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Entusiasmo en la vuelta a clases

Los colegios católicos se adaptaron a la nueva normalidad y retomaron la enseñanza con un 95% de asistencia
Los colegios tuvieron que adaptar su propuesta, estructura y organización. /F. GUTIÉRREZ

Publicada en Entre Todos N° 476

Después de tres meses de salones vacíos y de búsquedas de soluciones, el sistema educativo volvió a recibir a sus alumnos de forma presencial y ENTRE TODOS conversó con directores de diversos centros educativos para conocer cómo evalúan el retorno a las aulas.

"Más allá de que la realidad de los colegios es muy diversa, hemos podido constatar con los distintos centros que la vuelta a clases ha sido muy positiva, con una asistencia superior al 95% de los niños. En muchos centros han llegado al máximo de clases posible, que son 20 horas semanales, cuatro por cinco días”. Del otro lado del teléfono la voz de Adrián Arias, presidente de la Asociación Uruguaya de Educación Católica (Audec), resume optimismo. La masiva asistencia es una confirmación de que las instituciones están en buen camino.

“Ellos han traído la alegría. Se escucha menos ruido, no tenemos los patios llenos. Pero están llenando los espacios de alegría poco a poco”, resume María Jesús Besteiro, directora del Colegio Obra Banneux. Algo similar señala Rafael Ibarzábal, director del Jesús María, para quien desde el punto de vista emocional, el regreso se vivió “como un gran regalo”. Porque, a su modo de ver, “sin presencialidad no hay escuelas”, y los primeros días los niños “estaban como perritos sin cadena”.
Además, en algunos casos se vio un entusiasmo por aprender que salió de lo habitual, según constató Verónica Varela, directora del Colegio y Liceo Sagrado Corazón de Paso Carrasco. “Nos llamó la atención la actitud de los niños de primaria, tienen una gran disponibilidad para trabajar, nos sorprendió”.

En la mayría de los casos se logró el máximo posible de presencialidad: 20 horas semanales por grupo. /F. GUTIÉRREZ

En los distintos centros educativos se da una realidad diversa, de acuerdo a sus características. En términos generales, desde Audec destacan que en la mayoría de los colegios se pudo cumplir con las exigencias necesarias para garantizar la mayor cantidad de horas de clase posibles. De hecho, ya de antemano los colegios católicos estaban de acuerdo en que intentarían lograr la mayor presencialidad que se pudiera.

En los institutos más grandes, que tienen instalaciones amplias y doble horario, esto implicó bastante trabajo pero se pudo concretar. En palabras de la directora Varela, “fue toda una reingeniería de horarios, salones, mobiliario... Además de ver la realidad de las familias, los chicos, los docentes, etc”. Esta educadora contó que, cuando se anunció la fecha de reinicio de clases, le pareció que faltaba demasiado tiempo. Pero luego vio que ese margen era necesario para adecuar todo.

En el Sagrado Corazón y en otros de condición similar optaron por dividir los grupos y usar los salones más grandes (como comedores o de usos múltiples) como aulas. Algunas materias se dictan todavía por medios digitales, pues no alcanza para cubrir toda la propuesta con cuatro horas diarias.

Distinto es el caso de instituciones más chicas como la de Banneux, donde no hay salones extra o mucho más grandes. En este colegio primario tuvieron que optar por dividir los grupos y dar clases dos días a la semana a cada uno, y un tercer día para aquellos chicos que necesitan un poco más de dedicación.

Principales aliados

En la educación de los niños, los padres son los protagonistas. Desde las instituciones consultadas destacaron la relación que se ha forjado en este tiempo con las familias, lo que también implica un voto de confianza hacia los colegios.

Así lo señaló Ibarzábal, del Jesús María: “Percibimos una vuelta muy ilusionada, los padres están muy agradecidos. Reconocen nuestra tarea, la agradecen. Hemos establecido una buena alianza con la familia”.

En el caso del colegio de Paso Carrasco, por poner otro ejemplo, grupos de padres colaboran en el ingreso de los chicos, ayudando a que se cumplan los protocolos.

