lo recibió a comienzos de año y que ya es como su sangre. Y para el final dejó a su familia: padres y hermanos, que le han enseñado a amar a Dios. "Pido oración por mí, para que no me la crea y Dios me haga ministro", solicitó

Padre e hijo se funden en un abrazo /F. GUTIÉRREZ

Al terminar la Misa hubo tiempo para la foto con los obispos y con la familia. Después, se sucedieron los saludos, pedidos de bendiciones y abrazos.

La primera Misa del nuevo sacerdote es este lunes, 18 de noviembre, en la Parroquia de Puntas de Manga.

El abrazo del nuevo sacerdote y su madre /F. GUTIÉRREZ

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Commentario(1)

  1. Julio Enrique Orozco Hernández says

    Felicidades al nuevo mostró de DIOS, que lleve muy en alto el amor a la iglesia, felicitaciones al profesor chalon el cual distingo y pude compartir con el, DIOS los bendiga. Apropocito tengo un tío que se llama Miguel Ángel Hernández

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