1

"Cristo vence nuestras muertes"

Tras vivir 16 años en Uruguay, Ronaib Fernández partió hacia Roma como nuevo destino misionero familiar.
Ronaib Fernández es laico misionero de la comunidad católica Shalom. Cortesía de Ronaib Fernández

Ronaib Fernández es integrante de la Comunidad Shalom. Hace dieciséis años llegó con su familia misionera a nuestro país para comenzar una tarea de evangelización. En pocos días partirá a Roma como nuevo destino misionero familiar. Compartimos con ustedes parte de la entrevista que le realizó el P. Fabián Rovere, en Radio Oriental, en la que habla de la comunidad y de su paso por Uruguay. 

¿Qué es Shalom y cuándo ingresaste?

Integro la Comunidad Shalom, una asociación de fieles con Derecho Pontificio fundada en el año 1982. La comunidad cristiana está integrada por sacerdotes, consagrados y familias. Hace veinticinco años que soy misionero. 

Ingresé en la comunidad soltero, conocí a mi esposa allí y nos casamos. Tenemos tres hijos uruguayos —el mayor tiene siete años— y para nosotros, como familia misionera, es un gran regalo tener esta mezcla de culturas. Mi esposa es francesa y yo soy brasileño. Edificamos nuestra familia en el espíritu del Evangelio.

¿Cómo encaran la nueva misión?

Hace dieciséis años que misionamos como familia en Uruguay, este destino significa un nuevo desafío para todos. Los niños en la comunidad misionera están contenidos y tienen la seguridad necesaria para que el traslado no les genere un fuerte impacto. 

Toda mi vida fue muy pastoral, con la gente; es lo que me mueve, me encanta. La comunidad me confió, en esta oportunidad en Roma, la tarea de implantar una oficina internacional de integración de proyectos. Es una tarea más administrativa, que me gusta también. Igual voy a ir al encuentro de la gente, no voy a estar siempre en el escritorio.

Es una tarea que me va a implicar más viajes, más escritorios y más administración. Mi señora está muy contenta de volver a Europa, va a ser una alegría tener a los abuelos y primos más cerca. 

¿Qué evaluación haces de tu tiempo en Uruguay?

Tuvimos la misa de envío y de acción de gracias en la catedral de Montevideo, presidida por el arzobispo de Montevideo, cardenal Daniel Sturla. Puedo decir que en todo este tiempo aprendí, sobre todo, el valor de cada persona. Un misionero aprende a lo largo de su vida. 

Cuando llegué a Uruguay, me produjo un contraste, primero por el número de personas que asistían a las celebraciones y luego por la idiosincrasia. 

Lo lindo de la vida es estar abiertos a aprender de los errores, de cuando las cosas no salen como a uno le gustaría. Aprendí a querer a este país como si fuera mío. Siento que acá es mi casa. Amo mucho a Uruguay, por eso me duele dejarlo. 

¿Qué cosas aprendiste? 

A veces es necesario dejar de hacer cosas y que Dios tome la delantera. No hablo de quitar la parte que cada uno tiene que hacer, el tiempo que tiene que dedicar, pero sí vivir de una manera más sana. 

Antes pensaba que era una pérdida de tiempo ir a la rambla a tomar mate, pero entendí que ahí encuentro a Dios y las cosas me hablan de él.

La amistad, que es un valor cristiano, es importante para el uruguayo. Eso para mí fue muy importante. Tengo amigos uruguayos, para mí es un pequeño pero gran país. Aprendí mucho. 

Soy uno de los pocos misioneros que estuvieron mucho tiempo de misión aquí. Me llevo la alegría inmensa de haber podido recorrer todo el país, llevo recuerdos de cada rincón.  Me voy colmado de felicidad, con sentimientos encontrados. El amor duele. 

Ronaib junto a su familia misionera. Cortesía de Ronaib Fernández

¿Cómo queda Shalom con tu partida?

Uruguay fue el primer país de habla hispana al que llegó la Comunidad Shalom. Fue la primera sede, fue el pionero. De aquí surgieron Chile, Perú, Paraguay, Ecuador. Es el patrimonio que tenemos.

Tenemos tres vocaciones uruguayas que en estos momentos están fuera, misionando. Para nosotros es una alegría. Se va viendo cada día más el compromiso de los jóvenes. 

Me voy tranquilo porque veo una obra que se mueve, que no depende de uno, y eso es lo más lindo. Erika es la misionera que va a estar al frente de la comunidad, es una de los cinco primeros que llegamos a Uruguay. 

Estoy muy contento por ella porque sé que quiere mucho al país y eso, para mí, es más importante que cualquier otra cosa. 

¿Qué te dijo el arzobispo de Montevideo en la misa de envío?

Fue muy lindo estar en la misa, donde también estuvo el obispo auxiliar, Mons. Luis Eduardo González, el padre Juan González y muchos más. Tengo un sentimiento de gratitud hacia ellos. 

El Card. Daniel Sturla contó sobre mi formación, acá en Uruguay, sobre mi capacidad de resiliencia. Frente a los desafíos y adversidades, Dios me fue forjando ese espíritu, por amor a él.

No tuve otra motivación que no fuera Dios. Pasé por ciertas situaciones que, de no ser por Dios, me hubiera ido. Era una mezcla de sentimientos. Fui aprendiendo, en cada circunstancia, a decirle a Dios que se quedara conmigo. 

¿Qué mensaje le dejas a los uruguayos?

Aprendí que cuanto más dura la tierra, más agua va a necesitar. Aprendí que la oración, los sacramentos y la vida en comunidad son esa agua. A los uruguayos no les pongo el rótulo de pesimistas. El uruguayo es sediento de Dios, también trae en el corazón el deseo de Dios y lo busca.

Es raro escuchar que Uruguay no sea un país religioso, está buscando a su manera. Con su creencia, con su superstición, hay un deseo de más. Muchas veces, hay resistencia a Jesús. Hay que dejarse encontrar, y renovar esa alegría de pertenecer a Dios. 

¿Qué experiencia de conversión te llevas? 

En el último campamento que hicimos el mes de enero, asistió un muchacho de 30 años, que no creía. Pasó todos esos años sin tener fe en Dios. Tuvo una experiencia en el campamento, a solas en la capilla durante la exposición del Santísimo. Salió quebrado, nos pidió que le explicásemos lo que le sucedía. 

Actualmente, está bautizado, quiere seguir en la fe. No es imposible cuando uno se deja. Cristo vence nuestras muertes. Le diría a los uruguayos que se dejen amar por Dios, Cristo vence en sus vidas, es una oportunidad para encontrarnos.

Commentario(1)

  1. Enrique says

    Si, tal cual la experiencia de ese muchacho, donde no llegan las palabras, el frente a frente con Jesús sacramentado, en una capilla de exposición o en una eucaristía, puede hacer la diferencia: es el propio Jesús que habla al corazón de manera inefable.

Escribir comentario