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El Espíritu Santo te lleva a la acción de inmediato

Al igual que el año pasado, la campaña 2021 de Iglesia de Todos nos invita a seguir contando historias.

Adriana Abraham, tiene 56 años, está casada y es madre de Marcos, de 22 años. Vive en la zona de Malvín Norte, a dos cuadras de la Parroquia Jesús Misericordioso de Belén, donde nació y se desarrolla su vida de fe. Es directora de CEPRODIH, centro que genera alternativas de inclusión socio-económica para mujeres que atraviesan situaciones de riesgo, para que logren estar en condiciones de sostener a sus familias con dignidad y autonomía.

Además es la primera historia de la campaña Iglesia de Todos 2021. Compartimos parte del diálogo que mantuvo con nosotros y que nos habla del fundamento de su labor y su vida; el encuentro personal con Dios.

¿Cómo fue tu primer encuentro con Dios?

Tengo el privilegio de conocer a Dios desde que nací. Es decir, fui bautizada en la Parroquia de Belén, tomé la primera comunión, me confirmé, me casé allí. Y después mi hijo también vivió su vida de fe en el mismo lugar. Además, tuve una abuela que para mí fue una santa, mi madre también. Ya desde los grupos juveniles participé en la parroquia y siempre con hambre de más, de querer más de Jesús. Por un lado veía gente que se alejaba de la fe, pero a mí me pasaba que cada vez estaba más enamorada de Jesús. Creo que haber nacido a la fe en el ámbito de la Renovación Carismática me ayudó a estar pendiente todo el tiempo del soplo del Espíritu Santo, que fuese el protagonista de mi vida.

Nunca tuve dones extraordinarios, siempre fue a través del esfuerzo y el trabajo que el Espíritu trabajó en mí. No me considero una persona inteligente, pero sí creo que el Señor me regaló el don de la perseverancia. Es la historia de mi vida: a pesar de las dificultades no rendirme.

¿Tu inquietud social nace en la Iglesia?

Ahí vemos la acción del Espíritu Santo, tal cual. Porque existe el prejuicio de que los carismáticos como que siempre estamos rezando y poca acción social. Yo creo que es al revés, porque si hay algo que hace el Espíritu es llevarte a la acción de inmediato. Los hechos de los Apóstoles son bien claros en esto.

Otra cosa que marcó mi historia es el provenir de una familia muy pobre. Creo que eso me ayudó a desarrollar una gran empatía y sentir lo que pueden estar sufriendo otras personas.
Por otro lado, si bien mi padre no era muy creyente creo que heredé de él la impronta del emprendedor. Es la herencia de la fe de mi madre y el emprendedurismo de mi padre.

Yo en un primer momento sentía un llamado de Dios a la acción social, pero no tenía ni idea de por dónde ni lo que era. Una vez terminada la secundaria —que la realicé en la UTU— un vecino, que era analfabeto, me tira por el muro de mi casa un libro y me dice "a ver si te sirve". Era un libro con las diferentes opciones de carreras y lo primero que decía era asistente social. Esto lo vi como el primero de una serie de milagros, de empujes del Señor. Nunca dudé que esta era mi carrera.

«Para mí la fe es fundamental»

En ese tiempo yo había trabajado en cárceles, con gente con problemas de drogas, en parroquias. Y alguien me invitó a ir a un refugio, el Pablo VI —en ese momento eran solo cinco religiosos, no había públicos— y yo decía: "¿qué voy a ir a hacer allá, en medio de esa gente que no va a cambiar?”. Pero la realidad que me encontré fue otra: con madres, con jóvenes, con niños. Fue entrar a ese lugar y descubrir que allí era mi lugar en el mundo, la misión para la cual el Señor me preparó.

Ahí comenzó una aventura que no paró hasta hoy. Es parte del estar siempre innovando, proponiendo cosas nuevas, cosas para las que el Estado no tiene respuestas. Y si hay algo que ha caracterizado a CEPRODIH, en estos 23 años como institución —y alguno más de trabajo—, es la creatividad, el buscar nuevas soluciones a viejos problemas como la pobreza, la falta de trabajo, las personas en situación de calle, las mujeres en situaciones de vulnerabilidad, las madres en situaciones de peligro.

Creo que el Espíritu también ha inspirado por allí, y ha hecho que CEPRODIH, con o sin ayuda del Estado —como en los últimos quince años—, se sostenga prácticamente por la Providencia.

¿Qué implica encarar estos temas desde la fe?

Para mí la fe es fundamental. Todo el tiempo estamos tomando decisiones que afectan la vida de las madres, los hijos, familias enteras. Y tengo que reconocer que las grandes decisiones siempre las he tomado frente al Santísimo. Hemos pasado todo tipo de crisis, noches oscuras tremendas y la fe te sostiene. Él es el jefe, así que se tiene que hacer cargo (risas). Es una obra que recibe a 1300 mujeres por año, pero esto es bien del Reino. Es como la levadura en la masa, algo pequeño pero que hace crecer.

¿Cómo se lleva adelante una obra así siendo mamá?

Fui mamá a los 33 años. Yo no podía tener hijos y luego de una celebración de unción de los enfermos es que quedo embarazada de Marcos. Esto sucedió en el año 1999. Pero esta historia se une con la de una amiga, que estaba en la misma situación, también vino a esa unción de los enfermos y quedó embarazada más o menos en la misma fecha que yo.

