Junto a los sacerdotes Gonzalo Estévez, Juan Andrés Verde y la artista Agó Páez Rodríguez, el quincenario Entre Todos recorrió la historia y la actualidad de la parroquia de Carrasco.
Los comienzos
A comienzos del siglo XX los empresarios Alfredo Arocena, José Ordeix y Emilio Elena, decidieron crear un balneario en el este de Montevideo.
Para esto lotearon lo que en tiempos de la colonia había sido territorio concedido a uno de los ciudadanos fundadores de la capital del país de apellido Carrasco. Aunque la voluntad de los creadores del balneario era llamarlo Villa del Mar, los pobladores lo llamaban balneario de Carrasco; luego se convirtió en barrio.
Desde tiempo antes ya existía una presencia celebrativa cristiana, porque en la casa de la familia Keren-Aguerre —en las actuales calles Divina Comedia y la Rambla—, se celebraba la misa dominical con sacerdotes provenientes de la parroquia de los Carmelitas del Prado, zona muy distante en ese entonces.
En la década de los años cuarenta el templo fue ampliado debido al incremento de fieles que visitaban la zona en verano y los que se iban estableciendo definitivamente.
Contaba con una sola nave, que terminaba donde actualmente está el crucero. Más tarde, se agregaron las dos naves laterales y toda la estructura del crucero hacia adelante.
En ese tiempo pertenecía a la parroquia del barrio de La Unión, San Agustín y la Medalla Milagrosa.
María, la estrella
En la calle Dr. Gabriel Otero 6489 se encuentra la parroquia Stella Maris. Fundada por el arzobispo de Monevideo Juan Francisco Aragone el 24 de febrero del año 1934, es la primera parroquia bajo el patrocinio de la Stella Maris; probablemente porque estaba cerca del mar.
Su nombre se debe a varias razones, así lo contó el actual párroco Gonzalo Estévez.
“En ese lugar vivían familias de pescadores. También, la Orden de los Hermanos de la Bienaventurada Virgen del Monte Carmelo ―más conocida como de los Carmelitas―, quienes comenzaron con las celebraciones religiosas”, relató.
Según el sacerdote, la tradición enseña que “cuando se establecieron los primeros ermitaños en el Monte Carmelo, en sus cultos veneraban a la Virgen como la Estrella del Mar; más tarde se le llamó Virgen del Carmen”. Estas fueron las influencias que llevaron a que se llamara de esa manera.
Es probable que la imagen de la Virgen la haya traído la familia Arocena desde París en el año 1919. Es la que acompaña a la comunidad desde entonces. Al ingresar al templo, se encuentra ubicada a la derecha.
El barrio, en ese momento, se llamaba Carrasco, pero anteriormente era conocido como balneario Villa del Mar.
Con estilo propio
El templo fue construido por el arquitecto Ruano y por el ingeniero Capurro. Ellos definieron el estilo neogótico. Gonzalo Estévez dio detalles sobre el templo: “Lo que más lo identifica es su altísimo techo de dos aguas y su sistema de vigas interiores. Las columnas son de madera, al igual que los arcos. Es muy hermoso y peculiar”, aseguró.
La imagen de la Stella Maris estuvo en el altar mayor hasta el año 1961, luego se trasladó al altar lateral antes mencionado. En el altar mayor se colocó un Cristo que colgaba; estuvo hasta el año 1990, cuando se colocó el Cristo pantocrátor.
La imagen fue tallada en madera por la escultora Estela Calvo, y llevada por el párroco de ese tiempo, hoy obispo emérito de Canelones, Alberto Sanguinetti. Fue financiado por la comunidad parroquial, al igual que la nueva casa parroquial.
El actual párroco dio detalles sobre el proceso de la comunidad: “En el camino de consolidación como comunidad se compró la casona que estaba por la calle Arocena, de las más antiguas de Carrasco; su dueño fue Bidone. Por casi 50 años vivieron los sacerdotes y funcionó la actividad pastoral. Durante el curato de Alberto Sanguinetti se construyó la actual casa sacerdotal”, contó.
“Actualmente ―agregó― la casona funciona con actividades pastorales, fundamentalmente con catequesis de niños. En el predio de la parroquia, Pro Mejores Viviendas construyó un local comercial. El año pasado lo entregaron y se construyeron cinco nuevos salones”.
“La Stella Maris es parte de nuestra vida, y sobre todo en la época de la cordillera de Los Andes, íbamos al templo a rezar todos los días. También nos reuníamos con los familiares de los chicos desaparecidos a rezar el santo rosario en los hogares”. Ago Páez
En familia
Agó Páez Rodríguez nació en Montevideo y, desde pequeña, participó junto a su familia de las actividades de la parroquia. La artista plástica, hija del famoso pintor y escultor uruguayo Carlos Páez Vilaró compartió la importancia que para ella y su familia tiene “la Stella Maris”, tal como le gusta llamarla.
