No comments yet

El detrás de cámaras de una Semana Santa digital

La creatividad y la tecnología sirvieron para crear una suerte de comunidad virtual

Publicado en Entre Todos N° 470

"Buenos días, muy felices Pascuas de Resurrección, ¡para toda la comunidad!” Ese fue el primer comentario en el chat en vivo del canal de ICMtv en Youtube, el Domingo de Pascua, poco antes del comienzo de la transmisión desde la Catedral de Montevideo. No pudiendo reunirse en el templo, los católicos se han dado cita durante toda la Semana Santa a través de las pantallas y, al llegar el día de la gran fiesta, ya se sentían una comunidad que celebraba junta.

Esta semana quedará grabada para siempre. La emergencia sanitaria originada por el coronavirus hizo que las celebraciones litúrgicas fueran sin fieles. En Montevideo y en el mundo, los sacerdotes celebraron sin pueblo, acaso con algún laico o acólito y con un teléfono celular o cámara que le permitiera entrar en los hogares de los feligreses.

La Catedral Metropolitana de Montevideo no fue excepción y durante unos días se transformó, así de vacía como estaba, en un estudio de televisión.

Se extendió un cable desde el Arzobispado para tener internet, se colocaron tres cámaras robóticas y otras dos móviles, y en el salón parroquial se instalaron las computadoras que unificarían la señal. Frente al ambón pusieron un monitor que funcionaba como tele y otro que tenía un cronómetro. No se agregaron luces y el audio fue el mismo de siempre. Pero ahora había que prestar atención a otros asuntos, como por ejemplo ensayar los movimientos para evitar que fueran de espaldas a las cámaras, o agregar algunas explicaciones en el guión, para que los espectadores no se perdieran en la ceremonia.

En cada celebración había seis técnicos trabajando. F. GUTIÉRREZ

“Transmitir la Misa diaria en vivo era uno de nuestros desafíos para este año. La situación lo catapultó y en una semana lo tuvimos que resolver”, contó Brian Rojas, responsable de ICMtv.

En efecto, las Misas por Youtube no son una novedad 2020. De hecho, la Santa Misa es el programa televisivo que más tiempo lleva en al aire en Uruguay: desde el año 1961 por la pantalla de Canal 4. Desde 2017 se filma en la capilla del Club Católico, acondicionada como estudio de TV y radio, pues transmite también para Oriental. En este sentido, la emergencia sanitaria encontró al equipo de ICMtv con varios pasos ya dados.

Pero la capilla es diferente a la Catedral, y tampoco es lo mismo emitir solo por Youtube que por los canales de cable. Para garantizar la estabilidad de la señal, en la Matriz se trabajó junto con Estudio 9, empresa con gran trayectoria en el rubro. Así, por cada Misa que se veía por Youtube, VTV, Nuevo Siglo o TCC, detrás había cinco cámaras (tres robóticas y dos móviles) y seis técnicos: dos camarógrafos con las móviles, uno con las robóticas, un director de cámaras, un encargado de gráficos y un director general.

Liturgia y televisión

Las ceremonias no están concebidas como programas de TV y por eso fue necesario hacer algunas adaptaciones, sin que eso supusiera cambios esenciales. Por ejemplo, la Vigilia Pascual comienza con el templo a oscuras. Pero las cámaras no son tan sensibles y, de respetar la rúbrica al pie de la letra, la pantalla hubiera estado completamente en negro. Se encendieron algunas como para que los espectadores comprendieran, al tiempo que se respetó el espíritu de dejar la iglesia en penumbras.

Asimismo, esta vez fue novedoso en cuanto a quién tomaba la decisión de dar comienzo. Usualmente esto lo marca el reloj o el celebrante, pero ahora era una cuestión técnica; primero se empezaba a emitir la señal y, una vez que los canales de cable la captaban, sí podía comenzar la ceremonia.

“Otro gran desafío fue hacer que las misas del domingo duraran una hora”, explicó Rojas. Ese era el tiempo disponible en VTV y había que respetarlo, pues el riesgo era que se cortara la señal. En ambos casos la Misa fue más larga, pero no hubo mayores problemas.

La procesión de entrada fue siempre más corta y de igual manera se evitó que acercaran las ofrendas por el pasillo central (hubiera quedado extraño, por cómo estaban ubicadas las cámaras). Todos los días, antes del comienzo de la Misa, se estudiaba el guión y ensayaban los principales movimientos, para que los técnicos supieran dónde se desarrollaba la acción.

Desde su casa, los fieles escuchaban música y podían pensar que había un coro en el templo. Pero no. Apenas había un organista, un cantante y la guía. Por eso, en algunas de las Misas se usaron los cantos producidos por el Ministerio de Música o por el Ensemble Vocal e Instrumental De Profundis, que suele participar en la celebración del domingo y que esta vez estuvo presente de manera virtual.

También de manera virtual la gente interactuaba como si estuviera en el templo. Por medio del chat en vivo de Youtube hacían llegar sus intenciones, respondían a la liturgia o se daban el saludo de la paz. Y aunque ellos seguramente eran los primeros en sentir la imposibilidad de estar en Misa de manera presencial, los que sí estaban en la Iglesia también notaban la ausencia. Es que ni técnicos ni sacerdotes ni acólitos están acostumbrados a ver una catedral vacía.

Tampoco lo está el Cardenal Daniel Sturla, que en algunas de sus homilías lamentó ver el templo sin rostros. “Haber celebrado en Semana Santa con la Catedral vacía a uno le causaba una fuerte impresión. Sobre todo en las Misas del domingo de Ramos y de Pascua, en que iba con el Santísimo Sacramento caminando desde el altar hasta la salida para hacer allí la bendición sobre la ciudad de Montevideo. Se me estrujaba el corazón pasando y viendo los bancos vacíos, esos que suelen estar llenos de personas que con mucha devoción siguen siempre la Misa en la Catedral”, declaró.

Pero sobre esa imagen fría prima la de la fe, y así lo reafirmó el Arzobispo. “Uno pone todo en las manos de Dios y en ese sentido de ver todo esto dentro del camino providencial que Dios nos pone; lo vive en la fe y en la aceptación de la realidad”.

Conectados

Si bien nadie hubiera deseado tener una Semana Santa sin público, la coyuntura fue ocasión de poner la creatividad al servicio de la evangelización. En ese sentido, los resultados son buenos. Desde que hubo dos cadenas de televisión por cable (TCC y Nuevo Siglo) que tuvieron la iniciativa de pedir las celebraciones hasta que las misas fueron seguidas por miles de personas.

No hay forma de medir cuántos las vivieron por televisión. Pero sí se sabe que fueron miles los que se unieron a través de Youtube. Y si bien durante toda la semana la mayoría (40%) fueron uruguayos, un 17% fue de México, 9% de EEUU, 8% de Argentina. De modo anecdótico se puede agregar que se registraron 11 visitas de Belice, 27 de Japón y 45 de Bélgica. En la plataforma los asistentes agradecían la posibilidad de asistir a Misa de manera virtual, y los extranjeros aseguraban sus oraciones por este país.

La reinvención de la colecta

Para la mayoría de las parroquias, la colecta de la Misa dominical es su principal fuente de ingresos. Sin celebraciones públicas, muchas de ellas no llegan a cubrir sus gastos. En este contexto surgió la posibilidad de hacer la colecta desde casa, a través del sitio web www.colecta.icm.org.uy. Al cierre de esta edición, unas 320 personas habían aportado a través de esta vía.

Escribir comentario