La coordinación de esfuerzos entre parroquias para hacer más efectiva la ayuda. Escribe el diácono Juan de Marsilio.
La unión hace la fuerza y la coordinación ayuda a que el esfuerzo dé más y mejores frutos. Ha de ser por eso que en la zona pastoral San Lucas Este, que abarca buena parte del este y del nordeste del Departamento, barrios de trabajadores donde la pobreza extrema es frecuente, han decidido coordinar su pastoral social, para potenciar los esfuerzos de cada parroquia. Para informar sobre esta realidad, tan dura y a la vez tan esperanzadora, una tarde de esta Cuaresma, el equipo de Pastoral Social de la Arquidiócesis de Montevideo se hizo presente en una de las reuniones de coordinación.
Hablar de pastoral social es frecuente, pero no lo es tanto el conocimiento preciso acerca de ella. ¿En qué consiste este servicio de la Iglesia?
La pastoral social zonal es el servicio de la Iglesia que busca hacer presente el Evangelio en la vida social. Se centra en el acompañamiento de los más vulnerables, la promoción de la dignidad humana y la justicia social. No se trata solo de asistencia material, sino también de fomentar el desarrollo integral de las personas y comunidades, impulsando valores como la solidaridad, la fraternidad y el compromiso cristiano en la vida social.
Somos un servicio a todo quienes necesiten de nosotros, en nuestra comunidad y nuestra zona, que brindamos a corazón abierto recibiendo la vida como viene. Lo vivimos en reciprocidad, porque todos somos necesitados de pan y de abrazos. Necesitamos de encuentros profundos, al estilo de Jesús. En cada acción buscamos encontrarnos con un Dios que ama a todos, que no hace diferencias.
¿Con qué espiritualidad se vive y trabaja en la pastoral social?
Las encíclicas de Francisco Laudato Si’, acerca del cuidado de nuestra casa común, la Tierra, y Fratelli Tutti, que convoca a la fraternidad universal, son camino y horizonte para nuestra pastoral social. Nos sentimos muy confirmados y desafiados por el magisterio de Francisco. Se trata de la espiritualidad del buen samaritano, de poner en práctica lo que el Maestro nos enseñó: “Tuve hambre y me dieron de comer…” (Mt. 25). Podríamos decirlo también así: “Tuve hambre de pan y de abrazo… y fue una oportunidad para hacernos hermanos y hermanas”. Y así, día a día, en el mano a mano con el vecino, sin olvidar que todos y cada uno de los seres humanos somos pobres, necesitados de Dios, tratamos de evangelizar.
¿Cómo surgió la idea de trabajar en equipo en toda la zona, además de en cada parroquia?
Desde la primavera del 2022, empezamos a organizar el Consejo Pastoral Zonal. De las diez parroquias que somos, más de la mitad inmediatamente después de la pandemia nos sentimos desafiados a caminar como zona.
Lo seguimos haciendo desde entonces con reuniones bimensuales. Fuimos creando lazos de fraternidad, nos escuchamos descubriendo nuestra identidad desde la vida de Santa Marta.
Atentos a la realidad, fuimos respondiendo algunas necesidades, como por ejemplo la problemática de la droga. Hicimos tres talleres y encontramos algunas pistas para trabajar en cada comunidad. Algo pequeño pero significativo. También respondimos juntos las preguntas que nos hacían para el Sínodo de la Sinodalidad y muchas cosas más. En la primavera del 2023 los diáconos del equipo de pastoral social de la Arquidiócesis nos convocaron a articular las acciones sociales que ya existían en las parroquias y fue relativamente fácil encontrarnos. Con alegría vimos que podíamos compartir lo que ya teníamos en marcha. Nos informamos mutuamente sobre los servicios que cada parroquia está brindando. Esa información nos enriqueció a todos.
En un grupo de WhatsApp común vamos solicitando cosas concretas que necesitamos: “¿Alguien tiene alguna silla de ruedas o un bastón?”. “Tengo ropa para compartir, ¿alguna parroquia está necesitando?”; “Nos han donado muebles, ¿alguno los necesita?”. Son nuestros vasos comunicantes y trabajamos para mejorarlos. Algunas parroquias tienen servicio de abogados, entonces los vinculamos. Otras ya tenían huertas y otras andaban con ganas de tenerlas. Nos comunicamos con Cáritas y dos ingenieras agrónomas nos vinieron a ayudar. Fue muy bueno su aporte. Estamos contentos con lo que va aconteciendo, gracias a Dios.
