El 2 de febrero celebramos a la Virgen de la Candelaria, que origina una particular tradición en Punta del Este.
Son muchas las razones que llevan a que fieles de todo el país participen de las actividades por la Virgen de la Candelaria. De hecho, desde hace más de cien años, cada 2 de febrero los católicos en Punta del Este tienen un encuentro especial con María.
Se trata de una tradición emparentada con la historia de Maldonado, que motiva a pobladores y turistas a manifestar su fe con una expresión única en nuestras costas. Es una historia que comenzó su camino hace más de un siglo, pero que se sigue escribiendo hoy, de cara al mar.
Una celebración diferente
El sol caía a plomo sobre la costa de Punta del Este. Era una tarde sofocante, los relojes marcaban las cuatro de la tarde, los termómetros superaban los treinta grados y el cielo sin una nube. Para la treintena de fieles que aguardaban sobre la rambla, la espera se volvía un ejercicio de resistencia. Algunas remeras empapadas, botellas de agua que circulaban entre ellos y la sensación de que el aire no daba respiro. Pero nadie se movía. Nadie renunciaba. Todos aguardaban con alegría el comienzo de la procesión en honor a nuestra madre.
Sobre las cinco de la tarde zarpó el primero de varios barcos, con la imagen de la Virgen de la Candelaria visible desde la popa. Un hombre —con megáfono en mano— inició los rezos, que serían continuados por algunas hermanas. Las distintas oraciones se propagaron como olas a través de los barcos, yates y motos de agua que acompañaron la procesión marítima. El agua estaba en calma, como si también ella se hubiese recogido en oración. En cada tramo, una avemaría. En cada giro del timón, una canción en su honor.

Cuando los botes “tocaron tierra” nuevamente, la multitud era visiblemente mayor. Varias decenas de fieles se incorporaron progresivamente en el camino rumbo a la parroquia Nuestra Señora de la Candelaria, a escasos metros del faro de Punta del Este. Con cada cuadra caminada, se sumaban familias, adultos con sombreros, jóvenes con mochilas, niños tomados de la mano de sus padres. El calor seguía implacable, pero ya nadie pensaba en eso. El paso de los fieles marcaba el ritmo de los rezos, y sus voces acompañaban la oración.
Al llegar al templo, la imagen de la Virgen encontró un mar de gente esperándola. Otras decenas —quizá, cientos— de personas ya estaban ubicadas afuera de la parroquia, muchas de ellas en sillas dispuestas para la ocasión. La eucaristía se celebró afuera, bajo un cielo que empezó siendo de día y terminó siendo de noche.
Por María, con Jesús
“¡Buenas tardes para todos! Sean muy bienvenidos a esta celebración de la Virgen de la Candelaria. Les damos la bienvenida, y una bienvenida especial al señor nuncio apostólico de su santidad, monseñor Gianfranco Gallone, que ha querido presidir esta celebración”. La voz de monseñor Milton Tróccoli se escuchó con absoluta claridad, antes de iniciar la celebración. El obispo de la diócesis de Maldonado-Punta del Este-Minas aprovechó para agradecer a todos los presentes —entre los que se encontraba el intendente departamental, Antía, entre otros representantes municipales—, además de la colaboración recibida por la policía de tránsito y a las autoridades del Yacht Club.

