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El matrimonio: camino compartido

Segunda entrega de testimonios durante el Mes de las Vocaciones
Fuente: Federico Gutiérrez

Cuando llegaron a Montevideo para comenzar la Facultad de Derecho, hace ya 26 años, ni Andrea (oriunda de Minas), ni Gianni (proveniente de Rocha), podrían haber imaginado que al final de ese mismo año estarían ennoviados. Tampoco podrían haber proyectado que dos años después estarían casados y mucho menos que formarían una familia que traería cinco hijos al mundo. A continuación, compartiremos con ustedes la historia de la vocación de Gianni Gutiérrez y Andrea Hernández (ambos de 44 años de edad y 24 de matrimonio).   

De la intuición a la vocación

Para los estándares actuales Andrea y Gianni se casaron muy jóvenes. “Uno de los motivos, cuenta Andrea, es que no queríamos ir a vivir juntos antes del matrimonio y eso fue como una intuición inicial de nuestra vocación”. Si bien la fe no era algo ajeno a sus respectivas familias, “tampoco habíamos profundizado mucho y no teníamos una práctica habitual”, agrega Gianni. 

Sin embargo, esa primera intuición fue abriendo paso a un proyecto; el sueño de Dios para Andrea y Gianni. Para Andrea ese proceso que comenzó con una idea compartida de no irse a vivir juntos antes del casamiento “porque las cosas iban en serio”. Y es así como personas, momentos y gestos van tejiendo la historia de una familia, que en primera instancia encuentra a Cristo, después descubre la alegría de vivir la fe en comunidad y más adelante celebra la venida al mundo de sus cinco hijos (Simón de 19, Fátima de 17, Faustina de 15, Carmela de 11 y Jeremías de 6).

Para ambos, en este proceso de pasar de una intuición a vivir el matrimonio como vocación, la presencia de sacerdotes amigos fue fundamental. Gianni relata que “todo esto surgió después de nuestro casamiento. La presencia del P. Jorge Godoy, que se convertiría en mi padrino de confirmación; la del P. Walter Fuidio que nos ayudó en la educación y formación en la fe. Ellos nos permitieron adquirir mucha solidez como familia”.

Ejemplo de este camino de maduración es la apertura a la vida. “Inicialmente, comparte Andrea, nos casamos con el proyecto de terminar la carrera juntos y la verdad que esos cuatro primeros años no queríamos tener hijos, porque veíamos que era complicado. Pero Dios fue obrando todo, hasta que llegó Simón y dos años después Fátima. Y cuando tenés un hijo es que te das cuenta lo solo que estuviste antes. Qué egoísta fuiste al centrarte tanto en tus cosas y nos faltaba el ser familia. Tener tus hijos en brazos hace que se ensanche el corazón y con la venida de cada hijo un poco más”. Y agrega Gianni, “la planificación familiar, el método natural, es una forma de vida, un estilo de vida, y eso solo se logra integrándolo a través de la fe. El Creador no se había equivocado”.

Los tres altares

Para el matrimonio de Gianni y Andrea uno de los grandes desafíos ha sido la transmisión de la fe a los hijos. Ambos son contestes en que la fe no es algo que se impone, pero sí hay ciertas cosas que se transmiten en la vivencia cotidiana. Porque la fe sin testimonio no se transmite. Andrea habla del absoluto convencimiento que tienen en que Dios “nos va a pedir cuentas como matrimonio, y como personas, es cuánto amamos y cuánto le enseñamos a amar a nuestros hijos. No si van a un colegio bilingüe o si saben o no algún instrumento. La fe es la mejor herencia que les podemos dejar”. “Y el segundo mejor regalo un hermano”, añade Gianni.

En esa historia de vocación matrimonial también existe un momento en que ambos se dan cuenta que el matrimonio no solo está llamado a crecer hacia adentro, sino que es parte de un proyecto de Dios para la Iglesia, para los demás. Insisten en que es vital la cercanía de un sacerdote, “que te haga ver lo importante de rodearse de gente que te ayude, que te sostenga y ellos nos ayudaron a tomar conciencia de esto, más allá de hechos concretos”. Pero también la importancia de mucha vida comunitaria, con grupos de oración y formación, así como retiros y misiones. 

