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“A los pies del volcán”

El Santuario del Movimiento Apostólico de Schoenstatt en Nueva Helvecia cumple ochenta años desde su construcción, siendo el primero del mundo fuera de Alemania.

¿Cómo una pequeña comunidad, en un rincón perdido de la pequeña ciudad de Vallendar, en Alemania, llegó a construir un movimiento presente en más de cien países? “Todo lo que se hizo es gracias a la Virgen y al P. José Kentenich”, responde casi al instante la hermana Marinés, cuando aparecen este tipo de interrogantes.

Ella es una de las cinco hermanas que integran la comunidad del Santuario de Schoenstatt en Nueva Helvecia, en un amplio terreno que ocupa casi una manzana entera y en el que convive la naturaleza con el colegio Mater Admirabilis, ahora administrado por la Fundación Sophia.

Aunque el espacio —y, claro está, las responsabilidades— son grandes, la capilla es administrada exclusivamente por estas cinco hermanas argentinas, todas ellas provincianas. “Hablo sin tonada, pero si quieren se la agrego [risas]. Hace cuarenta y ocho años que vine a Nueva Helvecia y hace cincuenta y nueve que dejé mi casa paterna, soy la más veterana de la casa”, explica Marinés, de origen cordobés. “Todas somos maestras menos una, que no es maestra de escuela sino de manualidades. Hizo la escuela industrial y enseñó durante veinte años. Somos educadoras, por eso estamos acá junto al colegio, es parte de nuestra misión”, complementa.

Una mirada diferente

Si empezamos por la fundación del Movimiento Apostólico de Schoenstatt, nos debemos remontar a 1914, en el pueblo de igual nombre que significa “hermoso lugar”.

El origen de aquella comunidad data de varios siglos antes: “Se llamó así desde 1143, cuando fue elegido por las monjas agustinas y el obispo, que buscaban un sitio para un convento. Justamente, de ese convento antiguo todavía se conserva la torre de la iglesia de las hermanas y una casa que es conocida como la casa vieja o antigua, y la capilla. El templo también data del siglo XII y tiene las características de la época, con un estilo bien de campo. La capilla estaba abandonada”, reconoce.

«Todo el origen de Schoenstatt se enmarca en la divina providencia»

Hna. Marinés

El P. José Kentenich, fundador y referente para el movimiento, ingresó a la comunidad de los Palotinos. Era 1912 cuando empezó como docente de latín y alemán en el Seminario Menor, tras haber sido ordenado como sacerdote. Pero el cambio se produjo en 1914, cuando comenzó a ser el director espiritual del centro. “Tenía un rol de guía, consejero y acompañante de los seminaristas. Trabajó junto a los jóvenes su formación pedagógica y sus procesos de desarrollo de personalidad. Se opuso a las agresiones físicas como mecanismos educativos o de castigo, generando el respeto de todos los jóvenes. Comenzó a entrenar en ellos la confianza, al grado de dejarlos solos durante las evaluaciones, pero los alumnos no se copiaron. Sentían mucho agradecimiento hacia él”, contextualiza la Hna. Marinés.

Bajo el amparo de María

La fecha de nacimiento de Schoenstatt se sitúa en 1914, durante una prédica que realizó a los seminaristas.

“En primera instancia, el P. Kentenich trabajó casi sin tocar el tema religioso. Y eso que ellos eran seminaristas y él era su director espiritual. Primero los quiso formar como personas. Después se ocupó del culto, y pidió aquella capilla abandonada, que se usaba para guardar herramientas. De esa manera se fundó la congregación mariana, en abril de 1914. En octubre de aquel año nace como santuario”, detalló la Hna. Marinés.

El camino para el P. Kentenich había quedado claro dos años antes, cuando asumió como director espiritual con las siguientes palabras: “Bajo la protección de María, queremos educarnos a nosotros mismos para ser caracteres firmes, libres y sacerdotales".

“El santuario se genera a partir del anhelo de esos jóvenes por su capillita, querían tenerla presente a donde fueran, y aunque llevaban una foto consigo no era claramente lo mismo. Todo eso se ve en las cartas, ese es el origen de la Schoenstatt. La Virgen y la divina providencia generaron el resto”, explica Marinés, visiblemente emocionada.

La divina providencia

¿Qué llevó a la comunidad del pueblo de Schoenstatt a construir su santuario en Nueva Helvecia?

La idea del santuario original apareció en el P. Kentenich luego de leer el origen del santuario de Pompeya, que fue iniciado por un laico al pie del volcán. Esa misma inspiración mantuvo como foco el sacerdote para impulsar la aparición de otros santuarios en distintas partes del mundo, sin importar las dificultades que fueran surgiendo.

