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“Hoy ha llegado la salvación a esta casa”

En la arquidiócesis se realizan distintas actividades de misión durante el verano.

José Lanz fue misionado hace nueve años. En realidad, fue hace doce, pero los primeros tres años se escondía de los voluntarios. Su esposa era quien se consideraba católica y los recibía. Pero, en el caso de José, no quería tener nada que ver con ellos. Su casa —pintada de color oscuro, casi negro— ya era un aviso para quienes la visitaran.

Su vida estaba muy lejos de Dios. O eso creía él. Sus reuniones con un grupo del culto candomblé lo apartaban sistemáticamente de su hogar, desde las veinte horas y hasta entrada la madrugada. Al regresar a su hogar, las discusiones con su esposa eran, según recuerda, cada vez más frecuentes. Para José, todo cambió cuando se dispuso a escuchar a los voluntarios.

“Les costó misionarme porque me escapaba. Todo fue gracias al padre Willy y a otros jóvenes que me ayudaron. Yo estaba distanciado de Dios, y tenía una vida complicada. Previamente practicaba magia negra, hacíamos sacrificios de animales y otras cosas que dejé atrás, para poder integrarme a lo que es la Iglesia católica”, explicó, al culminar una de las actividades que la misión de la Sociedad San Juan desarrolló en el Colegio y Liceo Obra Social Don Bosco, en el barrio del mismo nombre.

El encuentro con Cristo

El testimonio de José es de una conversión absoluta: recibió el sacramento del bautismo, la primera comunión, se confirmó y contrajo matrimonio ante Dios. “Hoy en día, la alegría que sentimos en casa es inmensa, es impresionante todo lo bueno que el Señor hizo en nuestra vida. Jesús nos mostró el camino de la luz, porque donde estaba no iba ni para atrás ni para adelante. Hoy estoy muy agradecido a la Sociedad San Juan y a la Sociedad de María, por esos grandes gurises que lucharon por nosotros y dejaron su huella, tanto en el barrio como en nuestro corazón. Siempre los tenemos presentes”, aseguró.

“Siempre hay una gran desproporción entre lo que podemos brindar como servicio y lo que uno recibe como respuesta de parte de las personas”

Pbro. Guillermo Striebeck

Nueve años después de conocer a Cristo, José participa activamente del anuncio del Evangelio desde la Casa de la Palabra ‘Milagro de los Andes’. “Cuando empecé a misionar y a evangelizar, tuve la ayuda de compañeros que me mostraron cómo hacerlo. No solamente cómo anunciarlo a él, sino también poder abrirme para contar mi testimonio de conversión. De a poco aprendí a misionar por diferentes barrios que, tal vez, no conocía tanto. Es una alegría contribuir con una experiencia personal, con un testimonio de vida y salvación, que me ayudó no solo a mí sino también a mi familia”, valoró.

La semilla de su Palabra

La de José es una de tantas historias de encuentro y conversión. Cada cambio en sus vidas fue posible mediante el trabajo de cada uno de los misioneros. Para este año, aproximadamente cien voluntarios participaron de la misión de verano de la Sociedad San Juan. Como en años anteriores, estuvieron presentes en Piedras Blancas, pero, por primera vez, también recorrieron la zona de Villa Don Bosco. Su trabajo abarcó desde el 26 de diciembre hasta el 5 de enero, pero la visita a los vecinos inició un día después de comenzada la misión.

“Es la primera vez que hacemos la misión acá, hace varios años que misionamos en verano, pero en Villa Don Bosco nunca lo habíamos hecho. El barrio nos recibió muy bien. ¡Estos días de misión fueron espectaculares! Recién salimos el 27 a recorrer el barrio, porque primero nos preparamos para la tarea. Desde el principio recibimos el agradecimiento de los vecinos”, detalló Joaquina Sosa, una de las voluntarias, visiblemente contenta.

Una de las actividades de los misioneros de la Sociedad San Juan fue una representación de la Pasión de Cristo. Fuente: R. Fernández

Mientras repasaba todas sus actividades, una sonrisa se dibuja recurrentemente en su rostro: “Los vecinos nos escuchaban, tanto católicos como personas de otras religiones o no creyentes. Hicimos bautismos, y un montón de niños se bautizaron, pero también algunos adultos. ¡Gloria a Dios por estos encuentros!”.

