No comments yet

¡La Palabra en vos cumple 8 años!

El camino y el futuro de una iniciativa de evangelización para los tiempos que corren.

El pasado 5 de junio, La Palabra en vos, una iniciativa de un grupo de laicos, que junto a una importante cantidad de sacerdotes hace llegar la Palabra de Dios diariamente a miles de hogares, cumplió sus primeros ocho años de vida.

Este sábado 8 se realizará su celebración en la capilla del Colegio Maturana, y todos están invitados a participar de este encuentro. Durante esa tarde, sacerdotes compartirán su testimonio sobre cómo vivencian su participación en LPV. Además, Pepe Crespo acompañará con su música. Por su parte, la misa será presidida por el Pbro. Gonzalo Estévez y concelebrada por los sacerdotes que diariamente participan en LPV. En el coro de la celebración participarán Marcos Agüero y Fernanda Coelho.

Entre Todos quiso dialogar con Pedro Gaudiano y Cecilia Maronna, el matrimonio detrás de esta aventura de evangelización a través de las redes. compartimos con ustedes parte de este diálogo.

¿Cómo está viviendo el equipo de La Palabra en vos (LPV) este octavo aniversario? Y mirando este tiempo en perspectiva, ¿pensaban que la iniciativa iba a durar tanto tiempo?

La verdad que cuando comenzamos —el domingo 5 de junio del 2016—, nos sorprendió que el primer día se sumaran al envío del audio 365 personas y estábamos encantados. Tuvimos que hacer más de un grupo de Whatsapp, porque en aquel momento tenían un máximo de cien personas. Hoy, ocho años después, tenemos en el teléfono oficial más de diez mil contactos. Tenemos cuatro comunidades que están integradas por varios grupos. A su vez, hay grupos de instituciones educativas —por lo que llegamos a colegios, liceos y preuniversitarios—; tenemos grupos de parroquias; movimientos eclesiales; grupos de matrimonios que se juntan una vez a la semana para escuchar y rezar la Palabra; grupos de ministros extraordinarios de la eucaristía.

Dios es grande, generoso y sobrepasa todo lo que uno puede imaginar. No soñábamos que esto podía llegar a tener el alcance que tiene. Después de todo este tiempo realmente nos sentimos muy agradecidos, porque esto traspasa las fronteras de nuestro país, llega a lugares muy alejados. Sabemos que LPV llega diariamente a más de cincuenta países.

Es interesante también el giro que tomó la iniciativa con la pandemia. Aquello —anterior a 2020— de que llegara la palabra de un sacerdote diariamente a tu celular, todos los días, fue una novedad total.

Y después, con la pandemia y la generalización de la virtualidad, la llegada de LPV se multiplicó. Nosotros buscábamos que esa virtualidad tampoco nos alejara del otro y que la Palabra realmente nos uniese en un contacto de persona a persona. Por eso, desde el teléfono oficial, siempre intentamos recibir y atender las llamadas, los consejos que nos hacen, todo en lo que pudiésemos ayudar. La idea es estar en contacto con el otro, desde el equipo, con los sacerdotes.

¿Cómo se realiza un producto comunicacional pensando que esto le va a llegar no solo a personas en Montevideo, sino a gente de otros lugares, con una variedad tan importante de sacerdotes? ¿Cómo se piensan los contenidos desde esa perspectiva?

El principal objetivo es la difusión de la Palabra de Dios. Los destinatarios son tan distintos y de tantos lugares, que no se piensa tanto en un destinatario modelo, sino en cómo se transmite la Palabra, porque tenemos la convicción de que actúa y cambia los corazones de la gente.

Desde el comienzo contamos con el apoyo del Card. Sturla, desde aquel puntapié inicial de junio de 2016; y al día de hoy ya contamos con la participación de cinco obispos. Es decir, algo que comenzó en Montevideo cuenta, actualmente, con la participación activa de otras diócesis de nuestro país.

Y, por otro lado, está la participación de diferentes realidades de la Iglesia; algo que nos preocupó desde siempre al equipo de LPV. Hay diez carismas distintos, no solamente el clero secular —que son la mayoría de los que graban los audios—, pero también hay jesuitas, salesianos, dominicos, de Dalmanutá, del Opus Dei, del Movimiento de Schoenstatt, de la Sociedad San Juan, Carmelitas, Neocatecumenales; y eso, creemos, es una de las mayores riquezas que tiene esta propuesta. Porque no se escucha la misma voz, sino que escuchas voces distintas, con espiritualidades distintas, con experiencias distintas.

