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¿Cómo se adaptaron los servicios de la Pastoral Social en la pandemia?

Conocé cómo fue el trabajo de los distintos equipos que colaboran con la pastoral
En la olla del Cerro llevan un registro de cuántos platos lleva cada uno y así hacen más eficiente y ágil la entrega. /Fuente: F. Gutiérrez

La Pastoral Social de la Arquidiócesis de Montevideo cuenta con más de 100 obras sociales en la ciudad. En tiempos de Coronavirus, la mayoría de estas iniciativas siguen funcionado en búsqueda de dar una mano solidaria a los más necesitados, pero extremando las medidas de higiene y siguiendo las restricciones indicadas por las autoridades del Estado.

Trabajo en red

“Destacamos el trabajo en red entre las obras de la Iglesia, del Estado y la sociedad organizada, buscando la integración y la no superposición de actividades, favoreciendo la correspondiente sinergia entre las diversas acciones. Se vio la necesidad de actualizar el relevamiento de los servicios de la Pastoral Social en Montevideo y compartir la información tanto dentro de la Iglesia como con el resto de la sociedad. Desde la Pastoral Social hemos cumplido el rol de coordinar y crear puentes. Además, se conformó un espacio de consulta y derivación que ayuda a las comunidades parroquiales a dar una mejor respuesta”, explicó Mons. Pablo Jourdan, quien está al frente de la Pastoral Social de la Arquidiócesis de Montevideo.

En este tiempo, la principal preocupación de la Pastoral Social fueron las obras relacionadas con los temas de alimentación y vivienda, comenzando con las personas más vulnerables, en situación de calle y los migrantes. “La Iglesia aportó su fuerza de trabajo y sus grupos de acciones sociales. Ellos se comprometieron con esta causa y se está teniendo un impacto en la realidad. Gracias al trabajo en conjunto con el Ministerio de Desarrollo Social (MIDES), el Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU) y otros organismos públicos y privados, se continuó con las variadas iniciativas sociales de la Iglesia de Montevideo”, agregó Mons. Jourdan. A su vez, se trabajó en la temática de la ecología, personas con problemas de adicción y mujeres en situación de vulnerabilidad.

Situación de calle

Una de las áreas de mayor atención al comienzo de la emergencia sanitaria fueron las personas que se encuentran en situación de calle. Normalmente son aproximadamente 20 los grupos que reparten comida. Al comenzar la pandemia, la Pastoral Social se contactó con cada uno de ellos y se les preguntó si seguían con el trabajo y/o si habían cambiado la modalidad. El relevamiento se envió a las parroquias, que trabajaron a la par junto con otras ollas de la sociedad organizada. Además se les facilitó contactos para la derivación de personas a hogares, estadios y demás recursos del MIDES para hacer frente a la pandemia.

Uno de los grupos que mayor respuesta ha dado a esta población durante este tiempo fue Sembradores. Antes de la pandemia, salían a repartir algunos días a la semana y por la pandemia comenzaron a salir diariamente, llegando a las 2000 viandas por día. Otro de los grupos grandes fue el Hogar de Cristo, que se organizaron enseguida, adoptaron un protocolo riguroso y comenzaron con un recorrido tres veces a la semana repartiendo entre 800 y 1000 viandas cada día. A estos se sumaron Movimiento Luceros, el comedor de los capuchinos, y tantos otros grupos. A su vez, muchas parroquias de Montevideo se unieron a ollas populares y colaboraron con insumos para la cocina, tiempo para preparar los alimentos y colaboración en el reparto.

Para una mejor atención a las personas en situación de calle, se mantuvo contacto con el MIDES, que ayudó con recursos alimenticios e información para las derivaciones; el Sindicato Médico del Uruguay, que aporto un protocolo para la repartición de ollas y viandas; un grupo de ingenieros de sistemas que diseñaron una página web que nucleó la información de ollas de todo el país; Cáritas Uruguaya, que ayudó con el relevamiento; entre otros grupos que se fueron contactando por donaciones y pedido de información.

