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Dos nuevos sacerdotes para la Iglesia

Nicolás Soto y Dominic Tran fueron ordenados sacerdotes de Don Bosco
Card. Daniel Sturla junto a Dominic Tran y Nicolás Soto. COMUNICACIÓN SALESIANA URUGUAY

El Card. Daniel Sturla celebró la ordenación sacerdotal de los salesianos Nicolás Soto y Dominic Tran, el sábado 21 de noviembre, en el exterior del Santuario Nacional de María Auxiliadora de Lezica en Montevideo. 

Con aforo limitado por el protocolo sanitario, y con una transmisión a través del canal de YouTube de Salesianos UruguayICMtv, el Card. Sturla comenzó la homilía saludando a la familia de Nicolás y  Dominic. Luego, expresó: “Aquí estamos, le decimos hoy al Señor... queremos hacer tu voluntad. Esta voluntad se manifestó para Dominic en su patria, en Vietnam, siendo guía turístico. Él sintió fuerte en su corazón la llamada que Jesús le hacía en los chicos de la calle, que veía mientras acompañaba a grupos de excursiones; los atendía a estos, pero su corazón iba a los de la calle, se entretenía con ellos, los ayudaba y se hacía su amigo. Una Hermana religiosa le dijo un día que había una congregación que hacía lo que él hacía. Así llegó a la casa de Don Bosco”. 

A continuación, contó la historia de Nicolás: “Aquí estoy escuchó Nicolás cuando en su barrio de La Teja se acercó a la Casa Salesiana, la misma casa en la que sus padres habían sido miembros activos. Encontró en el oratorio, no solo un ambiente hermoso donde jugar y pasar la tarde animando a los chicos, la llamada que Jesús le hacía a través de ellos”. Y agradeció que ambos encontraron salesianos que los acompañaron en su discernimiento vocacional. 

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Este salesiano, obispo y Cardenal, que hoy celebra 33 años de vida sacerdotal, experimenta este regalo de poder, por la imposición de sus manos, realizar el gesto apostólico que los consagra para siempre como sacerdotes de Cristo. Tengan en cuenta que, al mismo tiempo, (…) se les amplía el horizonte desde la congregación a la Iglesia universal. Serán sacerdotes de Cristo y de su Iglesia. La Iglesia que es siempre madre de ustedes será, a partir de hoy, su esposa (…) La esposa a la que cuidar y amar, y con la que establecen una alianza indisoluble que requiere la fidelidad de cada día”, recordó el Card. Sturla. 

Luego, les habló sobre la Auxiliadora: “Cada día es necesario cultivar la devoción a la Auxiliadora, que hace al salesiano (…) Que María Auxiliadora interceda cada día por ustedes, para que sean auténticos sacerdotes de Cristo, fieles discípulos de Don Bosco, que quieran como él salvar a los jóvenes integralmente”. 

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“Ser salesiano de Don Bosco es mi camino de felicidad” 

Nicolás Soto tiene 30 años y nació en el barrio de La Teja de Montevideo. Asistió al Colegio "El Carmen" (Prado) y al Liceo Bauzá para finalizar el bachillerato. A su vez, estudió dos años en la Facultad de Medicina de la Universidad de la República (UdelaR). Pertenece a la comunidad Salesiano de Don Bosco. Comenzó la experiencia del aspirantado en el 2010, en el Colegio Domingo Savio, y realizó su primera profesión en Alta Gracia, Córdoba, en enero de 2012. En este último tiempo finalizó sus estudios de teología y pastoral en la Parroquia Santa María Madre de la Iglesia y San Juan Bosco (Colón). La frase que eligió como lema de vida religiosa es: “Que todos sean uno”, Jn. 17,21.  

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Al momento de decir unas palabras en su ordenación, Nicolás dijo: “Me siento agradecido, feliz y amado. Estas son las tres palabras que más definen lo que estoy viviendo en este momento. Estoy agradecido a Dios por el don de la vida, que no se entiende sin muchas otras vidas: mi familia, mis amigos, los jóvenes con los que he compartido la vida y mis hermanos salesianos. Agradecido a Dios por este tejido que él fue haciendo y en el que hoy pone una trama especial. Estoy feliz, porque a lo largo de mi vida pude ir descubriendo quién soy genuinamente y para quién quiero ser. Ser salesiano de Don Bosco es mi camino de felicidad. En estos días, estuve revisando mis anotaciones, que comenzaron en el noviciado... y volviendo a pasar por el corazón a personas, circunstancias y momentos tuve la gracia de verlos a la distancia, y me hacen sentir feliz y confiado en que Dios estuvo, está y estará”. 

A su vez agradeció a Dios por el don del sacerdocio “que nos regalás a Dominic y a mí. Pero es un don y, como todo lo que viene de vos Señor, es hecho para compartir... para los demás, y en especial para los jóvenes”. Y finalizó: “¿Cómo me imagino, qué sueño, qué pido a Dios hoy? Que mi vida de salesiano cura pueda ser un don para muchos, para mis hermanos salesianos, los jóvenes y los laicos con los que me encuentre. Para que todos seamos uno, ese es el sueño que Dios tiene y en eso quiero gastar la vida”. 

“La esperanza de una Iglesia cada vez más cercana, llena de santidad y alegría” 

Dominic Tran tiene 38 años y nació en Kien Giang, Vietnam. Estudió Turismo en el Saigontourist Hospitality College de VietnamCiencias de la Computación en la Universidad de Tecnología de Ciudad Ho Chi Minh (Vietnam), Filosofía y Educación en el instituto salesiano de Don Rua Vietnam y Teología en la Facultad de Teología del Uruguay Monseñor Mariano Soler. Pertenece a la Familia Salesiana, donde en 2004 comenzó su aspirantado, y en la actualidad vive en el Santuario Nacional de María Auxiliadora, de Villa Colón. 

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En la ordenación, Dominic agradeció a “Dios, a María, a la Iglesia, a la congregación salesiana, a mi familia por su generosidad y por siempre estar conmigo en la oración. Gracias al Cardenal Daniel Sturla y al obispo Mons. Pablo Jourdan por siempre estar con nosotros. Gracias al Padre Inspector, P. Alfonso, que hace ocho años que me acompaña como director espiritual. (…) Además, a los profesores, formadores y sacerdotes, Hermanos y Hermanas salesianas, seminaristas de Cristo Rey, laicos, jóvenes, animadores y amigos”. 

Además, compartió que “en estos días he tratado de proyectar mi vida como sacerdote. Una de las cosas que me hace reflexionar mucho es preparar el corazón bien humano para estar con mis Hermanos. En Uruguay, soy un joven, y no tengo nada. Lo único que tengo es la fe y ustedes, la fe de saber que Cristo y María siempre están presentes en mi vida. La esperanza de una Iglesia cada vez más cercana, llena de santidad y alegría (…) Les pido que recen por Nicolás y por mí, para que seamos sacerdotes bien humanos, sencillos, cercanos”. 

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