Para Joaquina, la principal sorpresa fue encontrar un barrio receptivo al anuncio de la Palabra de Dios. “Los vecinos nos decían que hacía falta una iniciativa de este tipo y que esperaban que la Iglesia saliera a su encuentro. Cada actividad que realizamos estuvo llena, y eso es una gran alegría. También tenemos los encuentros con Cristo, que son tres noches de escucha, bendición y sanación para las familias. El barrio está muy abierto a nosotros y se nos acerca”, sostuvo.

La alegría del anuncio

La felicidad de Joaquina también es compartida por el resto de los misioneros que, por primera vez, recorrieron Villa Don Bosco. En el caso de Patricio Mengot, el término que más utiliza para describir su experiencia es ‘bendición’. “¡Todo fue impresionante! Primero nos formamos en la parroquia como misioneros, para poder después salir al barrio, y la realidad es que nos recibieron muy bien y con una apertura que no imaginábamos”, reconoció.

“Los vecinos nos decían que hacía falta una iniciativa de este tipo y que esperaban que la Iglesia saliera a su encuentro”

Joaquina Sosa

De acuerdo con Patricio, fue fundamental el acompañamiento para desarrollar mejor su tarea: “Fue una bendición tener a sacerdotes y consagrados que nos guiaron en nuestra misión. Eso nos impulsó a anunciar de mejor manera la Palabra de Dios y recibir a los vecinos con mucho entusiasmo. Lo vimos en las convocatorias. Hoy, por ejemplo, hicimos un encuentro y vinieron sesenta y cinco personas, y ayer lo mismo. Vienen muchísimos vecinos y eso nos deja recontra contentos. Es una bendición tremenda, y compartirlo con todos los misioneros es una experiencia espectacular”.

Encomendados al Espíritu Santo

“Siempre hay una gran desproporción entre lo que podemos brindar como servicio y lo que uno recibe como respuesta de parte de las personas. Esa diferencia es porque la Palabra de Dios va creando vida a medida que el Espíritu Santo actúa en los corazones, y eso nos excede y nos sorprende”, advirtió el padre Guillermo Striebeck. El sacerdote acompañó el trabajo de los misioneros por la zona, y explicó el alcance del trabajo que realizaron simultáneamente en Piedras Blancas y en Villa Don Bosco.

“Fue un gran desafío, fueron días muy intensos, porque estamos trabajando desde el 26 de diciembre en las dos zonas. Nuestra propuesta no se limita a visitar el barrio, sino a organizar algunos eventos de convocatoria para, de a poco, acercar a quienes están distanciados de Dios. Recorrimos, fundamentalmente, las manzanas más cercanas a parroquia Don Bosco, pero también estuvimos por el barrio 24 de Junio, y ahí es un sector bastante alejado de la comunidad parroquial. Tal vez allí no se tiene tanta experiencia de fe, pero nos recibieron muy bien. Fueron días de mucha bendición y de trabajo muy intenso de parte de todos”, resumió.

Los voluntarios estaban fácilmente identificables con las características remeras azules. Fuente: R. Fernández

El P. Striebeck también explicó el alcance que tendrá la misión por Villa Don Bosco: “En un futuro también queremos instalar aquí el programa Volver a Empezar, que es el que establece las diferentes Casas de la Palabra en las parroquias, para poder trabajar junto con la comunidad, acercar y formar a los vecinos”.

Jóvenes peregrinos

El programa Volver a Empezar, que lleva adelante la Sociedad San Juan, está enfocado en aquellas personas alejadas de la Iglesia y que viven fundamentalmente en barrios de contexto crítico. Una de las acciones más características que realizan es la de fundar las ya mencionadas Casas de la Palabra.

No obstante, las actividades de la Sociedad San Juan son solo algunas de entre las que cientos de jóvenes, pertenecientes a distintos grupos, movimientos y carismas de nuestra arquidiócesis, realizan durante sus habituales vacaciones para poner, en primer lugar, a Dios. Por esta época de calor y descanso, mezclan las visitas casa por casa, las celebraciones litúrgicas y las adoraciones, con actividades lúdicas, y para compartir. ¿El común denominador? La alegría de la fe.

 

Por: Leandro Lia

Redacción Entre Todos

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