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Domingo de Ramos en la parroquia Cristo de Toledo

La Iglesia de Villa García celebró el inicio de la Semana Santa.
En cada Domingo de Ramos se recuerda la entrada triunfante de Jesús en Jerusalén. Fuente: Romina Fernández

Eran las 9:45 y en la Plaza de las Carretas, enfrente a la parroquia Cristo de Toledo —Ruta 8 km 21—, estaba todo pronto para comenzar la celebración del Domingo de Ramos, que da inicio a la Semana Mayor para los cristianos. 

Los niños que integran la parroquia tuvieron un rol protagónico, ya que portaban las palmas y formaron parte de la procesión. Pablo, un parroquiano, era el encargado de dirigirlos. “¿Vos te animas a agarrar una palma?”, le preguntaba a quienes llegaban. En total eran catorce, que se ubicaron en dos filas. Incluso uno llegó a preguntar “¿Por qué hay tantos ramos?”. La mayoría participa de la catequesis para recibir la primera comunión. Algunos son más grandes que otros y están en distintos niveles de formación. 

El inicio de la celebración fue en la Plaza de las Carretas, enfrente a la parroquia. Fuente: Romina Fernández

Sobre las 10:15, el padre Juan Musetti, párroco de Cristo de Toledo, dio la bienvenida y realizó el rito de la aspersión con agua bendita para bendecir los ramos de olivo y laurel que sostenían los fieles. Después, leyó el pasaje del evangelio según san Mateo, que narra la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Tras ello, compartió unas palabras con los presentes: “Las palmas y los ramos son un signo visible y externo de lo que cada uno de nosotros pone a los pies del Señor”. 

Luego, comenzó la procesión hacia el templo. Primero iban el incienso y la cruz. Seguían los cantores y detrás estaba el resto de la asamblea. Después, iban los niños con las palmas. El P. Musetti fue el último en ingresar. Todo transcurría en medio de un clima de alegría. Los fieles movían sus ramos como signo de júbilo. 

El templo quedó chico. Se tuvieron que agregar más sillas en el pasillo central y una veintena de fieles siguieron la celebración desde afuera.

Niños, jóvenes y adultos participaron de la celebración que da inicio a la Semana Santa. Fuente: Romina Fernández

La misa del Domingo de Ramos se caracteriza por la lectura completa de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. En silencio y con gran atención, los fieles escuchan el relato del momento en que Jesús ora en el huerto de Getsemaní, su posterior arresto, juicio, crucifixión y muerte. El P. Musetti junto con Paul —responsable laico— y María Luisa —secretaria de la parroquia— fueron quienes leyeron el texto.

La homilía del P. Musetti fue una catequesis y, al mismo tiempo, un llamado de atención. “El Domingo de Ramos y el Domingo de Pascua son las dos caras de una misma moneda”, dijo el sacerdote. Esto se debe a que, además de conmemorar la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, se recuerda la Pasión. “La gloria de Jesucristo se realiza en la cruz, el trono glorioso que él asumió por todos nosotros”. 

“Jesús entra en la muerte para resucitar”, agregó, al tiempo que criticó que la sociedad "escapa del sufrimiento" incluso en las cosas más "sencillas y cotidianas". "Todos queremos la comodidad, cuesta ponerse al servicio del otro".   

El P. Juan Musetti durante la homilía. Fuente: Romina Fernández

El párroco de Cristo de Toledo destacó la presencia de los niños de la catequesis en la celebración. “La Semana Santa es un tiempo propicio para transmitir la fe a las generaciones siguientes. Vivimos en una sociedad que no da lugar a la fe, a la trascendencia y a Dios”. 

Más adelante, el sacerdote llamó a los presentes a entregarse como "una ofrenda viva a la voluntad de Dios". 

“¿Cómo lo hacemos? Amando. Ese es el mandamiento principal”, dijo. Y en línea con lo que dijo anteriormente acerca del sufrimiento, agregó: “El amor cuesta y duele. No se puede amar y salir indemne. Amar siempre implica pasar por la cruz. Puede suceder que si amamos y nos ponemos al servicio de la caridad, encontraremos el desprecio. Como lo encontró Jesús de nuestra parte. Allí sabremos que entramos en la cruz con Él y somos crucificados con Él”. 

El ramo, signo visible de la fe cristiana. Fuente: Romina Fernández

El P. Musetti terminó la prédica con un pedido a los fieles de su comunidad: "Que el ramito no sea solo un signo 'bonito' y 'tradicional', sino que sea un signo que nos recuerde el llamado que tenemos todos a la santidad. Que podamos ser santos y dejarnos transfigurar por el Señor. Que podamos elevar la mirada al cielo. Que podamos dirigir nuestra vida hacia la eternidad, al encuentro definitivo con el Señor". 

La celebración concluyó con los ojos puestos en la imagen de la Virgen y el rezo del Avemaría. Al salir del templo, los fieles saludaron al párroco y le desearon una buena Semana Santa. Cada uno se llevó su ramo, signo visible de la fe. 

Por: Fabián Caffa

Redacción Entre Todos

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