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El mal: ¿un Dios de brazos cruzados?

La existencia de la maldad en el mundo genera diversas interrogantes. Juan Pablo Roldán nos cuenta cómo este tema impacta en nuestra fe.
Para los cristianos, la clave está en tomar el ejemplo que el mismo Cristo nos enseñó. Fuente: R. Fernández

El mal es un problema universal. Quizás, al hablar de ello, estemos ante una de las mayores preocupaciones e interrogantes de nuestra vida.

"Es un tema en el que todos estamos especializados. ¿Quién no ha sufrido el mal? ¿Quién no lo ha visto en su vida? ¿Y quién tampoco no lo ha hecho?", se pregunta Juan Pablo Roldán, filósofo argentino que, en el marco de los llamados Encuentros de Formación de Iglesia de Todos desarrollados durante setiembre y octubre, planteó este mismo tema.

En aquella oportunidad, Roldán realizó el último intercambio de ese primer ciclo, bajo el título de "El mal: ¿un Dios de brazos cruzados?"

Un problema de todos

Lo primero que destaca Juan Pablo Roldán es el aspecto universal de la problemática. El mal es abordado desde un punto de vista que trasciende lo estrictamente religioso. Tal vez, podríamos decir que el filósofo se sitúa en un paso previo, que sería partir desde una perspectiva racional y filosófica. Existen aspectos teológicos que se abordan desde la razón, y para el docente argentino el rol de Dios con respecto a la maldad en el mundo no constituye una excepción.

El mal nos afecta, nos interpela. Según Roldán, "el mal tiene la cualidad de cuestionar nuestras mayores convicciones. Hay temas incómodos, que los evitamos, que generan que nos preguntemos por todo.

"Dios no abandona. Él está presente, nos acompaña y nos asegura que el mal no tendrá la última palabra en nuestras vidas"

Juan Pablo Roldán

¿Cuándo aparece Dios en todo esto? De acuerdo con Roldán, el hombre busca explicaciones porque no comprende el motivo de la existencia del mal: "Entre la duda, apelamos a nuestras convicciones últimas. En esos momentos, la persona se pone mal, se enoja con Dios o puede poner en duda su fe. ¿En base a eso, qué visión tenemos del mundo? Es interesante reflexionarlo y explorar distintas opiniones y posturas".

"Hay mal y es una injusticia. ¿Cómo lo hacemos compatible con un Dios todopoderoso y misericordioso? Si quiere y puede evitar el daño, ¿por qué no lo hace? Bueno, ese es el famoso problema de la maldad. Es una pregunta que se la hacen tanto ateos como creyentes. El tema está en que la responden de manera distinta", desarrolló.

Consultado por este aspecto, Roldán aseguró que preguntarse sobre las causas del mal genera angustia. "Nos hace cuestionarlo todo", resumió.

¿Cómo lo enfrentamos?

Sobre este punto, el filósofo planteó tres posibles maneras de comportarnos frente al mal. La primera actitud lleva por nombre "optimismo no dramático". Es un planteo conocido que propone que, si es difícil compatibilizar al mal con Dios, hay que debilitar uno de los dos términos para evitar el conflicto. "Esto nos lleva a relativizar la idea de mal que tenemos, o la del mismo Dios. Por ejemplo, podemos sostener que el mal no es tan malo, porque podría ser funcional para un plan superior. Nosotros no lo vemos, porque tampoco comprendemos plenamente la voluntad de Dios. Esto suprime el enfrentamiento anterior, pero, de todos modos, es una postura difícil si precisamos considerar que el mal es necesario. ¿Si Dios es todopoderoso, por qué precisaría servirse del mal? ¿No hay otras formas de hacer el bien?", explicó Roldán.

De acuerdo con su visión, esta es una postura habitual, que se suele asociar con los fieles cristianos. Pero, para la filosofía tradicional y para la visión teológica del cristianismo, resulta una creencia inaceptable. "Dios no envía el mal, Dios no es menos todopoderoso, Dios es absoluta bondad, y el mal no es menos malo. Es una postura que tampoco valida el sufrimiento ajeno. Si me encuentro con alguien que sufre y le digo que lo que le pasó no es tan malo y que por algo Dios se lo mandó, mis palabras seguro no sean muy consoladoras", afirmó.

"La lucha del bien contra el mal es tan poderosa, que puede extraer el bien incluso de la maldad"

Juan Pablo Roldán

Para Roldán, existe una segunda postura, que es el ateísmo: "Ellos dicen que seguro hay mal y, por lo tanto, no puede existir un Dios todopoderoso. Es interesante considerar este punto de partida, porque el ateísmo se toma en serio el problema del mal. para muchos, solo existen estas dos alternativas: o el ateísmo, o el llamado optimismo no dramático. Ambos coinciden en que el mal y Dios son incompatibles, y toman diferentes posturas a partir de ello".

La tercera postura es el optimismo dramático, que afirma que, efectivamente, hay un Dios que creó el mundo, que es todopoderoso y bueno, pero que el hombre convive con un mal que amenaza y que es ajeno al plan divino. "Esta es una perspectiva que, creo, está olvidada, pero es un testimonio que compatibiliza con la visión cristiana del mundo. Confiamos en la guía de Dios para que el bien triunfe, pero reconocemos la presencia del mal como un hecho trágico, no deseado y que debemos erradicar", explicó.

"Es verdad que podemos trabajar para que el bien triunfe sobre el mal, y que en cada hecho negativo es posible extraer el bien, pero no es que la maldad sea necesaria ni condición para producir hechos buenos. Es posible encontrar bien dentro del mal, pero no porque sea producido por esa maldad. ¿Cómo se saca entonces? Todo depende de nuestra actitud", resumió.

Encuentros de Formación

Motivados por promover un conocimiento mayor, durante setiembre y octubre Iglesia de Todos ofreció unos encuentros formativos para crecer en espíritu, reflexionar en comunidad y acercarnos al testimonio de Dios. La idea era generar un espacio de capacitación para formarnos en diferentes ámbitos de nuestra fe: la Palabra de Dios, la Iglesia, los santos y la filosofía cristiana.

Itinerario de los encuentros

Cada una de las cuatro charlas fue abierta, virtual y con inscripción previa. Los encuentros se desarrollaron los miércoles, a las 20:30 horas y mediante la plataforma Zoom.

La primera charla formativa fue el 18 de octubre, y la realizará la docente de teología Emilia Conde bajo el título “La obra de Jacinto Vera frente a los desafíos de su tiempo”. La segunda convocatoria estuvo fijada para el 25 de octubre junto al P. Daniel Kerber, y su enfoque fue “Amar como Jesús amó”. La tercera charla tuvo lugar el 8 de noviembre de la mano del Dr. Miguel Pastorino, cuya temática se tituló “Ciencia y fe cristiana: ¿diálogo o conflicto?”. Por su parte, la última ponencia fue, precisamente, la del académico Juan Pablo Roldán, con un encuentro orientado hacia la mencionada interrogante: “El mal: ¿un Dios de brazos cruzados?”.

Por: Leandro Lia

Redacción ICM

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