El libro de los Hechos de los Apóstoles menciona cómo era la vida de las primeras comunidades cristianas: comunidades orantes, comunidades que se reunían en torno a la fracción del pan, comunidades que acudían a las enseñanzas de los apóstoles, que buscaban la comunión de corazón y de bienes. Esas características de la vida cristiana siguen siendo una invitación desde los orígenes hasta hoy.

¿Cuál es el sentido del Fondo Común Diocesano?

Podría responderse con uno de los pasajes de los Hechos de los Apóstoles: “compartían sus bienes entre sí según la necesidad de cada uno”. (Hch 2, 44)

La Colecta del Fondo Común Diocesano tiene como fin cubrir cuatro gastos esenciales de la Iglesia de Montevideo, que son: la formación de los seminaristas o futuros sacerdotes, el sostenimiento del Hogar Sacerdotal, donde viven los sacerdotes mayores, ya retirados de su actividad, el Fondo de Ayuda al Clero, que apunta a cubrir mínimamente los gastos básicos de todo sacerdote, y el apoyo a las parroquias que se ubican en contextos socio económicos de mayor dificultad.

La colecta, que se realiza en tres momentos distintos del año, cubre cerca del 40% de la totalidad de estos gastos. El resto se ha financiado, estos últimos años, a través de otros aportes puntuales y de la campaña “Iglesia de Todos”, que busca financiar la misión y las acciones pastorales de la Iglesia local.

Tradicionalmente el mecanismo de colaboración era un sobre, que se dejaba disponible en cada parroquia, donde uno podía colocar su aporte y entregarlo para este fin. Desde el año pasado, además de la opción de colaboración a través de las buzoneras, se ofrece la plataforma digital - colecta.icm.org.uy - que posibilita la contribución de forma remota, mediante la plataforma de Mercado Pago.

Tanto el clásico sobre como la plataforma digital tienen como fin ser herramientas para manifestar un compromiso con nuestra iglesia local y con la necesidad de nuestros hermanos. ¡Seamos parte!