Marcos, para mí, fue un milagro. Y verdaderamente es un don que haya mantenido la fe en estos 22 años de vida y comparta con nosotros, en familia, esta fe católica.

¿Y qué punto de encuentro hay en tu experiencia como madre y llevar adelante CEPRODIH?

Es como un segundo hijo, literalmente. CEPRODIH se fundó hace 23 años y Marcos tiene 22 años. Cuando se fundó CEPRODIH yo tenía una panza gigante por el embarazo. Marcos creció viéndome trabajar para levantar esa obra. No fue tan difícil porque la familia estuvo siempre presente. Nuestra familia, también la extendida, está consagrada al Señor.

Creo que lo cristianos hacemos buenas obras, los católicos cuando nos comprometemos con una obra sale bien. Para muestra está la cantidad de institutos de educación católicos.
Además, hay un tema muy importante, el haber trabajado sin apoyo del Estado durante tantos años, nos ayudó a trabajar en completa libertad, y no bajo imposiciones ideológicas. Y nosotros trabajamos, entre otros, los temas de la familia y la mujer, que son arena de un combate espiritual a nivel global.

También l proyecto ayudó a que muchos cristianos se dieran cuenta que debían apoyar a estas instituciones cristianas, porque si no era así corría peligro la continuidad del trabajo. Tenemos que salir de la comodidad y ser Iglesia en salida, como dice el Papa Francisco.

¿Qué es CEPRODIH?

Es el Centro de Promoción por la Dignidad Humana, y en julio cumplimos 23 años. Trabajando por la promoción de las familias más vulnerables. Sobre todo a la madre con hijos que está sola frente a la educación y crianza de estos niños.

Fuimos la primera organización en proponer que las mujeres trabajaran junto con los niños —que hasta ese momento debían dejar a sus hijos en hogares del INAU para salir a trabajar— y brindarles alternativas concretas a la mujer, creando los primeros centros. También con el programa Frío Polar.

Y cuando estos temas son asumidos por el Mides nos llega la invitación a enfocarnos en otro tema del que poco se hablaba: la violencia doméstica. En ese momento CEPRODIH crea los primeros tres hogares que funcionan en el país para atender esta temática, además de asesorar a un cuarto, también de la pastoral social de la Iglesia católica que está por abrir en San Carlos.

Hoy el tema de nuestros desvelos es el de la mujer embarazada. Porque en este país la única solución que le da el Estado a una mujer que está embarazada, que no puede subsistir, que no consigue trabajo precisamente por su embarazo, es el aborto. Y así llegamos a la cifra de unos diez mil abortos al año, una tasa de natalidad en picada, y niños que en su mayoría nacen en situación de pobreza.

«Venir de una familia muy pobre me ayudó a desarrollar una gran empatía y sentir lo que pueden estar sufriendo otras personas»

Nosotros también tenemos que poder trabajar paralelamente con lo que se hace desde la educación formal. Porque si esos niños vienen de un centro de estudio donde el maestro o el profesor se matan para que el niño aprenda y después ese chico llega a la casa y sufre situaciones de violencia doméstica, ese trabajo se pierde. Por eso pensamos que hay que invertir más en la familia, que la mujer fortalezca su autoestima, para que incorpore valores y salga adelante como persona.

Claro que nos gustaría trabajar más con el varón, pero la realidad es que a CEPRODIH por lo general llegan mujeres en estado desesperante. Creo que la mujer más vulnerable hoy en día es la mujer embarazada, y la única solución que se le está brindando es el aborto.

¿Qué metodología de trabajo usa CEPRODIH?

En CEPRODIH tenemos un programa integral que se denomina de triple impacto. En primer lugar, un impacto social, acompañando a la mujer en problemas de violencia doméstica, personales y familiares.

También está el impacto económico. Para muchas de ellas es la primera posibilidad que tienen para elegir qué hacer con sus vidas. Pueden elegir entre distintos rubros para capacitarse y luego tener un emprendimiento propio, o ir a trabajar a una empresa ya establecida. Hay un programa maravilloso de emprendedurismo. También están los que llamamos negocios inclusivos , en los que invitamos al sector empresarial a comprar los productos, a hacer negocios a mayor escala, pero siempre con visión social, de inclusión y no solo de lucro. En definitiva, de apoyar a la sociedad. Y gracias a Dios nos están apoyando muchísimas empresas. Hay mucho de innovación aquí, desde el marketing hasta la forma de negocio.

Hay un tercer impacto que es el ambiental, que CEPRODIH trabaja en lo se llama la economía circular, que reutiliza material de desecho que donan las empresas. De hecho, el pasado 8 de marzo la Unión Europea nos dio el premio a los Derechos Humanos del año 2020. Este se suma a uno que habíamos recibido por trabajar con madres jóvenes. Entonces existe un reconocimiento a nuestro trabajo, y lo que es más importante para nosotros: hay un impacto en la vida de las familias.

Adriana Abraham - Asistente Social

  • Adriana es esposa y tiene un hijo, Marcos, de 22 años. Su vida de fe está marcada por la familia y la comunidad de la Parroquia de Belén.
  • Fundó el Centro de Promoción de la Dignidad Humana (CEPRODIH) hace casi 23 años.
  • Es parte de los testimonios de la campaña Iglesia de Todos, de la que puedes informarte más en www.iglesiadetodos.org.uy

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