La artista recordó varios momentos: “En Stella Maris se casaron mis padres. Allí recibí los sacramentos de la Comunión y la Confirmación. Con mi abuela frecuentábamos siempre la parroquia. Participé del Grupo Scout, era líder. Todos los fines de semana nos juntábamos a ver películas y también hacíamos kermeses”.
En el mes de diciembre, como es tradicional, se llevaba adelante la procesión con la imagen de la Virgen, casa por casa: “Cuando fue a la nuestra, le preparamos un altar de alverjillas rosadas”.
El día 13 de octubre del año 1972 cayó el avión que transportaba 45 pasajeros —19 de ellos pertenecían al equipo de rugby Old Christians Club—. Allí estaba el hermano de Agó: Carlitos Páez.
El avión de la Fuerza Aérea que partió del Aeropuerto de Montevideo rumbo a Santiago de Chile, chocó contra una montaña cayendo en la Cordillera de Los Andes, más precisamente en el extremo occidental de la República Argentina.
La artista recordó los momentos que pasó junto a su familia y a los seres queridos de los demás jóvenes en los 72 días de incertidumbre.
La Virgen fue clave en la búsqueda. “La Stella Maris es parte de nuestra vida, y sobre todo en la época de la cordillera de Los Andes, íbamos al templo a rezar todos los días. También nos reuníamos con los familiares de los chicos desaparecidos a rezar el santo rosario en los hogares”.
El 23 de diciembre de 1972 fueron rescatados 16 sobrevivientes, entre ellos su hermano Carlitos; también Fernando Parrado y Roberto Canessa, entre otros.
Para la artista plástica “seguir la estrella es seguir a Cristo en mi corazón y siento que la Virgen nos guía al encuentro con él”.
Movida joven
El equipo de sacerdotes está compuesto por el padre Gonzalo Estévez, párroco desde el mes de marzo del año 2013; el padre Juan Andrés Verde, más conocido como “Gordo Verde”, encargado de la pastoral juvenil de la parroquia; el sacerdote Jairo Banegas, vicario encargado de las actividades con los grupos de niños; y el seminarista Josué Hernández, en su último año de formación; el próximo año será ordenado diácono y posteriormente sacerdote.
En los últimos años la parroquia adquirió más espacios para realizar las tareas con niños y jóvenes. Además de la Casona de la calle Arocena, cuenta con ocho locales más y una casa en la rambla.
El padre Verde dio detalles sobre las actividades que se desarrollan: “Más de doscientos niños participan de la preparación para recibir la primera comunión. La catequesis se realiza de manera pedagógica, se utilizan ornamentos, elementos litúrgicos para que los niños se familiaricen con ellos”.
Y agregó: “Hay una mesa coordinadora de jóvenes que articula todas las actividades juveniles y un grupo de referentes encargados de la parte de logística: confirmación, preconfirmación, comunicación, donaciones y misiones”.
Son ciento veinte los guías de confirmación y preconfirmación, y treinta grupos de jóvenes.
“Destaco el servicio social comprometido en los barrios Santa Eugenia y Felipe Cardozo». P. Gonzalo Estévez
Las misiones se realizan en el barrio Felipe Cardozo y, además existe un programa misionero que se lleva adelante en el barrio Santa Eugenia. Este último, convoca a un grupo de jóvenes muy amplio; brindan apoyo escolar, un taller de escritura y lectura para adultos, oratorio para niños, y la asociación civil Cirineos, que brinda techos dignos para las familias.
Verde es el referente de uno de los grupos de ayuda solidaria más conocidos: Movimiento Luceros. Funciona en la parroquia todas las semanas. “Varios son los jóvenes que se reúnen para misionar: un grupo se dedica a la misión en el parador nocturno, y hoy es un hogar que recibe a catorce personas en situación de calle”, contó.
El párroco asegura que los jóvenes de Stella Maris tienen una gran vocación de servicio: “Asumieron un serio compromiso misionero, no solo en Montevideo, sino también en el interior del país. También tenemos acuerdo con el Mides: recogemos gente de la calle y les ofrecemos una ducha, la cena, cambiarse la ropa, pasar la noche y desayunar”.
“Destaco el servicio social comprometido en los barrios Santa Eugenia y Felipe Cardozo, con la gente en situación de calle; llevan alimentos y un tiempo de cercanía y de afecto”.
Stella Maris es una parroquia que mantiene una fuerte vida litúrgica con las celebraciones de casamientos y bautismos. Sigue siendo una comunidad elegida por muchas personas para celebrar y bendecir su amor.
3 Comments
Estoy conociendolos pero más que nada quiero hacer donación de diferentes artículos por favor comuníquese al 098657294 para coordinar
Cómo puedo hacer una donación?
¡Buenas tardes, Juan! ¿Cómo estás? ¡Gracias por tu colaboración! Los podés contactar al 2600 1413 o acercándote al templo. ¡Saludos!