Gianni nos habla además de un descubrimiento que han hecho en estos más de 20 años juntos, y que se han convertido en los tres altares que deben que estar presente en toda familia. “La Eucaristía, el domingo es fiesta y lo mejor día es la Misa; otro es la mesa, una vez al día estamos todos juntos y allí se comparte todo; y el último es el lecho, porque el momento de la afectividad y la intimidad conyugal no debe separarse de la entrega a Dios, y eso nos llevó un tiempo darnos cuenta”, enumera.

Este proceso, que parece fácil, en la realidad que vivimos no es para nada sencillo. “La verdad que la familia tiene muchas cosas en contra, el mercado de trabajo te exige mucho y quiere todo tu tiempo”, asegura Gianni. Y agrega, “esta es una batalla de todos los días porque el tiempo más rico es para los que te quieren por ser quién sos y no por lo que producís”. “Como el matrimonio es un gozo y tarea de todos los días, hay que reafirmar la opción todos los días. La familia cristiana está siempre contra cultura”, afirma Andrea. 

Las formas de amar

Como en todo camino vocacional, la experiencia de quienes ya hicieron parte del trayecto ayuda a la hora de las pruebas y los obstáculos. Por eso para Andrea y Gianni hay algunos puntos para tener en cuenta en el momento de abrazar el sueño que tiene Dios para quienes llama al matrimonio.

“Primero, comparte Andrea, deben tener claro cuál es el lugar que le van a dar a Dios en la familia, porque humanamente el matrimonio podrá resistir o soportar varios años, pero para tener una verdadera alianza lo mejor es que esté Dios en el medio”. Y agrega, “tener un sacerdote amigo cerca nos parece fundamental, porque te puede ayudar desde otro lugar y pedirle su oración”. 

Para Gianni, otro punto es tener  familias amigas, “porque viven los mismos problemas, angustias y alegrías que uno. Algunas veces están más adelante, otras veces vienen detrás, pero te recuerdan lo que pasaste y también vos podés darles una mano. Esa retroalimentación con familias amigas es muy importante”. 

Otro de los factores fundamentales es el diálogo en el matrimonio; “hablar, llenar la memoria de buenos recuerdos, hablar no solo de temas de agenda, hablar de cosas profundas, hacer cosas juntos. A veces cuesta y cuando los hijos son chicos aún más, pero buscar momentos para estar juntos es importante”. 

Para ambos el tema de conocer la complementariedad en el matrimonio es vital. Gianni afirma que “claramente somos diferentes”. Y Andrea complementa “tenemos maneras de amar diferentes, y esto nos lleva a tener la capacidad de fiarse del otro y celebrar la diferencia que tenemos entre hombre y mujer”. 

En la concreción de la vocación matrimonial, también hay por parte de los esposos una búsqueda de la verdad y de servir a la Iglesia, a través de un servicio o actividad concretos. “El matrimonio que logra ponerse al servicio se vuelven fecundo”, subrayan.

Abrazar el sueño de Dios para los esposos significa crecer juntos en el amor a Dios, a su Iglesia, a la familia. “También envejecer juntos, llenar la casa de nietos y por supuesto llegar juntos al cielo, tratando de hacer un camino de santidad mutuo, más allá de los errores”, afirman Andrea y Gianni. En definitiva, cambiar esa lógica de Cristo como un dato más dentro del matrimonio y de la familia, para que pase a ocupar el lugar que le es propio: la persona que guía cada uno de nuestros pasos y acciones.

Comentarios(4)

  1. Maria Jose says

    Felicitaciones, qué gran ejemplo de matrimonio y de familia catolica. Gracias icm por compartirlo.!

  2. Cristiana Rodríguez! says

    FELICITACIONES A ESE HERMOSO MATRIMONIO! EJEMPLO PARA TODOS ! DIOS LOS BENDIGA SIEMPRE SU MATRIMONIO Y HERMOSOS HIJOS!🙏🙏❤️❤️🌹🌹👏👏👑👑

  3. Inés del Carmen says

    Me gustaría saber si este matrimonio integra el Opus Dei. Se expresan como miembros de la obra. Muchas gracias

  4. María José Ayres says

    Gracias por compartir este testimonio.. una gran bendición.. me he sentido tocada en cada dicho.. “Como el matrimonio es un gozo y tarea de todos los días, hay que reafirmar la opción todos los días. La familia cristiana está siempre contra cultura”, afirma Andrea está parte me llegó pareciera que vivimos las mismas situaciones.. que lindo sería poder compartir con matrimonios así donde uno siente que no va en un corzo contra mano … Dios siga bendiciendo ese matrimonio y que les de todas las gracias para q sean un matrimonio santo.

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