Los docentes están siendo igual de fieles. En su mayoría estaban deseosos de volver también a los salones y son muy pocos los que no se han reintegrado por cuestiones de salud. Han modificado sus horarios de trabajo y, en pocos casos, han accedido también a un cambio en su tarea principal. “Más allá de alguna situación puntual que se ha resuelto —algunos que siguen de manera remota o por plataformas— la mayoría ha vuelto. También ellos tenían muchas ganas de volver a la presencialidad”, consideró Arias.

Desafío académico

Si bien durante la pandemia los colegios se han mantenido en contacto con sus alumnos y han hecho sus mayores esfuerzos, es innegable que los resultados de aprendizaje no son los mismos que los de un año normal.

autoridades están contentas con los resultados. /F. GUTIÉRREZ

En cada centro tuvieron que jerarquizar los objetivos y replanificar las currículas de cara a esta segunda mitad del año. En general, desde las instituciones consultadas indicaron que no habrá mayores dificultades con los grupos de primaria, pero que quedan dudas con los de secundaria, donde hay más materias, más carga horaria y una mayor dificultad para entusiasmar a los alumnos.

Desde la obra Banneux la directora confió que los niños “han crecido mucho en otras destrezas”, pero que igualmente “preocupan los avances” en lo estrictamente curricular.

El colegio está en el barrio Marconi y los alumnos se han podido conectar muy poco porque no tienen dispositivos ni datos móviles. Pero a su favor se puede decir que los grupos se suelen mantener estables de un año a otro y los docentes también, por lo que pudieron hacer una estrategia: generaron encuentros entre los maestros de distintos niveles para fijar los contenidos elementales a cubrir. Así los docentes que tomen los grupos el año que viene ya sabrán en qué temas tendrán que hacer un repaso más detenido el año que viene.

Adaptar la pastoral

La vuelta a la presencialidad implica también desafíos para readaptar la propuesta pastoral de cada centro. La directora del colegio de Paso Carrasco lo planteaba de modo gráfico al explicar que ahora se promueven conductas que son distintas de lo que siempre se enseñó allí: ahora no se pueden prestar los útiles, no hay que compartir la merienda, no se pueden hacer grupos… todo lo contrario a algunos principios básicos.

“En este tiempo nos ha servido volver siempre a la reflexión de quiénes somos y para qué estamos, eso nos ha orientado. Y nuestra tarea es el acompañamiento de los niños desde lo afectivo y desde lo pedagógico”, agregó.

A su turno, Ibarzábal señaló que lo pastoral “es algo esencial al proyecto educativo del colegio” y que es fundamental adaptarse. Han mantenido encuentros por zoom pero esperan volver a lo presencial después de las vacaciones de invierno. Y si bien no podrán hacer algunas de sus actividades clásicas —como ir a cooperar en barrios marginados o visitar a personas solas— igual mantienen las campañas de ayuda y buscarán nuevas formas de concretar acciones similares.

volvieron a habitar los espacios que les son propios en los centros educativos. /F. GUTIÉRREZ

/EN LA VOZ DE_
Adrián Arias, director nacional de AUDEC

El reencuentro

Las familias han confiado mucho en los procesos que cada institución ha desarrollado para ofrecer seguridad. Desde el principio tuvimos la preocupación de poder traducir el mensaje de “quedate en casa” por “vení al colegio que vas a estar seguro”. Cada comunidad, de acuerdo a sus posibilidades, ha generado las mejores condiciones para dar la bienvenida, para garantizar las medidas sanitarias y aplicar los protocolos.

El retorno ha sido vivido como una fiesta. Con diversas formas de trabajar, desde jornadas de reenuentro, carteles de bienvenida, actividades de saludo al retorno. Fue vivido como una fiesta del reencuentro, esa es la tónica general tanto en el sistema formal como en el no formal. Estamos muy contentos de que los niños estén volviendo a habitar los espacios que son de ellos.

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