También tenemos la experiencia de sacerdotes que estuvieron en Montevideo y que hoy están en el exterior, pero aún siguen grabando para la LPV o comparten los otros audios con sus comunidades.

¿Cómo proyectan LPV de aquí en más? Porque LPV ha ido cambiando y cada vez debe ser más exigente.

Sí, en realidad nosotros también estamos pensando quién nos va a suceder en esta labor, sobre todo en los temas de organización, porque cada uno cumple su rol, desde los contenidos, pasando por la planificación, agenda, gestión. Alguien que está desde el principio con nosotros es Daniela Rinaldi, pero también hay un grupo de colaboradores para la música, el diseño gráfico y todo lo que se necesita.

Queremos hacer un apartado con el tema de la música, porque para nosotros es muy importante. Consideramos que la música es universal, que luego de escuchar la Palabra hace que se alargue un poco más ese tiempo de oración, ese tiempo de estar tranquilos, despojados de todos los ruidos del mundo.

En otro aspecto, nos parece que los protagonistas de todo esto son los sacerdotes y por eso tratamos de hacerle más sencillo y agradable su trabajo, para que grabar los audios no se convierta en una carga.

Por eso estamos tratando de agrandar el equipo, porque el trabajo es muy lindo y exigente, y los años también pasan, jajaja.

¿Cuáles creen que son las fortalezas de la propuesta?

Nos parece que algo muy importante es la perseverancia. Los audios salen todos los días, y la gente los está esperando, como al mediodía reciben la imagen de la Virgen y la oración para rezar por el papa, por la Iglesia. Esa constancia, esa gotita de agua, creo que es algo que la gente valora, porque sabe que lo tiene ahí, en cualquier momento del día, a la mañana, a la tarde o a la noche. Es algo que les permite dedicar aunque sea un ratito del día para conectarse de la mejor manera con la Palabra. Eso es lo que nos importa, que la Palabra llegue, y sobre todo que llegue a la gente que está alejada de la Iglesia, de llegarle al corazón a aquellas personas que están por fuera, que están lejos, que no conocen a Dios, que están en otro registro.

Por eso insistimos mucho a los sacerdotes que el lenguaje que tienen que utilizar no es un lenguaje teológico, académico o una clase, no es algo que dan por presupuesto, cosas que la gente de Iglesia ya sabe. Entonces, lo importante es que la Palabra también toque el corazón de aquel que está más lejos.

Nos han llegado montones de testimonios a través del celular de LPV, algunos de ellos impactantes. Recuerdo el de una persona que tenía la intención de suicidarse y escuchando la Palabra le cambió la vida. Eso, para nosotros, es la Providencia; Dios tocó el corazón de esa persona para que no se quitara la vida, y solamente por ese hecho, uno dice valió la pena y vale la pena lo que hacemos nosotros con toda la gente del equipo para llevar adelante este proceso.

La Palabra de Dios es eficaz. Él se encarga más allá de lo que uno hace y sobrepasa todo lo que uno podría llegar a imaginar. Y es tan así, que cuando comenzamos con el envío de los audios, empezamos a sentir como que había cierto ego, de decir “bueno, tengo este proyecto y mirá cómo funciona”. Pero en un momento hubo un quiebre, cuando nos dimos cuenta de que era imposible, literalmente imposible, calcular y buscar a cuánta gente se está llegando con la LPV. ¿Por qué? Porque esta acción, si bien nosotros colaboramos, es de la Palabra de Dios, y la Palabra obra de una manera misteriosa.

En el fondo, es el Señor mismo que va tocando los corazones y utiliza esta herramienta que es muy chiquita y muy humilde, y que no tiene grandes cuestiones de análisis, de marketing y mediciones de audiencia, que carece de toda esa aparatosidad; cosas que, además, no nos importan.

Lo único que sí tenemos claro —y también lo tienen los sacerdotes que participan— es que vamos a seguir con el pequeño granito de arena diario y la Palabra de Dios se encargará del resto.

 

Por: Camilo Genta

Redacción Entre Todos

Escribir comentario