A su vez, la Arquidiócesis de Montevideo puso a disposición del gobierno, por la emergencia sanitaria, el antiguo edificio de la Facultad de Teología para recibir personas en situación de calle y personas contagiadas de COVID-19.

Acompañamiento para los migrantes

Durante la pandemia, una de las áreas de mayor atención de la Iglesia fue a los migrantes, en donde se trabajó en la incorporación a una comunidad de fe, atención a las necesidades básicas de alimentación y vestimenta, orientación y acompañamiento de trámites, búsqueda de trabajo y respuesta a la vivienda. Este servicio, lo llevan adelante distintas iniciativas de comunidades y/o instituciones: parroquias, Scalabrinianos, Puentes de Solidaridad, Servicio Jesuita al Migrante, Universidad Católica del Uruguay, Cáritas y la Confederación de Religiosos y Religiosas del Uruguay (CONFRU).

La apertura de la Casa del Migrante Paz y Bien fue uno de los acentos propuestos para este año. Previamente, existía únicamente el hogar de los Scalabrinianos que acoge a hombres. Se vio la necesidad de la apertura de una casa que recibiera a mujeres con hijos, parejas y familias. El proyecto se estuvo trabajando desde el 2019 y se abrió en febrero de este año.

Con todos los grupos se ha trabajado en red, en diferentes proyectos de pedido de fondos. Por ejemplo, el Proyecto de Misión Central Franciscana para la compra de canastas de alimentos y artículos de higiene, distribuidos entre Puentes de Solidaridad, Servicio Jesuita al Migrante, Scalabrinianos, Paz y Bien, CONFRU y Pastoral Social, que repartió entre diferentes iniciativas de migrantes y grupos que atienden migrantes en situación de calle.

Mujeres en situación de vulnerabilidad

Durante el año, la Pastoral Social estuvo en contacto con las obras que trabajan con mujeres por derivaciones puntuales a otras obras, como migrantes, hogares y otros. A su vez, se comenzó un trabajo con personas que trabajan en la problemática de trata de personas y de explotación sexual, a fin de proyectar trabajos en conjunto respecto a estas problemáticas.

Personas con problemas de adicción

El servicio con personas que sufren adicciones lo llevan adelante, por un lado, los centros abiertos: Renacer, Recibir la Vida como viene, El Achique, Alcohólicos Anónimos, Narcóticos Anónimos. Y, por otro lado, el centro de internación Fazenda de la Esperanza. La apertura de la Fazenda Monte Carmelo fue uno de los hitos que se tuvo en el 2020, además del apoyo a nuevas iniciativas respecto a esta área. Anteriormente, funcionaban únicamente centros abiertos en Montevideo, hacía falta un centro de internación.

El cuidado de la casa común

Para el trabajo en el área de ecología, la Pastoral Social se propuso coordinar y promover diferentes iniciativas a fin de unificar más el trabajo. En esta línea, se trabajó en la difusión de iniciativas de formación durante todo el tiempo de pandemia y se mantuvo contacto con los diferentes grupos.

Se redactó un proyecto para Fundación Beisso que tiene estas líneas de trabajo concretas: la sensibilización, la formación, la creación de huertas y viveros, y el reciclaje de basura. Una de las huertas del proyecto ya se está construyendo en la Fazenda de Monte Carmelo (Punta de Rieles, Montevideo), junto con un invernadero. Por otro lado, está en marcha la ampliación de la huerta en El Achique (centro abierto para personas con consumo problemático de sustancias en situación de calle).

Pastoral Penitenciaria

La Pastoral Penitenciaria adaptó su trabajo a la realidad de la pandemia, con iniciativas creativas. Por ejemplo, en la cárcel de mujeres, una vez por semana, los voluntarios van a la puerta y, a distancia, rezan y cantan juntos. Esta pastoral está compuesta por unos 100 voluntarios y visitan cuatro establecimientos penitenciarios.

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