¿Alguna anécdota que pinte lo que se siente al servir en la pastoral social?
Una de las experiencias más significativas fue cuando integrantes de la comunidad que recibían ayuda de la huerta decidieron sumarse como voluntarios. Pasaron de beneficiarios a colaboradores activos, aportando trabajo y testimonio. Aunque sea en tareas simples como regar y cosechar, apoyan a la comunidad con su trabajo.
¿Otra?
A nivel zonal, la manera en que fuimos distribuyendo, según nuestras necesidades, la comida que vino desde la pastoral social arquidiocesana. No parecía que fuera a ser fácil, pero tuvimos ningún inconveniente. Todo fue vivido solidaria y fraternalmente. Los diáconos hicieron una excelente articulación.
Ya que nombran a los diáconos, ¿qué papel creen es corresponde a laicos, diáconos y sacerdotes en la pastoral social?
Los laicos desempeñan un papel fundamental en la labor pastoral dentro de la comunidad, ya que, desde su vida cotidiana, su cercanía con el barrio, con las vecinas y los vecinos, dan ejemplo de solidaridad y compromiso con el Evangelio.
Los diáconos tienen una función especial en el servicio y la atención a los más necesitados, apoyando y promoviendo diversas iniciativas sociales. El diácono es mediador y gestor de encuentros entre laicos, sacerdotes y pueblo, contacto con el resto de la Iglesia local y nacional, para compartir noticias, novedades y necesidades
Los sacerdotes, además de acompañar espiritualmente, nutren desde la Palabra de Dios, la oración y los sacramentos. Ayudan a fortalecer la unidad y a orientar el trabajo pastoral.
Todos y todas las discípulas y discípulos de Jesús, desde la vocación y el estado de vida al que Dios haya llamado a cada uno, estamos convocados a vivir con alegría y compromiso el Evangelio de solidaridad, inseparable de la promoción de la justicia social.
¿Qué desafíos presenta el trabajo en su zona pastoral? ¿Cuáles son las mayores carencias y necesidades?
Uno de los mayores desafíos es la falta de recursos y apoyo para sostener proyectos que requiere la continuidad. También es difícil llegar a todos los que necesitan ayuda, ya que las necesidades son muchas: alimentación, vivienda, empleo, formación, en fin, tantas cosas tan básicas y urgentes.
Son desafíos las drogas, el suicidio, la salud mental. Tenemos que seguir aprendiendo a articular con la mayoría de las organizaciones barriales para dar respuestas en conjunto a estas problemáticas tan serias.
Otro reto es mantener la motivación y el compromiso de los voluntarios, que muchas veces deben enfrentar dificultades personales y laborales. Sin embargo, vemos que cuando trabajamos juntos, con fe y perseverancia, las puertas se van abriendo.
¿Qué planes y proyectos tienen planteados?
Fortalecer el trabajo en red con las parroquias que ya estamos articulando en la zona y sumar a las que todavía no están coordinando. Articular con otros agentes pastorales (escuelas católicas, movimientos, etc.) que están trabajando en nuestro territorio. Seguir nutriendo y fortaleciendo nuestra espiritualidad, vinculándola con el año jubilar: “Peregrinos de esperanza”.
Seguir profundizando “los vasos comunicantes” para que sigamos haciendo sinergia con las donaciones que nos llegan.
¿Cómo podrían los lectores de esta nota ayudarlos en su tarea?
Los lectores, que también somos nosotros, tendríamos día a día que profundizar en la tarea de ser parte de nuestras comunidades, animarnos a construir allí donde estemos, propiciar espacios y tiempos de pastorear las necesidades de nuestros prójimos/próximos, nuestros hermanos de comunidad, animarnos a mirar a las parroquias y capillas vecinas. Lo social no es solo la necesidad de pan material. Tendremos que animarnos a ver cuál es el pan que necesita nuestra comunidad, nuestros barrios, nuestros hermanos, nuestros vecinos. Todos podemos colaborar como voluntarios en las diferentes actividades sociales que haya en la parroquia de cada uno. Y los que quieran apoyar el trabajo de alguna de las parroquias de nuestra zona, bienvenidos sean. Y como siempre, es fundamental el apoyo en oración, pidiendo a Dios que nos dé fuerzas para seguir adelante y que toque los corazones de quienes pueden colaborar.