El sábado 4 de setiembre se realizó la 43° edición de la Jornada Nacional de la Juventud. El lema para este encuentro fue “Se acercó y caminó con ellos”, tomado del pasaje del evangelio de los discípulos de Emaús. La jornada tuvo una instancia de peregrinación, otra de formación, un momento de oración y culminó con la celebración de la Santa Misa en la Gruta de Lourdes.

Mochila sobre la espalda, rosario en mano y muchos litros de agua. Cuando faltaban pocos minutos para las 9 de la mañana los jóvenes se encontraron en la Plaza del Ejército, en Gral. Flores y Br. Batlle y Ordóñez, y fueron caminando hacia el segundo punto de encuentro, en la parroquia Sagrados Corazones. En el trayecto los jóvenes iban rezando y cantando, como forma de manifestar su fe. 

En la parroquia de Possolo hubo un momento de reflexión sobre la vida y obra del Padre Cacho -cuyo aniversario de muerte fue ese día-, a cargo del P. Luis Ferrés, el Card. Daniel Sturla y Angélica, una vecina que conoció en persona al Siervo de Dios. Antes de comenzar el segundo tramo, los jóvenes visitaron en grupos la tumba del cura uruguayo que está camino a la santidad. 

En total fueron seis kilómetros los recorridos. El cansancio nunca se notó. Los jóvenes estaban felices y muchos se sumaron en el camino. Todos respetaron el protocolo sanitario y usaron tapabocas en todo momento. Al llegar a la Gruta de Lourdes, los jóvenes fueron recibidos por los sacerdotes dehonianos y los voluntarios, que previamente rezaron el Santo Rosario por todos los participantes de la JNJ. 

Anunciar a Cristo

La Misa de cierre fue presidida por el Card. Daniel Sturla y concelebrada por una decena de sacerdotes de diversas congregaciones y carismas. Al comenzar la homilía, el Arzobispo de Montevideo se mostró sorprendido por la cantidad de jóvenes que se sumaron a la jornada. 

El Card. Daniel Sturla centró su prédica en la importancia de anunciar el mensaje de Jesús. “Todos nosotros somos portadores de Cristo: sacerdotes, seminaristas, religiosos y religiosas, laicos y laicas”, dijo.  

“No lo podemos dejar ´encerradito´ a Cristo. Tenemos que anunciarlo, hacerlo visible, llevarlo a los demás. Como en todas las cosas importantes de la vida, en esto también tenemos que sentir una cierta urgencia, un cierto apuro por llevar a Cristo”, añadió.  

El Arzobispo de Montevideo aprovechó la homilía para mostrar su preocupación por la cantidad de suicidios que se produjeron en Uruguay durante el año pasado, de los cuales un gran porcentaje fueron de adolescentes y jóvenes. También manifestó su inquietud por el número de presos que hay en Uruguay, que supera la cifra de 10.000. “Si uno va al Comcar o al Penal de Libertad encuentra muchísimos jóvenes”, agregó. 

"Lo cierto es que Cristo es capaz de hacer nuevas todas las cosas, y las hace nuevas cuando nos llena de la esperanza y de ganas de vivir”, sostuvo el Card. Daniel Sturla. “Cuando nosotros experimentamos que solo Él es quien nos salva, nos rescata, nos libera, nos perdona los pecados, nos redime... ¡no hay palabras! Los primeros cristianos iban diciendo una palabra tras otra para poder expresar lo más grande que Cristo hace con nosotros: salvarnos, rescatarnos, abrirnos a una vida nueva ya aquí en la tierra y para siempre en el cielo”, aseguró.  

Ser católicos con una clara identidad

El Card. Daniel Sturla comentó a los jóvenes que hay que tener una cierta urgencia por anunciar el evangelio, igual a la que tuvo María en su tiempo. Fue contundente cuando dijo: “si somos tibios, si somos mediocres, si nos ´achicamos´ como cristianos, si no damos la cara por Jesucristo, entonces estamos ´fritos´ porque, además, nadie nos toma en serio”. 

“En cambio, cuando proclamamos con serenidad y fortaleza nuestra identidad cristiana-católica nos respetan. Y si algo sufrimos por Cristo, no se preocupen, porque hay gente que está dando la vida por Él. Sufrir un poquito de burla o de desprecio no nos viene mal. Si no somos frágiles, débiles o tontos nos fortalece. Cristo necesita hombres y mujeres fuertes, jóvenes capaces de anunciar que hay una novedad que te da vuelta la vida, que te hace mirar la vida con ojos distintos, que te permite alentar la esperanza”, enfatizó.  

El Arzobispo de Montevideo dijo que en el último tiempo escuchó testimonios "muy hermosos" de conversiones, de jóvenes que "dejan la vida de la droga, de estar hasta en el delito y que descubren a Cristo y sus vidas se transforman, cambian, se llenan de alegría". 

Eucaristía y reconciliación: fuentes de vida para el cristiano

Más adelante, el Card. Daniel Sturla explicó a los jóvenes que hay dos fuentes de vida a disposición permanente para el cristiano. “Ahí es donde nos alimentamos, nos refrescamos y recibimos el don de la salvación, que es la reconciliación y la Eucaristía. Hay muchos más: el grupo, la comunidad, la oración, el rosario, la adoración. (...) La Eucaristía es el piso de la vida cristiana. La otra es confesarse porque somos pecadores, ¿qué le vamos a hacer? No somos un club de perfectitos, tenemos tentaciones y tenemos pecados. Somos pecadores y necesitamos el perdón”, 

“Si cada uno de nosotros viviera bien confesado y participa sin chistar, sin dar vuelta, sin complicarla de la misa dominical, y experimenta la urgencia de llevar a Cristo, damos vuelta la ciudad de Montevideo y el Uruguay entero”, agregó.  

El Card. Daniel Sturla recordó al Padre Cacho por su “fantástica figura sacerdotal” y también a los demás uruguayos que están camino a la santidad: Siervo de Dios Walter Chango, Venerable Jacinto Vera y las Beatas Consuelo Aguiar Mella, Dolores Aguiar Mella y Francisca Rubatto.

Al concluir la homilía, el Arzobispo de Montevideo invitó a los jóvenes a “dejarse encender en el amor de Dios y a tener la urgencia de anunciar a Cristo”. Y exhortó: “Por favor, la mediocridad es lo que el demonio quiere para nosotros. Fuera tibieza, fuera mediocridad”.