La santa misa inició con la bendición de las velas, símbolo por excelencia del festejo de la Virgen de la Candelaria: “Vamos a celebrar con alegría, poniendo en el altar del Señor nuestra vida, la vida de todos los que queremos y a quienes traemos en nuestro corazón, para ponerlo en las manos de María, nuestra madre, que ella lo pone todo en las manos de Jesús. Y sabemos que todo aquello que ponemos en sus manos, Jesús nos lo devuelve en bendición. Así que vamos a comenzar la celebración con la bendición de las candelas, de las velas. Queremos ser luz, llevar la luz de Jesús a nuestros hogares y a todos los que nos rodean”, explicó Mons. Tróccoli.
Como advirtió, la misa estuvo presidida por el nuncio apostólico, Mons. Gianfranco Gallone, con motivo de la celebración del año Jubilar. El representante de la santa sede en Uruguay comenzó su prédica explicando el significado de la fecha: “La fiesta de la Candelaria no es una celebración mariana sino cristológica, porque es el encuentro de Jesús Señor, salvador y redentor, con su pueblo (…) Hoy nuestra Madre fue a recogernos en el mar para que viniéramos a escuchar la palabra de Jesús. Hoy compartimos juntos la Fiesta de la Presentación del Señor, una fiesta antiquísima, que tiene su origen en la tradición de las Iglesias orientales, que ya en el siglo IV las celebraban con el nombre de Fiesta del Encuentro. Se conmemora el encuentro de Jesús en el templo con su padre, con Simeón y con Ana, representantes del resto de Israel que permaneció fiel a Dios”.
El nuncio apostólico culminó su homilía con algunas menciones del documento de convocatoria al Jubileo de 2025 Spes non confundit, escrito por el papa Francisco:
“El santo padre, en la convocatoria del Jubileo que estamos celebrando juntos, nos habla de la esperanza, don que brota de la cruz. ‘La esperanza —dice el papa— efectivamente nace del amor y se funda del amor que brota del Corazón de Jesús traspasado en la cruz. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más ahora que estamos reconciliados, seremos salvados por su vida. Y su vida se manifiesta en nuestra vida de fe, que empieza con el Bautismo, se desarrolla en la docilidad a la gracia de Dios y, por tanto, está animada por la esperanza, que se renueva siempre y se hace inquebrantable por la acción del Espíritu Santo’. Los padres de aquí recuerdan muy bien el día del santo bautismo de sus hijos. En cierto momento del rito, el sacerdote invita a los padres a encender las candelas desde el Cirio Pascual y les dice: ‘Recibe la Luz de Cristo’, y después invita a los padrinos a ser testimonios de luz. Pidamos entonces este don, y que Dios nos ayude a acoger la gracia de la esperanza, que brota del árbol de la cruz”.

Su origen
“En Punta del Este hay un motivo particular que hace luminosa y querida esta celebración, porque está vinculada al sentido de custodia y protección de patrocinio que sentimos brotar del amor providente de Dios por nosotros, invocando a nuestra Madre de la Candelaria”, advirtió Mons. Gallone durante la celebración. Y, efectivamente, es así.
Todo comenzó cuando Juan Díaz de Solís llegó a las costas de Maldonado, el 2 de febrero de 1516, día de la fiesta litúrgica de la Purificación de la Virgen María y de la Presentación del Niño Jesús en el Templo. En ese instante, Díaz de Solís bautizó al lugar como puerto de la Candelaria, para recordar a dicha advocación mariana, originaria de la isla española de Tenerife, ubicada en el Océano Atlántico.
Pero no fue hasta comienzos del siglo XX que los fieles comenzaron a realizar una particular procesión, que parte de la parroquia Santa María de la Candelaria, ubicada frente al faro, y parten en oración por las calles de la ciudad.
Desde 1997, con motivo del nonagésimo aniversario del balneario, las procesiones se trasladaron al mar, y una fila de veleros, yates y distintas embarcaciones, llevaron la imagen de la Virgen a través de las aguas esteñas, iniciando una singular tradición. También se venera a la Virgen de la Candelaria en la playa Brava, próxima a la playa El Emir, sitio donde los vecinos construyeron una ermita.
Luz de Cristo
Según narra la tradición, en 1392, dos aborígenes que pastoreaban su rebaño notaron que los animales, al aproximarse a un barranco, dejaban de avanzar. Al acercarse, uno de ellos vio una pequeña imagen de la Virgen María en madera, de aproximadamente un metro de altura. Luego notó que en su mano izquierda aquella señora cargaba una candela, mientras que en su brazo derecho llevaba a un niño con un pajarito de oro.
Desde entonces, la Virgen de la Candelaria es venerada en Tenerife en la basílica que lleva su nombre, y es la patrona de las Islas Canarias. Con el paso de los años, su devoción se fue extendiendo hacia otros países, y actualmente es considerada la segunda advocación mariana más extendida en América Latina, después de la Virgen de Guadalupe.

A todo esto, la Fiesta de la Candelaria se celebra con diversos nombres: la Presentación del Señor, la Purificación de María, la fiesta de la Luz y la fiesta de las Candelas. Cada uno de estos nombres evidencia el significado de la festividad: María nos presenta a Cristo, Luz del mundo, para que nos ilumine como ocurre con las velas o candelas.
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