La aparición de los distintos santuarios filiales de Schoenstatt trae muchos recuerdos. Fuente: R. Fernández

El primer templo en Nueva Helvecia estaba ubicado a unas cuadras del Santuario de la Schoenstatt. Curiosamente, era evangélico y católico a la vez, por lo que en la mañana se celebraba un culto y en la tarde el restante.

“En marzo de 1937 vinieron las tres primeras hermanas. Empezaron a dar clases en abril sin siquiera saber bien el idioma. Un año después se compró el terreno con un súper préstamo bancario, porque no había otra manera de hacerlo, además de contar con la ayuda de las hermanas. Al año siguiente comenzaron las primeras clases todavía con el edificio sin acabar. Para financiar las obras se hacían kermeses, se vendía pan con dulce, ropa… lo que fuera. Hubo mucha ayuda y donaciones. Cuando el dinero se acababa, se les avisaba a los albañiles para que pudieran seguir con otras obras hasta que hubiera más recursos. Las hermanas contaban las monedas para poder pagar”, recuerda.

El procedimiento se repitió para la construcción del santuario. El obispo otorgó la autorización para su edificación el 8 de octubre de 1942 y encomendó al P. Lorenzo Amengual bendecir la piedra fundamental, que sería colocada el 18 de octubre. El templo dedicado a la Madre Tres Veces Admirable se inauguró finalmente un año después.

Vidas de servicio

Uno de los aspectos que destaca la Hna. Marinés, es que Schoenstatt constituye un movimiento variado: “Son veintiséis agrupaciones jurídicamente autónomas. Fuera del fundador, no hay ninguna otra persona con autoridad dentro de nuestra organización y sobre estos grupos. Hay diversos grados de entrega, sin dudas para la Iglesia católica es un gran ejemplo”.

«Somos hijos de la guerra. No solo de las de armas, hay ataques de todo tipo»

Hna. Marinés

El Movimiento Apostólico de Schoenstatt se compone por seis institutos seculares, bajo la visión de que todas las vocaciones deben tener su lugar: el Instituto Secular de las Hermanas de María, el Instituto Secular de los Hermanos de María, el Instituto Secular de los Sacerdotes Diocesanos de Schoenstatt, el Instituto Secular de los Padres de Schoenstatt, el Instituto Nuestra Señora de Schoenstatt y el Instituto Secular de Familias.

Precisamente, este último grupo es el que despierta mayor cuestionamiento, según la Hna. Marinés: “Que existan matrimonios que lleven una vida consagrada no es un punto entendido por todos. Lamentablemente es así, pero es muy bueno que exista una unión consagrada a Dios y que dedique su vida al servicio. Sé que es complicado de comprender o de compartir”.

Un año de festejos

“Para nosotros es un orgullo, una alegría enorme. Tanto para nosotras, las hermanas, como para todos quienes integran el movimiento de Schoenstatt. El santuario es construido para todo el país, es de todos los uruguayos”, afirma la Hna. Marinés.

“Estas ocho décadas fueron de altibajos, como todas las instituciones, pero nunca se interrumpió nuestro trabajo. Son años de fiesta, de muchas bendiciones y gracias. La misión del P. Kentenich tiene mucho futuro”, concluye con alegría.

 

Por: Leandro Lia

Redacción Entre Todos

Perfil:

P. José Kentenich, fundador de Schoenstatt

En 1914 creó el movimiento, tras asumir como director espiritual del Seminario Menor de los Palotinos.

Entre 1941 y 1945 estuvo en un campo de concentración, por considerarse una amenaza para el gobierno nazi.

Desde 1951 y hasta 1965 estuvo exiliado en Milwaukee, Estados Unidos.

Commentario(1)

  1. Prof. Instr. Roberto A. Rodríguez Lizardi says

    Estuvimos de visita en el Santuario de Schoensttat el sábado 8 del corriente mes de julio. Nací en Nueva Helvecia – Colonia Suiza. Vivimos en Montevideo. Disfrutamos y recorrimos en Familia el hermoso lugar y el querido Santuario. En lo personal me unen dos acontecimientos importantes, el primero que fui bautizado por el Rvdo. P. Don Lorenzo Amengual en la Iglesia de la Santísima Trinidad de nuestra querida Ciudad y el segundo me eduqué en el Colegio y Liceo Pallotti, donde mis Directores fueron el Rvdo. P. Don Máximo Lehmann y el Rvdo. P. Don José Fuchs, que fuera en su momento Encargado del Movimiento de Schoenstatt. Muchas «FELICIDADES por éstos 80 años, esperando que siga creciendo con la protección de Nuestra Madre la Virgen María Tres Veces Victoriosa y Admirable.

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