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Conversación en el Espíritu: signo de una Iglesia sinodal

La última asamblea ordinaria del sínodo presentó algunas particularidades.
La conversación en el Espíritu es una herramienta para potenciar la escucha y la oración. Fuente: CNA

Una dinámica especial. Los tres representantes de Uruguay presentes en la pasada XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, coincidieron en este punto. Tanto el Card. Daniel Sturla (que asistió como arzobispo de Montevideo y miembro del consejo ordinario del sínodo), como Mons. Milton Tróccoli (obispo de Maldonado-Punta del Este-Minas) y Leonardo Lima (laico vinculado con comunidades de vida cristiana y que integra el Departamento de Laicos de la Conferencia Episcopal del Uruguay) destacaron las herramientas del encuentro, a través de las cuales se buscó fomentar el vínculo cercano y fraterno.

El llamado Sínodo de la Sinodalidad puso en práctica una metodología de trabajo basada en la conversación en el Espíritu, técnica que se implementó en cada uno de sus intercambios.

Confianza y acogida

Todos los encuentros del sínodo se realizaron en torno a una mesa circular, para que todos estuviesen igualmente integrados. Cada una de ellas estaba compuesta por diez a doce personas según su idioma, y los laicos podían compartirla con sacerdotes, obispos y cardenales. Para evitar barreras al comunicarse, se les repartió considerando sus respectivos idiomas.
“Pasamos por distintas composiciones en las mesas, compartimos con obispos, cardenales, etcétera. Había variedad de lenguas, y nos repartimos a partir de eso para evitar barreras al comunicarnos. En una oportunidad estuve con seis cardenales, cuatro de ellos presidentes de dicasterios. Fue maravilloso sentir que todos somos iguales más allá de nuestro rol”, explicó Leonardo Lima.

“Cada participante de la mesa tuvo el mismo espacio, las reuniones fueron acompañadas por la oración y eso es una gracia muy grande”

Leonardo Lima

De acuerdo con su perspectiva, había mucho trabajo por hacer, y la implementación de la conversación en el Espíritu allanó el proceso: “Al sínodo se llegó con un Instrumentum Laboris, que es un documento previo que se elaboró en base a las síntesis de todos los continentes donde se encuentra presente la Iglesia católica. Se hicieron distintas asambleas continentales —en el caso de América se dividió América Latina y el Caribe en tres regiones—, y participamos en los distintos grupos los representantes que se fueron eligiendo. Cada lugar hizo aportes y se elaboró el documento, cuyos ejes fundamentales son la comunión, la corresponsabilidad en la misión y la participación, responsabilidades y autoridad. La dinámica de la conversación en el Espíritu fue fundamental, ayudó a trabajar integrados y con la escucha del Señor”.

Precisamente, el propósito de la conversación en el Espíritu es potenciar la capacidad de escucha de los participantes, así como el nivel de profundidad de aquello que se dice. Según la página oficial del sínodo 2021-2024, consiste en “crear una atmósfera de confianza y acogida, para que las personas puedan expresarse con mayor libertad. Esto les ayuda a tomar en serio lo que ocurre en su interior al escuchar a los demás y al hablar. En última instancia, esta atención interior nos hace más conscientes de la presencia y la participación del Espíritu Santo en el proceso de compartir y discernir”.

Potenciar la escucha y la oración

“Tal vez podríamos decir que esto fue una reunión de personas que se convocaron para reflexionar y negociar cosas, pero la verdad es que fue muchísimo más que eso (…) En cada encuentro había roles asignados previamente. Primero se rezaba y después se compartían reflexiones. Cada participante de la mesa tuvo el mismo espacio, las reuniones fueron acompañadas por la oración y eso es una gracia muy grande”, valoró Lima.

El método de la conversación en el Espíritu tiene tres grandes momentos y un modo o carácter esencial que es el de la oración; se inicia y se termina en oración. Al comienzo se prepara cada uno desde la reflexión, el silencio y la escucha de la Palabra de Dios.

El primer momento de intercambio es donde cada integrante de la mesa hace uso de la palabra, a partir de su preparación previa. Todos cuentan con el mismo tiempo para exponer sus apreciaciones y, mientras un exponente habla, los demás están llamados a mantener una escucha activa y atenta.

Luego de una pausa de oración, en silencio y reflexión sobre los aportes de todos los miembros de la mesa, comienza el segundo momento de intercambio, donde cada integrante comparte sus impresiones sobre lo conversado y las resonancias de lo escuchado anteriormente, dejándose guiar por el Espíritu Santo.

Terminada esta segunda ronda, nuevamente todos son invitados a guardar silencio y rezar sobre lo expuesto.

Finalmente, en el tercer momento de intercambio, vuelven a dialogar entre sí, todos los participantes, para construir y plasmar los frutos de dicho encuentro. En este paso, se recogerán todas las convergencias y se identificarán las discordancias, si es que se presentan. Al culminar, se unen todos en una oración de agradecimiento. Los aportes de cada grupo fueron luego recogidos para la síntesis general del encuentro.

 

Por: Leandro Lia

Redacción Entre Todos

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