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La identidad de Cáritas se configura con la cultura de cada país

El sábado 29 de julio se realizó en Montevideo el plenario nacional de Cáritas Uruguaya. En este encuentro se hicieron presentes delegaciones de todas las diócesis del país. También contó con la presencia del nuevo coordinador regional de la organización, el laico argentino Nicolás Meyer, que fue electo durante la 22.ª Asamblea General de Caritas Internationalis, celebrada en Roma el pasado mayo.
Nicolás Meyer, durante el XX Congreso continental de Puerto RIco. Fuente: CELAM

En este marco, Entre Todos tuvo la posibilidad de dialogar con el nuevo coordinador regional y compartimos con ustedes parte de esta charla.

 

Nicolás, ¿cómo se dio tu nombramiento para este cargo en Cáritas?

El 10 de mayo votaron en Roma, en la asamblea general, entre dos candidatos, los veintidós países que forman Cáritas América Latina y el Caribe. Yo era el candidato de la zona Cono Sur (Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay).

Mi elección es particular porque soy el primer laico —casado y padre de dos hijos— que accede a este cargo; anteriormente siempre habían sido presbíteros. Y, además, soy el más joven (con cuarentaiún años) como encargado regional de Cáritas.

¿Cuál es tu trayectoria en Cáritas?

En Cáritas Argentina fui director ejecutivo durante tres años y acompañé, a nivel regional, el tema de nuevas economías. Pero antes, había participado mucho en mi diócesis —San Isidro— en el consejo de asuntos económicos, en la pastoral orgánica diocesana y después trabajé mucho en otras diócesis, sobre todo en comunidades más pobres por medio de un programa de bancos comunales, que era una organización que teníamos, y también en acompañamiento en esos barrios.

La realidad de Cáritas es distinta dependiendo del país y la región, y eso se refleja en el trabajo de cada Cáritas local. ¿Cómo visualizás esta realidad?

Sí, la identidad de Cáritas se conforma, primero, por la identidad cultural del país; después, por la historia e identidad eclesial de ese país; y, por último, por las realidades que atraviesan a ese país en las situaciones de pobreza. Hay lugares donde el tema de los migrantes es muy fuerte, en otros es el tema rural, algunos tienen realidades de emergencias climáticas; eso configura cómo va a ser la pastoral social de Cáritas en cada territorio.

Para mí significa un desafío enorme porque comporta un aprendizaje constante; no hay otra forma que escuchar y escuchar, por eso es muy importante ir a los lugares. Por ejemplo, venir acá. Si bien yo ya conocía Uruguay y la Iglesia uruguaya, estar en el plenario nacional compartiendo y escuchando a las personas es lo que te da de primera mano un pantallazo de qué es lo que está viviendo la organización en este país.

Y con esta mirada, ¿cómo ves a Cáritas en nuestro país?

La verdad que muy bien. Ayer nos reunimos con el comité, con gente que trabaja con migrantes y en diferentes líneas de trabajo.

Creo que es una Cáritas que acompaña mucho la realidad eclesial de Uruguay, que está en medio de una cultura y una sociedad muy secularizadas. Esto a veces comporta dificultades, pero también tiene un componente de libertad importante a la hora de crear, proponer y sugerir líneas de acción.

Me parece muy importante que a este encuentro hayan podido venir representantes de todas las diócesis del país. Ese es un gesto muy positivo. También la presencia de la pastoral penitenciaria es muy importante, siendo que tienen muy difícil el trabajo del día a día en las cárceles; pero están ahí, sostienen y acompañan. Y también la articulación que existe entre Cáritas y otros actores de la pastoral social, que es muy buena (como los grupos Laudato Si), así como con organizaciones de la sociedad civil en general.

En definitiva, que el trabajo en red no sea un esfuerzo específico que se hace, sino que sea la forma natural en la que se da el trabajo. Eso es algo muy característico que se da en Uruguay.

En los últimos meses, Cáritas ha venido pasando por un proceso de cambio importante, tanto a nivel regional como global. Desde esa realidad, ¿cuáles son los objetivos más cercanos para la organización a nivel regional?

En principio, generar líneas estratégicas que puedan ser bien focalizadas —siempre tenemos una tendencia a abrir muchísimos frentes de trabajo—, y que esto nos permita tener mayor profundidad en las acciones.

También realizar un trabajo más articulado, coordinarnos y comunicarnos mejor, para así tener más incidencia en temas transversales.

Otro desafío, después de la pandemia, fue cómo seguíamos comunicándonos más allá de la virtualidad. Y creo que estos encuentros, así como el tema de las pasantías entre organizaciones —que de Cáritas Uruguaya puedan a ir a otros países y viceversa— para conocer e intercambiar experiencias, son buenas oportunidades de crecimiento.

También es un desafío seguir fortaleciendo cada Cáritas, que haya más equidad, que no haya algunas muy fuertes y otras más débiles, sino que todos podamos ir creciendo y mejorando juntos.

¿Cómo es la incidencia de Cáritas en los lugares que has visitado, y qué posibilidades de trabajo hay con el estado y otras organizaciones de la sociedad civil?

A mi entender la incidencia de Cáritas se da por la validación del trabajo mismo de la organización. No tenemos una incidencia basada en lo discursivo, sino más bien nuestra fuerza está en el hacer. Y el hacer y estar en las comunidades, en el territorio, junto a las personas, validan las convocatorias que nos hacen para pedir nuestra opinión.

El relacionamiento con los estados depende del país, pero cada vez somos más un actor de política pública; es así para la ejecución y, esperemos, que también lo sea para el diseño de estas políticas.

En este sentido, estamos preparándonos para ser en la Cumbre del Clima COP30, que se celebrará en 2025 en Brasil, un factor de incidencia. Estamos armando un comité regional para esto, porque es un desafío para nosotros poder realizar un aporte de valor agregado en este tipo de ámbitos.

 

Por: Camilo Genta

Redacción Entre Todos

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