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Card. Sturla: "fuimos creados por amor y para amar"

Misa Crismal en la Catedral de Montevideo

Este Jueves Santo, por la mañana, tuvo lugar la Misa Crismal en la Catedral Metropolitana. Esta celebración incluye la consagración de los santos óleos que se usan para los catecúmenos, el bautismo, las confirmaciones, ordenaciones, consagración de los altares e iglesias y para la unción de los enfermos. En la liturgia resalta el tema del sacerdocio, y su institución por parte de Cristo.

La Misa fue presidida por el Cardenal Daniel Sturla, acompañado por los Obispos auxiliares Mons. Pablo Jourdan y Mons. Luis Eduardo González; y con la presencia de los sacerdotes, diáconos y seminaristas de la Arquidiócesis de Montevideo. Con motivo de la pandemia y para respetar los aforos establecidos, al igual que el año pasado no hubo fieles presentes en la celebración. Igualmente pudo seguirse a través del canal web de ICMtv. En 2020, la Misa Crismal no se realizó el Jueves Santo sino en la Fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, en el mes de junio.

Fuimos creados por el amor de Dios

Al comenzar la homilía, el Card. Daniel Sturla recordó las palabras de Apocalipsis cuando hacen referencia a Jesús que “nos amó y nos purificó del pecado por medio de su sangre, e hizo de nosotros un reino sacerdotal para Dios, su Padre”. “Esta palabra llena de alegría nuestros corazones, que se gozan de pertenecer al reino sacerdotal —que cantábamos al inicio de la celebración—”, resaltó.

Como Arzobispo de Montevideo, invitó a los sacerdotes a mirarse unos a otros, “con la benevolente mirada del Señor que nos ama, nos purifica y constituye en nosotros su reino sacerdotal para el culto de Dios y el servicio de los hombres”. “Él nos amó, subrayó, y este amor es la primera afirmación que está en el centro de la experiencia humana y sacerdotal: el amor de Dios, creador y redentor. El amor que se nos adelanta, que nos ama primero. Fuimos creados por amor y para amar. Somos un pensamiento de Dios, un latido de su corazón”, añadió.

Aseguró que solamente en este amor de Dios “encuentra sentido la existencia humana. Dios es Amor y nos ha creado a su imagen y semejanza. Toda vida humana se hace más humana en la medida que vive por amor y para amar, porque para esto fuimos creados”.

Ensanchar el corazón

Más adelante, el Card. Daniel Sturla quiso ahondar en la vivencia del ministerio sacerdotal. Mencionó que “la vida de servicio que supone el ministerio sacerdotal, con la opción radical del celibato y en las diversas formas de vida consagrada en la Iglesia, nos hablan de un amor que es capaz de llenar el corazón humano”. Y exclamó: “¡Qué bueno descubrir la alegría en el servicio al Señor!”.

Agregó que el celibato sacerdotal significa “libertad para amar más y a más”, porque si no es así, advirtió, “se puede transformarse en soltería comodona que nos va secando el corazón”. En definitiva, sostuvo que “se trata de ampliar el corazón, de pedirle al Señor que lo ensanche, como dice san Pablo y lo repiten los Salmos”.

Siguiendo su alocución, el Arzobispo de Montevideo recordó a los obispos, sacerdotes y seminaristas presentes que “el Señor que nos amó y nos eligió, es también —como nos dice el Apocalipsis— el que nos purifica del pecado con su sangre. Nos confiamos a Él, nos fiamos de Él. Recurrimos a Él en este día sacerdotal”. También habló sobre la necesidad del perdón Dios para renovar las promesas del día de la ordenación. Llamó, además, a adentrarse en el corazón lleno de amor de Jesús.

Manos que traen a Cristo

Luego, el Card. Daniel Sturla quiso hacer mención de los sacerdotes y seminaristas extranjeros. “Entre nosotros, dijo, son muchos los que han dejado su tierra —más lejana o más cercana—, están entre nosotros para servir al Señor y a su pueblo; para amar y hacer amar al Amor. Han ensanchado el corazón con espíritu misionero. Gracias por venir a nuestra tierra y a nuestra Iglesia”.

El Arzobispo de Montevideo también tuvo palabras para los seminaristas, tanto diocesanos como religiosos. “Su juventud nos llena de aliento a los que ya estamos veterano”, reflexionó. Y alentó a los futuros sacerdotes ya que “nunca ha sido fácil este camino, pero parece que hoy se necesita mayor coraje aún, para vencer la hostilidad del mundo, ante la opción vocacional por la vida sacerdotal o consagrada. Su testimonio nos llenan de energía y deseo de renovarnos”.

Sobre el final de la homilía, recordó un momento muy importante de toda ordenación sacerdotal: la unción de las manos del nuevo sacerdote. “Estamos llamados a mirar nuestras manos y agradecer su amor, porque son manos ungidas para la entrega”, recalcó. “Aunque no tengan visibles las marcas de los clavos, son manos del Señor Jesús Resucitado. Son manos para bendecir, para perdonar, para ungir, para servir a los más pobres, para preparar una olla popular, para atender a los enfermos”, reflexionó.

“Están hechas —de un modo especial— para tomar en ellas el fruto de la tierra y el trabajo de los hombres; y por nuestra voz y nuestra intención ser Cristo, que por la acción del Espíritu Santo, realiza en ellas la transformación más inaudita que hace de esos dones nuestros el mayor don de Dios, el Cuerpo y la Sangre de Cristo”, concluyó.

Próximas celebraciones

La Semana Santa continúa en la noche de este jueves con la Misa de la Cena del Señor, que da inicio al Triduo Pascual. La celebración que presidirá el Card. Daniel Sturla será en la Parroquia Tierra Santa, desde las 19 hs., y podrá seguirse —al igual que todas las celebraciones—, en vivo por el canal de Youtube de ICMtv

 

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